El riesgo de 'golpe de Estado' del Servicio Federal de Seguridad (FSB) contra el presidente ruso, Vladimir Putin, crece cada semana a medida que continúa la guerra en Ucrania por el fracaso del asedio, que ya cumple 31 días.
Según ha publicado el diario The Times, una fuente anónima habría enviado una docena de cartas a Vladimir Osechkin, una de las personas más buscadas de Rusia por su trabajo denunciando los abusos en las cárceles, asegurando que "el caos y el descontento" se han apoderado de los servicios de seguridad tras la invasión de Ucrania.
Gran parte de esta infelicidad, explicaba Osechkin, deriva del efecto que han tenido las sanciones sobre los oficiales del FSB, a quienes a menudo se les llama la "nueva nobleza" en Rusia, y que ya no podrán "ir de vacaciones a sus villas de verano, ni a Italia, ni llevar a sus hijos a Disneyland París", añade.
Los empleados del FSB, la agencia de espionaje nacional de Rusia de la que Putin fue director de 1998 a 1999, obtienen salarios mucho más altos que los ciudadanos comunes, además de un apartamento que les da el Estado, según recoge este diario.
Osechkin, fundador del grupo de derechos humanos 'Gulagu.net', habría revelado que el denunciante está a cargo de un pequeño departamento de análisis dentro de esta organización.
Segunda fase de la operación
Cuando se cumple un mes de la invasión a Ucrania, Rusia ha asegurado esta semana haber prácticamente completado la primera fase de la intervención que comenzó en el país vecino el pasado 24 de febrero.
"En general, las misiones principales de la primera fase de la operación están completadas", explicaba el jefe adjunto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de Rusia, coronel general Serguéi Rudskói.
En el mayor parte militar ofrecido por el Kremlin desde el inicio de la ofensiva en Ucrania. Rudskói aseguró que las Fuerzas Armadas han bloqueado Kiev y Chernígov en el norte de Ucrania; Járkov en el este; Sumy en el noreste; y Mykoláiv en el sur.
También informó de que la región de Jersón, en el sur, y la mayor parte de la región de Zaporiyia, en el sureste, están bajo pleno control de las Fuerzas Armadas rusas.
Las fuerzas ucranianas negaron por su parte que Rusia haya logrado bloquear Kiev y Chernígov.
Además, por segunda vez desde el comienzo de la operación militar, Moscú ofreció este viernes sus bajas militares, al admitir 1.351 militares muertos y 3.825 heridos. La nueva cifra es casi tres veces mayor a la que ofreció el Ministerio de Defensa ruso el pasado 2 de marzo, que ascendía a 498 caídos en combate.