"No se puede utilizar el hambre de la gente como un arma de guerra", espetó hace unos días el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borell. Esto ya ha llevado a un aumento récord en los precios del grano en el mercado mundial y, según diversos organismos, podría provocar una crisis alimentaria mundial y una inflación creciente.
Unos 7 millones de toneladas de trigo, 14 millones de toneladas de grano de maíz, 3 millones de toneladas de aceite de girasol y otros 3 millones de toneladas de harina de girasol no han podido llegar a los mercados internacionales por el bloqueo ruso a los puertos ucranianos, según el gobierno de Kiev.
Pese que a sus principales puertos, en Odessa y Mariúpol, siguen bloqueados por la guerra, Ucrania ha conseguido exportar cerca de 1,5 millones de toneladas de cereales por tierra, con el uso del ferrocarril y las carreteras que no están dañadas, tal y como ha informado la embajadora del ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano, Olha Trofimtseva.
En este contexto, la diplomática elogió los esfuerzos de Polonia, Alemania y otros países para construir centros de tránsito en las fronteras, acelerar el paso de trenes con granos ucranianos entre países a puertos donde pueden cargarse en barcos, precisó.
Poner fin al bloqueo en Ucrania
Los Gobiernos de Turquía y Reino Unido insistieron este jueves en la necesidad de crear un sistema que permita sacar a los mercados las toneladas de cereales bloqueadas en Ucrania debido a la invasión rusa, con Londres advirtiendo que si no hay una solución el mes que viene, podría producirse una "hambruna global".
"Es urgente que se tomen medidas durante el mes que viene, antes de la nueva cosecha", advirtió la ministra de Exteriores británica, Elizabeth Truss, durante una rueda de presa en Ankara con su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu.
"Si no se resuelve este problema, es probable que se produzca una enorme hambruna mundial", afirmó la ministra, quien destacó que Turquía está desempeñando un importante papel en las negociaciones para desbloquear las exportaciones de trigo y otros alimentos desde Ucrania.
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Truss acusó al presidente ruso, Vladímir Putin, de usar el hambre como arma al bloquear unas 20 millones toneladas de grano en los puertos marítimos ucranianos.
Naciones Unidas pidió el pasado mayo que se produjese la reapertura inmediata del puerto de Odesa para aliviar la crisis alimentaria mundial. El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, hizo entonces un llamamiento para desbloquear las toneladas de grano ucraniano que esperan en los puertos meridionales del país para poder ser exportados.
"Los graneros ucranianos están llenos. Al mismo tiempo, 44 millones de personas en todo el mundo rozan la hambruna. Nos queda poco tiempo. El coste de no hacer nada será mucho mayor de lo que la gente puede imaginar".
La marina rusa mantiene bloqueados las salidas de Ucrania al mar Muerto, además de haber masacrado a Odessa, la ciudad portuaria del suroeste ucraniano, con sus constantes ataques.
Çavusoglu, por su parte, insistió en que si se llega a un acuerdo, bajo supervisión de Naciones Unidas, se creará un pasaje seguro para que los barcos mercantes abandonen las aguas territoriales de Ucrania y se instalará un centro de control en Estambul.
"Los barcos que vayan hacia los puertos ucranianos serán inspeccionados para asegurar que no transportan armas", dijo el ministro, que insistió en la necesidad de dar garantías a Rusia.
En este aspecto, Borrell recalcó que "el problema viene del bloqueo ruso del grano ucraniano. Millones de toneladas de trigo están bloqueadas y millones de personas no podrán comer ese trigo, así que la guerra va a tener consecuencias dramáticas para el mundo". "Pedimos a Rusia que desbloquee los puertos (ucranianos) y permita que este producto salga", concluyó.
Peligro global de hambruna
La Organización de Naciones Unidas (ONU) ha advertido de que la subida de los precios de los combustibles, la crisis energética y el encarecimiento de alimentos básicos, generada en parte por el bloqueo comercial de las exportaciones de trigo ucraniano, sustento fundamental para la alimentación de un puñado de países, han generado una tormenta perfecta que derivará en un "huracán de hambrunas".
Mientras que Europa y Estados Unidos sufrirá ese revés traducido en una subida de precios de alimentos básicos, en África la crisis alimentaria culminará en malnutrición, enfermedad y muerte. Una bomba de relojería que se lleva gestando desde hace años.
Somalia, uno de los más pobres del continente, será uno de los más perjudicados. Solía importar un 92% del trigo de Rusia y Ucrania, pero ahora mismo las líneas de suministro internacionales están hechas añicos. La situación es dramática. Esa carencia, sumada a las sequías, a los conflictos étnicos y a las enfermedades provocadas por el virus del sarampión o el cólera, entre otras catástrofes, recrudecerá los problemas de desnutrición infantil y defunciones por falta de comida en territorio somalí.
Chad, el cuarto país empezando por la cola en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), ha decretado ya la "emergencia alimentaria". De sus casi 6 millones de habitantes, un tercio se encuentra en peligro de muerte y necesita "ayuda humanitaria urgente", tal y como señala el Consejo Militar de Transición que gobierna el país. Casi el 50% de los habitantes chadianos viven en pobreza extrema, situación que se recrudecerá en los próximos meses ante la crisis alimentaria despertada por la invasión rusa de Ucrania.