Este domingo, 24 de julio, se cumplen cinco meses del comienzo de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Y después de más de 150 días de guerra, Rusia no abandona su objetivo ni su lucha.
Lo que parecía un pequeño avance hacia la cordialidad y la paz, fue pronto arruinado por el Kremlin. Este gesto tomó la forma de un acuerdo para facilitar las exportaciones de grano por parte de Ucrania.
Concretamente, este tratado, auspiciado por Turquía y Naciones Unidas y suscrito por separado por Rusia y Ucrania, contempla un corredor marítimo para aliviar la crisis alimentaria provocada por el bloqueo ruso a los puertos ucranianos del Mar Negro desde el inicio de la invasión el pasado 24 de febrero. Así las cosas, y tan solo un día después de haber firmado el pacto, el ejército ruso ha atacado el puerto de Odesa, punto clave para la exportación de los cereales. Ataque que el Kremlin había negado al principio, pero que este domingo ha admitido.
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Hecho que pone en riesgo el mencionado acuerdo. "El misil ruso es un escupitajo de Vladímir Putin en la cara del secretario general de la ONU, António Guterres, y el presidente de Turquía, Recep Erdogan", afirmó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, Oleg Nikolenko, al condenar el ataque al puerto de Odesa.
A su vez, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, declaró que el ataque a Odesa "demuestra solo una cosa: da igual lo que Rusia prometa siempre encontrará una manera de no cumplirlo". Pero este ataque no ha sido condenado solo por las autoridades ucranianas.
Tanto la Unión Europea como Estados Unidos y la ONU han mostrado su malestar al respecto. Específicamente, Estados Unidos condenó este sábado pasado el bombardeo y criticó que solo 24 horas después de haber cerrado el acuerdo para desbloquear las exportaciones de cereales Rusia "viole su compromiso".
"El Kremlin sigue mostrando desprecio a la seguridad de millones de civiles mientras perpetúa su asalto a Ucrania", dijo en un comunicado el secretario de Estado, Antony Blinken, según el cual Rusia "priva a Ucrania de su vitalidad económica y al mundo de su suministro alimenticio". Para el jefe de la diplomacia estadounidense, el ataque de este sábado "plantea serias dudas sobre el compromiso de Rusia con el acuerdo" de la víspera y mina el trabajo de la ONU en Estambul, ciudad donde se selló.
"Rusia violó su compromiso al atacar el histórico puerto desde el que las exportaciones agrícolas y de grano habrían sido transportadas de nuevo", consideró Blinken, para quien Rusia acarrea la responsabilidad de profundizar la crisis alimentaria global "y debe cesar su agresión así como cumplir totalmente el acuerdo cerrado". Las reacciones de rechazo se extendieron asimismo a la embajadora de Estados Unidos en Kiev, Bridget Brink, quien recordó a través de Twitter que el acuerdo sobre los cereales no lleva firmado ni 24 horas y que Rusia debía rendir cuentas por lo ocurrido.
De igual manera, el propio Guterres condenó horas más tarde "de forma inequívoca" los ataques perpetrados contra Odesa, a través de un mensaje en la red social Twiter de su viceportavoz, Farhan Haq. En ese mensaje se recuerda que "ayer, todas las partes asumieron compromisos claros para garantizar el movimiento seguro de granos ucranianos y productos relacionados".
Crisis alimentaria mundial
"Estos productos se necesitan desesperadamente para abordar la crisis alimentaria mundial y aliviar el sufrimiento de millones de personas necesitadas en todo el mundo. La plena implementación por parte de la Federación Rusa, Ucrania y Turquía es imperativa", finalizaba el mensaje. Por parte de la Unión Europea, el alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, condenó "firmemente" el ataque y criticó a Moscú por su agresión contra un objetivo "crucial" para exportar cereal.
Fuentes del Ministerio de Agricultura ucraniano recordaron que en el puerto de Odesa hay cereales almacenados dispuestos para la exportación. El ataque habría afectado esos depósitos, aunque según se precisó después no ocasionó daños de gravedad.
Al principio, Rusia negó cualquier implicación en el ataque, según señaló el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, en un comunicado. "Los rusos nos dijeron que no tenían absolutamente nada que ver con estos ataques y que estaban examinando el asunto muy de cerca y en detalle", afirma Akar en la nota publicada horas después de que Kiev denunciara varios ataques a Odesa.
La rectificación ha llegado este domingo, cuando Rusia ha admitido lo que parecía evidente desde el principio. El Ministerio de Exteriores ruso ha asegurado este domingo que sus misiles de crucero alcanzaron un edificio militar y lograron destruir un buque de guerra.
