En los primeros días de la invasión rusa de Ucrania hubo un término que no dejaba de repetirse en los medios propagandísticos vinculados al Kremlin: "Novarossiya" o “Nueva Rusia”. Se trata de una vieja aspiración nacionalista que pretende unir todos los territorios de habla rusa en Ucrania: desde Járkov al norte, pasando por el Donbás y bajando hacia el sudeste por Dnipropetrovsk, Zaporiyia, Jersón, Mikolaiv y, por supuesto, Odesa. Esa "Nueva Rusia" era el objetivo principal del ataque ruso, lo que se consideraba como mínimo aceptable en esta confrontación.
La anexión de todos esos territorios se podía hacer de dos formas: una rápida, política, consistente en tomar Kiev y derrocar al gobierno Zelenski para colocar un títere que aceptara la cesión de esas provincias… y una lenta, bélica, más dolorosa, que consistía en su conquista militar. Fracasada la primera vía, la segunda sigue en proceso. Las palabras del alto mando ruso lo dejaron claro al anunciar en abril la segunda fase de su “operación especial”: "El objetivo es ocupar el Donbás y unirlo a Transnitria mediante un corredor". Si miran un mapa, verán que eso es lo mismo que construir en la práctica esa teórica “Nueva Rusia”.
Para ello, el problema está más en el sur que en el este. Oímos hablar mucho de Sievierodonetsk, de Lisichansk, de Sloviansk, de Kramatorsk… pero muy poco de los enormes problemas que está teniendo Rusia para consolidar su control sobre las costas del Mar de Azov y el Mar Negro. Desde que, a las dos semanas de iniciarse la guerra, Rusia tomara Melitopol, Jersón y cercara Mariúpol, la única novedad en ese frente ha sido la conquista de esta última ciudad, emblema de la resistencia ucraniana, a un costosísimo precio de vidas humanas.
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El ejército ruso, proveniente en su mayoría de Crimea, llegó a colocar el frente a unos veinte kilómetros de la ciudad de Zaporiyia y se quedó a aún menos de conquistar Mikolaiv… pero entonces la tortilla dio la vuelta y desde entonces lo único que ha podido hacer es defenderse. Se dice que ahora son los ucranianos los que están en plena contraofensiva y que el aeropuerto de Jersón queda a apenas diez kilómetros de sus posiciones. Todas estas informaciones son muy difíciles de verificar independientemente.
De Mariúpol a Zaporiyia
En algún momento, si de verdad Rusia quiere ser fiel a sus objetivos declarados, tendrá que intentar extenderse hacia Odesa en el oeste, hacia Járkov en el norte y subir líneas hacia el Dniéper, donde se ubican las ciudades clave de Dnipropetrovsk, Zaporiyia y Mikolaiv. En los últimos meses nos habíamos olvidado por completo de ese eje porque estábamos demasiado centrados en el este, pero las noticias de la última semana hacen pensar que se puede abrir un nuevo frente en la zona en cualquier momento.
Al parecer, después de dos meses de descansos, reparaciones y remplazos, parte de las tropas que tomaron Mariúpol y la famosa acería de Azovstal están marchando por la T0803 rumbo a Zaporiyia, la capital de una región que Rusia controla casi en su totalidad. La importancia de Zaporiyia es enorme y hasta ahora dábamos por hecho que sería un objetivo secundario a la toma de Kramatorsk en el este, es decir, que solo cuando la provincia de Donetsk cayera, se centrarían las tropas rusas en la desembocadura del Dniéper, río que prácticamente parte en dos el país.
Si los rusos intentaran en serio un ataque desde el sur, eso supondría un problema evidente para la defensa ucraniana, que ya no contaba con ello. Es muy dudoso que Rusia tenga suficiente material y suficientes hombres para lanzarse a dicho ataque, pero quizá sí le dé para entretener al ejército ucraniano en escaramuzas que le distraigan de la defensa del este. En caso de conseguir avances reales hacia Zaporiyia, el escenario que se le abre a Rusia es estratégicamente muy apetitoso.
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La importancia estratégica de Zaporiyia
Para hacerse una idea, Zaporiyia está situada a cuatro horas en coche de Donetsk, a una hora y cuarto de Dnipropetrovsk remontando el río Dniéper, y a otras cuatro horas de Mikolaiv, en el otro sentido del río. En otras palabras, está en el medio de esa “Novarossiya” con la que sueña Putin, y su control permite abrir a la vez otros tres frentes llegado el momento. Por lo que sabemos, que no es exacto, el frente sur se encuentra a esa altura a unos quince kilómetros de Komyshuvakha, que a su vez queda a treinta y cinco de Zaporiyia capital.
En resumidas cuentas, los rusos están a cincuenta kilómetros del objetivo, y, hasta ahora, en posición defensiva. Si estos movimientos de tropas, reconocidos incluso por Petro Andriushenko, el asesor del alcalde ucraniano de Mariúpol, tienen una finalidad ofensiva, podríamos entrar en una fase completamente distinta de la guerra. No solo por el hecho de que se despierte un frente que parecía dormido sino por lo que puede suponer que Rusia consiga utilizar Mariúpol como punto de ataque.
Si su finalidad es defensiva, simplemente complicará cualquier intento de contraofensiva ucraniana, pero, de momento, esas contraofensivas se están centrando en Jersón, con actividad partisana esporádica en alguna ciudad más al este como Melitopol. No se percibe una especial necesidad defensiva justo en esa carretera, pero los movimientos son continuos desde hace ya demasiado tiempo. Adónde van esos carros de combate y esas unidades de transporte lo sabremos próximamente. De momento, su sola movilización ya debería despertar cierto recelo en Kiev y valorar el uso de algunos de sus temibles HIMARS en cortar la T0803 antes de que sea demasiado tarde.
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