"Rusia continúa con su guerra de desgaste, bombardeando de forma indiscriminada cualquier tipo de infraestructura civil, matando a gente inocente. Es una tragedia", denuncia el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. La agresión militar del Kremlin contra Ucrania, que ya va camino de cumplir cinco meses, acapara la agenda de la reunión de ministros de Exteriores de los 27 que se celebra este lunes en Bruselas, la última antes de la pausa veraniega.
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Los jefes de la diplomacia europea tienen previsto desbloquear un nuevo tramo de 500 millones de euros del presupuesto comunitario para financiar la entrega de armamento al Gobierno de Kiev. Con este "acuerdo político", se eleva a un total 2.500 millones la asistencia militar que ha prestado la UE desde el estallido del conflicto, a la que hay que sumar las aportaciones bilaterales de los Estados miembros (de las que no hay cifra consolidada).
Es la primera vez en la historia que Bruselas ha movilizado el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz para financiar la entrega de armas de guerra. Este instrumento tiene un presupuesto global de 5.000 millones de euros para el periodo 2021-2027 y hasta ahora se había utilizado para el envío de asistencia no letal a países aliados. Desde el inicio de la invasión rusa, se ha consumido la mitad del dinero para apoyar a Ucrania.
"Las armas que nosotros logremos suministrar, que nuestros socios transatlánticos logren suministrar, esto es lo que va a ayudar a los ucranianos a detener el ataque total contra su territorio. Es lo que les ha permitido recuperar el control de Snake Island. Es lo que probablemente permitirá a Ucrania reiniciar el transporte de cereales desde el puerto de Odesa", ha defendido el ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis.
"Si hay algo que debe continuarse, es la entrega de armas. Cualquiera que pueda hacerlo -obviamente se trata de los principales países industriales del mundo occidental-, debería acelerar las entregas", ha defendido Landsbergis.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha explicado que España apoya desbloquear este nuevo tramo de 500 millones del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz porque se trata de "apoyar el esfuerzo militar del Ejército de Ucrania para preservar su soberanía, su integridad territorial, su libertad, su democracia".
Los jefes de la diplomacia europea tienen previsto además dar luz verde política al séptimo paquete de sanciones contra el Kremlin que propuso la Comisión el pasado viernes. Su principal novedad es la prohibición del oro ruso, una medida que ya han adoptado los países del G-7. Además, se ampliará la lista negra de oligarcas y dirigentes rusos sancionados y se taparán agujeros de los seis paquetes anteriores.
El nuevo paquete no incluye ninguna medida adicional en el sector energético, por lo que se espera que se apruebe sin problemas este mismo miércoles. La UE ya ha prohibido las importaciones del carbón ruso (una medida que entrará en vigor en agosto) y también ha aprobado un embargo al petróleo (a partir de finales de año). El sector del gas está exento de sanciones, aunque ahora es Vladímir Putin el que amenaza con cortar el suministro.
Borrell ha defendido la eficacia de las sanciones contra Moscú frente al ataque del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que el pasado viernes dijo que "Europa se ha disparado a sí misma en los pulmones", adoptando unas medidas que están asfixiando a su economía y que tienen un efecto menor en Moscú.
"Hay un gran debate sobre si las sanciones son eficaces, si las sanciones nos están afectando a nosotros más que a Rusia. Algunos líderes europeos dicen que las sanciones han sido un error. Yo no creo que fueran un error, es lo que teníamos que hacer y lo vamos a seguir haciendo", ha replicado a Orbán el jefe de la diplomacia europea.
Borrell pone como ejemplo la evolución del precio del petróleo, que según ha dicho se disparó tras el estallido de la guerra en Ucrania, pero empezó a bajar cuando la UE aprobó el embargo a finales de mayo y ahora se encuentra ya a niveles previos al inicio del conflicto. Los últimos datos de la economía rusa, por ejemplo de producción de coches o electrodomésticos, demuestran a su juicio que las sanciones sí están dañando a Moscú.
En todo caso, el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común ha defendido que la UE debe tener "paciencia estratégica", porque no se trata únicamente de anunciar sanciones sino sobre todo de aplicarlas y dejar que surtan efecto.
A todos los países de la UE les preocupa la posibilidad de que el Kremlin cierre definitivamente el grifo del gas, especialmente a los más dependientes como Alemania. "Estamos preparándonos para todo tipo de escenarios", ha dicho su ministra de Asuntos Europeos, Anna Lührmann.
"Sabemos que Rusia puede usar el gas como un arma contra nosotros. De hecho, ya han estado haciéndolo disminuyendo el suministro de gas", ha señalado Borrell. De hecho, el Ejecutivo comunitario tiene previsto presentar este mismo miércoles un plan de contingencia europeo para hacer frente a esta posibilidad. Pero el exministro de Exteriores ha dejado claro que la UE no cederá al chantaje del Kremlin: "No vamos a parar de apoyar a Ucrania y poner sanciones a Rusia".
El otro gran problema que preocupa a los ministros de Exteriores de la UE es el riesgo de una crisis alimentaria mundial provocada por el bloqueo por parte de Rusia de más de 20 millones de toneladas de cereales en Ucrania. Bruselas ha puesto en marcha rutas alternativas para exportar por tren parte del grano. El ministro rumano ha explicado que por su país ya han pasado 2,7 millones de toneladas.
Pero el propio Borrell admite que estos esfuerzos son insuficientes y que es necesario que se concrete el principio de acuerdo alcanzado la semana pasada en la ONU con la intermediación de Turquía para desbloquear el puerto de Odesa y otros puertos ucranianos. "Es un tema de vida o muerte", ha dicho.
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