Rendirse nunca ha sido una opción para Ucrania. Perder, tampoco. Ya lo advirtió su presidente, Volodímir Zelenski, poco después de que Rusia comenzase a bombardear el país el 24 de febrero. "Seguiremos luchando por nuestra tierra, sea cuál sea el coste", prometió, desafiante. Y de momento ha cumplido con su palabra. La guerra se ha dilatado ya más de 100 días por efecto de la extraordinaria resistencia ucraniana, la torpeza de las tropas rusas en el frente y, sobre todo, por las ingentes cantidades de armamento que Occidente ha enviado a Ucrania.
"La voluntad y la determinación pueden ayudar en un primer momento, pero sin el apoyo internacional Ucrania no hubiese aguantado tanto tiempo", explica a EL ESPAÑOL Jordan Cohen, analista de defensa y política exterior del CATO Institute. Sobre todo porque partía con una gran desventaja militar. En 2021, Rusia destinó 650.900 millones de dólares al presupuesto militar, mientras que Ucrania gastó poco más de 5.900 millones, según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri).
Un desequilibrio inicial que las fuerzas ucranianas han logrado compensar gracias a la asistencia militar que ha llegado del extranjero. Concretamente, 30 países y la Unión Europea han suministrado armas y pertrechos militares desde el inicio de la invasión. Incluso desde antes.
Ya en 2014, cuando Rusia anexionó ilegalmente la península ucraniana de Crimea, naciones como Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Dinamarca, Finlandia, Alemania o Lituania comenzaron a asistir militarmente al país. Al principio, se hizo llegar ayuda humanitaria, militar de carácter no letal (cascos, chalecos antibalas o transmisores de radio…) y asistencia técnica.
Reino Unido llegó a poner en marcha la Operación Orbital, un programa de entrenamiento destinado a instruir a las Fuerzas Armadas de Ucrania y del que se han beneficiado cerca de 20.000 militares en estos años, según datos del Ministerio de Defensa británico.
Sin embargo, la mayoría de armas llegaron a Ucrania a inicios de 2022, cuando Moscú comenzó a desplegar tanques y soldados en la frontera con la nación vecina. Por entonces pocos parecían creer en esa "invasión inminente" de la que alertaba el Gobierno de Estados Unidos. Pese a ello, países próximos a Rusia, como Polonia y los tres bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) mandaron los primeros misiles antitanques y antiaéreos.
Estas armas defensivas fueron las primeras en llegar y, hoy por hoy, representan la mayoría de las que se han transferido al país. Son, además, las que el ejército de Zelenski ha encontrado más efectivas.
Misiles de defensa; una bendición
"Los misiles antitanques, antiaéreos y antibuque han sido esenciales durante las primeras fases de la guerra", sostiene Cohen, también investigador de la plataforma Forum on the Arms Trade.
Sobre todo los misiles antitanques Javelin, que se han convertido en icono de la ayuda militar occidental. Su funcionamiento sencillo ha sido clave en el campo de batalla. Y es que "en 30 minutos alguien que no ha disparado en su vida puede aprender el funcionamiento", asegura Cohen. Además, que sean sistemas de "dispara y olvida" —es decir, que el misil no requiere ser guiado después de su lanzamiento— ha permitido causar daños en las filas enemigas reduciendo el riesgo para los soldados.
Por el momento, estos sistemas proceden del Reino Unido (que ha enviado 200 de este tipo y 4.200 de tipo NLAWS) y en su mayoría de Estados Unidos, que dice haber proporcionado más de 6.500 Javelins (los últimos 1.000 el 1 de junio) y más de 1.400 sistemas Stinger, su equivalente antiaéreo.
En la defensa aérea también ha contribuido Alemania. Pero lo ha hecho con una remesa de 50 Gepard, unos tanques antiaéreos de rápido movimiento que, aunque fueron desarrollados en la década de los 60, llevan incorporado un efectivo radar que permite derribar objetivos a larga distancia. Así, la nación más desmilitarizada de Europa tras la Segunda Guerra Mundial ha mandado un total de 2.500 sistemas antiaéreos (Stinger incluidos) desde febrero.
Sin embargo, los armamentos alemanes no son los únicos que proceden del siglo pasado. Los misiles antiaéreos S-300 también fueron fabricados en tiempos de la Unión Soviética, pero están demostrado ser una de las armas más valiosas para acabar con los aviones y drones rusos.
El principal donante de estos instrumentos es Eslovaquia, aunque donante quizá no sea la palabra más adecuada. Porque si entregó a Ucrania un número no especificado de sus sistemas S-300 fue después de que Estados Unidos le ofreciese a cambio una batería de misiles Patriot estadounidenses.
A inicios de mayo también comenzaron a llegar a Ucrania misiles antibuque como una respuesta de Occidente al bloqueo de las fuerzas navales rusas en el mar Negro. Hace apenas dos días, el Ministerio de Defensa ucraniano anunciaba a través de Facebook que estaban utilizando misiles Harpoon procedentes de Dinamarca, Reino Unido y Países Bajos.
Millones de rifles y municiones
Las tropas ucranianas han recibido como agua de mayo los misiles de defensa. Sin embargo, numéricamente, no tienen nada que hacer con las unidades de armas de fuego y municiones que han llegado de fuera.
Sólo Estados Unidos ha enviado 7.000 armas pequeñas —entre las que se incluyen revólveres, ametralladoras, fusiles y rifles— y más de 50 millones de municiones.
