Cuando Erdogan desbloqueó el acceso de Finlandia y Suecia a la OTAN durante la cumbre de Madrid nadie esperaba que lo hiciese sin pedir nada a cambio. Así fue: le exigió a los países nórdicos modificar sus políticas sobre terrorismo y lograr así una victoria diplomática clave para sus intereses nacionales. Un éxito que, al parecer, no es suficiente para garantizar "la seguridad del país".
Apenas unas semanas después de la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno de los Estados miembros de la Alianza, Turquía ha vuelto a centrar su atención en las islas del mar Egeo. Un territorio ahora griego que ha enfrentado a los dos países vecinos durante décadas.
De hecho, en los últimos 50 años, Grecia y Turquía han estado al borde de la guerra en al menos tres ocasiones. Las disputas abarcan numerosas cuestiones, entre ellas la soberanía de los islotes deshabitados, el supuesto incumplimiento de los tratados internacionales y los derechos de exploración de hidrocarburos en el Mediterráneo oriental.
Las tensiones han ido aumentando en los últimos meses. Este mismo mayo, Erdogan anunciaba la ruptura de las relaciones bilaterales con Mitsotakis. No obstante, el enfrentamiento más reciente lo ha provocado una fotografía en la que Devlet Bahceli, líder del partido socio del presidente turco, aparece sujetando un mapa. Y no uno cualquiera, sino uno donde las islas griegas de Creta, Lesbos, Quíos y Samos aparecen marcadas de rojo; el color que según la leyenda del margen inferior señala el territorio que pertenece a Turquía.
"¿Un sueño febril de extremistas o la política oficial de Turquía? ¿Otra provocación o el verdadero objetivo?", se preguntaba en un tuit el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis, que exigía a Erdogan que "dejase claro su posición sobre las últimas payasadas de su socio menor de coalición". Asimismo, el Gobierno de Grecia ha subrayado que se trata de una "provocación".
No obstante, esta no es la primera vez que Ankara reclama la soberanía de las islas del mar Egeo. A inicios de este año, el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, ponía en duda la integridad territorial de la zona, según recoge Europa Press. Lo hacía después de acusar a Atenas de "militarizar" las islas, en contra de lo que dicen los tratados internacionales. "Si Grecia no renuncia a ello, se podría discutir la soberanía de las islas", advertía en el canal de televisión pública del país TRT.
Precisamente, las quejas de Turquía se centran en que su vecino está armando las islas por tierra, mar y aire, y violando así el Tratado de Lausana de 1923. Un acuerdo que prohíbe a Atenas, entre otras cosas, "establecer una base naval" y "sobrevolar el territorio de la costa de Anatolia", y limita las fuerzas militares griegas al "contingente normal llamado para el servicio militar" en algunas islas. En otras, el Tratado de París de 1947 habla solo de desmilitarización.
[Escalada de tensión en el Mediterráneo: Grecia y Turquía inician maniobras navales]
Por el momento, las autoridades griegas no han confirmado ni desmentido esta actividad militar, pero sí han exigido su derecho a defenderse contra los deseos expansionistas de Ankara, sobre todo tras la crisis de Chipre en 1974.
Empeñado en lo que considera una acción ilegal, Erdogan alertó a inicios de junio de que si Grecia no "dejaba de armar" las islas del Egeo, habría "consecuencias catastróficas", según recoge la agencia de noticias Anatolia.
Disputas por las reservas de gas
Pero a pesar de que Turquía alega cuestiones de seguridad, lo cierto es que los vastos yacimientos de gas y petróleo que se encuentran en el Mediterráneo oriental convierten las islas del mar Egeo en un territorio estratégico. Sobre todo ahora que la invasión rusa de Ucrania ha provocado una profunda crisis energética en Occidente.
Desde hace tiempo ambos ambicionan beneficiarse de las reservas de estos recursos que han ido descubriéndose en los últimos años en el suelo marino. Una carrera energética que ha llevado a ambos países a situaciones críticas.
Es el caso de la crisis de 2020, cuando Europa estuvo a punto de despertarse con un enfrentamiento militar entre dos miembros de la OTAN. La escalada de tensión se produjo cuando una serie de buques militares turcos se dirigieron hacia la isla helena de Kastellorizo para realizar prospecciones de gas.
Ante este acercamiento, Atenas envió fragatas para frenar a los turcos. La tensión se relajó gracias a la intervención de la entonces canciller alemana, Angela Merkel, que convenció a Erdogan de que se retirara.
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