La imagen de una mujer embarazada cubierta de escombros y sangre y tumbada en una camilla con la mirada perdida a las puertas de un hospital de Mariúpol es todavía hoy un símbolo del horror de la guerra en Ucrania. La fotografía, que dio la vuelta al mundo en marzo, se mantiene como la evidencia de la crueldad con la que los soldados de Putin han atacado deliberadamente a la población civil ucraniana.
Una violación del derecho internacional humanitario (DIH) que también habría cometido el Ejército ucraniano, según denuncia Amnistía Internacional en un informe publicado este jueves. La oenegé acusa a las fuerzas de Zelenski de "poner en peligro a la población civil" al operar frecuentemente en zonas residenciales, entre las que se incluyen escuelas y hospitales, para frenar el avance ruso.
"Hemos documentado un patrón en el que las fuerzas ucranianas ponen en peligro a los civiles y violan las leyes de la guerra cuando operan en zonas pobladas", ha explicado Agnès Callamard, secretaria general de la organización, que también ha recordado a Kiev que "estar en una posición defensiva no exime de respetar el derecho internacional humanitario".
Las pruebas han sido recabadas entre abril y julio por un equipo de Amnistía Internacional que pasó varias semanas investigando los ataques perpetrados por el ejército ruso en las regiones de Járkov, Donbás y Mykolaiv.
Tras realizar entrevistas a los supervivientes, testigos y familiares de víctimas, y llevar a cabo labores de análisis de armas, Amnistía Internacional concluyó que Rusia había cometido crímenes de guerra. Es el caso de Bucha, donde, al liberar la ciudad, las fuerzas ucranianas se encontraron las calles bloqueadas por tanques y sembradas de cadáveres de civiles que se habían acumulado durante días.
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En la mayoría de los grandes emplazamientos no había ni rastro de las fuerzas armadas de Kiev. Sin embargo, "en 19 pueblos y aldeas" de esas regiones, la oenegé afirma haber encontrado evidencias de que los soldados ucranianos "habían lanzado ataques desde áreas residenciales pobladas" y se había "establecido en edificios civiles" a varios kilómetros de las líneas de frente.
Todo sin pedir a la población civil que evacuase los edificios vecinos y sin "avisar de forma efectiva de un posible ataque ". Esta actuación vulnera algunos de los principios básicos recogidos en el Convenio de Ginebra sobre la protección de la población civil.
En concreto, la obligación de "tomar todas las precauciones posibles cuando se atacan objetivos militares o cuando se sitúan esos objetivos, para evitar o reducir al mínimo las pérdidas y los daños civiles causados incidentalmente".
Ataques desde zonas residenciales
En este sentido, el documento de Amnistía Internacional recoge el testimonio de una mujer ucraniana que perdió a su hijo durante un ataque con cohetes en junio en un pueblo al sur de Mykolaiv. "Los militares estaban en una casa al lado de la nuestra y mi hijo llevaba a menudo comida a los soldados. Le rogué varias veces que se mantuviera alejado porque temía por su seguridad", comienza.
"Los militares estaban en una casa al lado de la nuestra y mi hijo llevaba a menudo comida a los soldados"
"Esa tarde, cuando ocurrió el ataque, mi hijo estaba en el patio de nuestra casa. Murió en el acto. Su cuerpo quedó hecho trizas. Nuestra casa fue parcialmente destruida", señala la familiar de la víctima, según el informe.
Otro testimonio recogido por la organización también da fe de actividad militar en zonas residenciales. "No entiendo por qué nuestro ejército dispara desde las ciudades y no desde el campo", se lamenta un vecino del barrio de Lisichansk, bombardeado en numerosas ocasiones.
Bases en hospitales y escuelas
Las leyes de la guerra también obligan a ambas partes del conflicto "a proteger y respetar los hospitales civiles". También "a velar porque estos estén lo más lejos posible de objetivos militares". Unas obligaciones que, según Amnistía Internacional, el ejército ucraniano habría ignorado.
Y es que según la investigación, las fuerzas ucranianas utilizaron hospitales como bases militares de facto en al menos cinco lugares. "En dos ciudades, decenas de soldados descansaban, pasaban el tiempo y hacían sus comidas en hospitales, mientras que en otra ciudad los soldados disparaban desde las proximidades del centro sanitario", se señala en el documento.
Y se cita un ataque concreto: el del 28 de abril. Ese día, un misil ruso hirió a dos personas que trabajaban en un laboratorio médico en un suburbio de Járkov, donde las tropas ucranianas habían establecido una base en las instalaciones.
En los más de 160 días de guerra, el ejército del Kremlin ha atacado numerosas escuelas y universidades. Y en algunos de esos centros educativos los soldados ucranianos habían establecido asentamientos militares. Así lo sostiene organización humanitaria, que asegura haber encontrado indicios de actividad militar "actual o pasada" en ciudades y pueblos de la zona del Donbás y Mykolaiv.
Estas violaciones, sin embargo, "no justifican de ningún modo los ataques indiscriminados de Rusia, que han causado la muerte y heridas de innumerables civiles", señala el documento. Y concreta que "muchos de los ataques rusos" se han llevado a cabo con armas "intrínsecamente indiscriminadas", incluidas las municiones en racimo, que están prohibidas.
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