Canadá, por su parte, invirtió siete millones de dólares en ametralladoras, revólveres, carabinas, rifles para francotiradores y más de 1,5 millones de municiones. Bélgica (5.000 rifles de asalto), República Checa (7.000 rifles y 3.000 pistolas) y Finlandia (2.500 rifles de asalto y 150.000 cartuchos) son otros de los países que también han contribuido con grandes cantidades de estos materiales.
"Se trata de elementos pequeños, que se pueden transferir en grandes cantidades, son fáciles de usar y permiten defenderse a los soldados y, sobre todo, a los civiles", explica Cohen.
Artillería y drones "kamikaze"
En las últimas semanas, Ucrania ha hecho de la artillería pesada el corazón de su ejército. Y a pesar de que ha lamentado no recibir suficientes cantidades, cientos de obuses y proyectile han ido a parar a manos de las tropas ucranianas en los últimos meses.
Sobre todo, cañones de artillería cedidos por Australia, Canadá (20.000 proyectiles de artillería), Estados Unidos (108 cañones y 220.0000 proyectiles) y Estonia (9 cañones).
Estados Unidos también ha mandado un tipo de armamento pesado que ha generado inquietud en Moscú: los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS, por sus siglas en inglés). Un potente lanzamisiles de gran precisión que puede alcanzar objetivos a 80 kilómetros de distancia.
La Administración de Biden ya envió durante el segundo mes de guerra algunos de estos instrumentos y ahora, ante las insistencias de Zelenski, el país ha anunciado que suministrará más. Eso sí; con la condición de que Ucrania no los utilice en suelo ruso.
Pero si la artillería ha conseguido ser precisa no ha sido (o no sólo) gracias a las habilidades de las fuerzas ucranianas. También ha tenido mucho que ver el empleo de drones, que han infligido grandes pérdidas en las filas enemigas.
En este campo, Turquía ha sido la gran protagonista gracias a sus
drones Bayraktar TB2. Unos sofisticados aviones no tripulados que pueden equiparse con cuatro misiles de hasta 700 kg y que Ucrania lleva comprando al país desde 2019. Hoy por hoy se calcula que las fuerzas armadas ucranianas cuentan con al menos 36 de estos aparatos que se están utilizando tanto para distraer al enemigo como para atacar sistemas de artillería… y barcos rusos.
Las Fuerzas Aéreas ucranianas utilizaron este tipo de drones para confundir
a los soldados rusos durante su ofensiva en el mar Negro. Concretamente, los hicieron volar sobre el Moskva, el buque insignia de Rusia, para que luego dos misiles antibuque Neptune (de fabricación ucraniana) hundieran el barco.
No obstante, el grueso del cargamento de drones procede de Estados Unidos, aunque son mucho menos sofisticados. Según datos del Ministerio de Defensa del país, se han enviado 700 Switchblade, también conocidos como "drones kamikaze" por su capacidad para volar hacia el objetivo y explotar. Además, se han suministrado también 121 Phoenix Ghost —que funcionan de manera parecida— y un número indefinido de drones Puma, que se lanzan a mano.
Tanques y helicópteros... soviéticos
Los tanques (sobre todo los de origen soviético T-72M), los vehículos blindados y los helicópteros también han desempeñado un papel fundamental en la contraofensiva ucraniana. Aunque, en comparación con el resto de armamento, Occidente ha cedido pocos ejemplares.
El paquete de ayuda de Estados Unidos incluía, por ejemplo, helicópteros, aunque el país ha tenido que comprar un tipo específico (el Mi-17) a países del este de Europa porque son los que las tropas ucranianas saben pilotar. Han enviado, de momento, 20 unidades.
Los checos y los eslovacos también han contribuido con unos helicópteros de ataque que tienen sello soviético: los gigantes Mi-24. Al parecer, son también los que estarían utilizando las fuerzas rusas.
Estados Unidos, el gran banco de Ucrania
Estados Unidos es, de lejos, el país que más ayuda militar ha proporcionado a Ucrania. De hecho, su compromiso financiero es tres veces mayor que el de todos los países de la Unión Europea juntos, según un informe del Instituto Kiel para la Economía Mundial.
Ya había proporcionado 2.700 millones de dólares en ayuda militar desde 2014. Pero desde el 24 de febrero hasta el 1 de junio, se ha gastado 54.000 millones de dólares en Ucrania. Una cantidad que la Casa Blanca ha ido suministrando en varias tandas que comenzaron con paquetes de 800 y 300 millones y que culminaron con una extraordinaria inyección de 40.000 millones a mediados de mayo.
Estados Unidos se ha gastado 54.000 millones de dólares en ayuda a Ucrania dese que empezó la guerra
Ahora bien, este último paquete de ayuda incluye, no sólo asistencia militar, sino también médica y humanitaria. Además, cerca de 9.000 millones se destinarán a rellenar las reservas armamentísticas de EEUU. No es para menos: hay informes que señalan que el envío de Javelins a Ucrania ha dejado al país con muy pocas unidades.
Por su parte, el total de las ayudas de los países de la Unión Europea alcanza, con Polonia a la cabeza, los 4.500 millones de euros. A eso se le suma la ayuda comprometida por las instituciones europeas, que han desbloqueado una dotación de 2.000 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz para financiar equipamiento y suministro a las fuerzas armadas ucranianas.
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