Según la ministra de Exteriores, Maria Zakharova, fue un "ataque de precisión" que envió el barco militar ucraniano a la "dirección favorita del régimen de Kiev". Esa referencia a la "dirección favorita" es una referencia irónica a lo expresado por las fuerzas ucranianas cuando un barco ruso intentó atacar la Isla de las Serpientes en febrero, al que trasladaron que "se fuera a la mierda"
En su nota, el ministro turco explica que previamente, tras ser informado de que hubo "un ataque con misiles", habló con su homólogo ucraniano, Oleksiy Reznikov, y con el ministro de Infraestructura, Aleksandr Kubrakov, de quienes obtuvo "la información necesaria". Los responsables ucranianos "declararon que uno de los silos fue alcanzado" por un misil; otro cayó "en una zona cercana a un silo, pero no hubo ningún impacto negativo en la capacidad de carga y en la capacidad de los muelles, lo cual es importante, y las actividades allí pudieron continuar", añadió.
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Akar admitió que para Turquía fue muy preocupante el hecho de que estos ataques se produjeran al día siguiente de firmarse en Estambul un acuerdo para desbloquear el envío de cereales desde los puertos ucranianos a los mercados internacionales. "Nos preocupó mucho. Sin embargo, seguimos cumpliendo con nuestras responsabilidades en el acuerdo que alcanzamos ayer, y también expresamos en nuestras reuniones que estamos a favor de que las partes continúen su cooperación con calma y paciencia", subraya el ministro en la nota.
"Es nuestra esperanza y deseo que estos hechos y otros similares se dejen de lado lo antes posible y se empiece a trabajar cuanto antes en línea con el acuerdo que hemos alcanzado", insistió. Dando la espalda a la comunidad internacional y en esta guerra que se ha cobrado la vida ya de al menos 358 niños ucranianos, Rusia continúa su ofensiva, concentrando sus esfuerzos en la región de Donetsk, aunque, al menos por ahora, sin lograr avances.
13 misiles Kalibr
De esta manera, a parte del puerto de Odesa, atacó con misiles varias regiones de Ucrania. Si el ataque al puerto de Odesa no causó víctimas, en la localidad de Kropinitski, en el centro del país, al menos tres personas murieron y otras 16 resultaron heridas tras el impacto de 13 misiles rusos Kalibr en un aeródromo militar y una instalación ferroviaria, según las autoridades regionales.
Concretamente, el Ministerio de Defensa de Rusia informó este pasado sábado de varios ataques con misiles y artillería contra posiciones de las fuerzas ucranianas, a las que, según el parte castrense, infligió centenares de bajas. Sin embargo, el mando militar ruso no hizo mención de avance alguno sobre el terreno.
"Solo con misiles no se gana una guerra", afirmó en su canal de Telegram Ígor Guirkin, el retirado oficial ruso que lideró bajo el alias de "Strelkov", la sublevación armada prorrusa en el Donbás en 2014. Guirkin, uno de las voces más críticas en Rusia con la conducción de las operaciones militares, señaló que el mayor problema que experimentan las fuerzas rusas que actúan en Ucrania es la falta de efectivos, algo que solo puede solucionarse mediante una movilización parcial de la población.
Pero el Kremlin insiste en que "todo marcha de acuerdo al plan" y niega planear una movilización incluso parcial debido al carácter impopular de la medida y a que supondría admitir que su "operación especial" es una guerra, palabra prohibida en los medios rusos. "En estos momentos el Ejército ruso lo único que puede hacer es repeler ataques. No está en condiciones de lanzar ofensivas como las de Severodonetsk y Lisichansk", dijo el militar retirado en alusión a las operaciones que concluyeron hace unas semanas con la captura de esas dos ciudades de la región oriental ucrania de Lugansk.
Contraofensiva en el sur
Así, la pausa operativa rusa está siendo aprovechada por el Ejército ucraniano para preparar una contraofensiva en el sur con el objetivo declarado de recuperar la ciudad de Jersón, capital de región homónima en el margen izquierdo del Dniéster, controlado por las fuerzas rusas desde marzo pasado. Según el asesor de la Presidencia ucraniana Oleksiy Arestóvich, el ejército de Ucrania ha conseguido prácticamente cercar una agrupación militar rusa de poco más de mil hombres en localidad de Visokopillia, en la frontera administrativa entre las regiones de Jersón y Mykolaiv.
"La única salida que tienen se encuentra bajo el fuego de nuestra artillería", dijo Arestóvich en declaraciones al canal de Youtube Feigin Live, en las que destacó que "es la primera vez que las tropas rusas quedan en una bolsa". Arestóvich recalcó que los militares que se encuentran en lo que denominó "cerco táctico" no tienen más alternativa que deponer las armas. Ante los preparativos ucranianos Rusia refuerza la defensa de Jersón, según la Dirección Central de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania, con el envío de armamento y pertrechos camuflados como ayuda humanitaria.