El reinado de Isabel II había cumplido cincuenta años en 2002. Ese mismo año había perdido a su hermana Margarita, fallecida a los 71 y su madre que vivió 101. La celebración reunió un millón de personas en The Mall que escucharon el himno nacional interpretado por el guitarrista de Queen, Brian May, desde el tejado de Buckhingham Palace. Los días más sombríos de la monarquía tras el divorcio de Carlos y Lady Di y la falta de reacción oficial ante la muerte de ésta quedaban atrás. Quizá era el momento de dejar paso a la siguiente generación…
La soberana barrió el run run de la abdicación en una frase: “I’m going to carry on to the end” (Voy a llegar hasta el final). Isabel II se lo dijo a George Carey, arzobispo de Canterbury, recién jubilado. Estamos en 2003, un año en que la soberana pasó por el hospital para curar su rodilla y una herida en la ceja izquierda.
Era un confirmación porque ya en 1952, en su primera alocución como reina, el 8 de febrero, había dicho: “Mi corazón está demasiado conmovido hoy para decir algo más que trabajaré siempre, como hizo mi padre, para defender el gobierno constitucional y mejorar la felicidad y prosperidad de mis pueblos. Rezo a Dios para que me ayude a cumplír dignamente con la pesada tarea que ha recaído sobre mí tan pronto en mi vida.”
[En directo: Reacciones y última hora tras la muerte de Isabel II]
El contrapunto a la gravedad de la Reina lo puso, muchas veces, su marido, el duque de Edimburgo, un metepatas. “¿De dónde has sacado ese sombrero?” fue lo primero que salió de su bocaza, al término de la ceremonia de la coronación, en junio de 1953. Se refería a la corona imperial que tiene 2.868 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas y 269 perlas.
Encuentro con Monroe
No todo es solemne en Isabel II. Tras saludar a Marilyn Monroe en el estreno de un film en Londres en 1956 hizo esta confidencia de mujer a un amigo: “Me dió pena, ella estaba tan nerviosa que se le había corrido el pintalabios".
En 1961, Isabel II se apuntó dos éxitos diplomáticos incontestables. Dejando de lado los temores sobre su seguridad viajó a Ghana, que acababa de acceder a su independencia. Buscando que el país siguiera dentro de la Commonwealth, no dudó en bailar con el presidente Kwame Nkrumah. Viendo las imágenes, que dieron la vuelta al mundo, Martin Luther King comentó: “Esta fotografía ha hecho más por los derechos humanos que mil discursos”. El mismo año, en el primer viaje de un monarca inglés a la India desde la independencia en 1947, reunió a 250.000 personas para escuchar su discurso en Nueva Delhi. Ni el comentario de Felipe de Edimburgo que dijo querer “matar un tigre” empañó el éxito personal de la Reina.
Isabel II, última reina del Imperio y primera de la cultura pop
El 30 de julio de 1966 entregó a Bobby Moore, capitán de la selección inglesa de fútbol, la copa como vencedora del Mundial de fúbol frente a Alemania del Oeste (4-2). Isabel elogió el “espíritu, compromiso y orgullo”. Tres meses después, echó un borrón a su trayectoria que luego lamentó profundamente: tardó ocho días en visitar un pueblo minero de Gales donde el colapso de un pozo de carbón causó la muerte de 116 niños y 28 adultos.
Una corona grande
Su sucesor, Carlos III, fue investido como heredero un lejano 1969. La ceremonia de coronación como Príncipe de Gales salió razonablemente bien después de un ensayo desastroso en el que la Reina y su hijo se partieron de risa porque la corona le iba a grande al príncipe. “Era como apagar una vela con un apagavelas”.
“Lady Diana es una de los nuestros” escribió Isabel II a un amigo tras la boda en julio de 1981 con Carlos. Desconocía que su nuera, la víspera de la ceremonia en la catedral de Saint Paul, había estado a punto de anularlo todo tras enterarse que el Príncipe de Gales había regalado a su vieja amiga, Camilla Parker Bowles, un brazalete grabado con las iniciales de sus motes entrelazadas.
“Señor se ha equivocado de habitación” le dijo un día de 1982 la reina a un Intruso que se coló en palacio hasta la habitación de la Reina. Isabel y el sujeto que estaba plantado al pie de la cama cuando ella despertó hablaron durante los siete largos minutos qiue tardó la seguridad de palacio en llegar.
“Si vistiera de beige, nadie sabría quién soy” respondió en 1990 cuando le preguntaron por qué iba siempre en colores brillantes en todas las ceremonias.
“Annus horribilis”
En 1993 se publicaron en dos dominicales las grabaciones, por supuesto ilegales, de unas conversaciones íntimas, escatológicamente íntimas, de Carlos y su entonces amante, Camilla Parker. “Quisiera ser tu tampax” le decía el hoy rey a la hoy reina consorte. Carlos y Diana habían anunciado su separación a finales del 92. El príncipe Andrés y Sarah Ferguson habían hecha pública su ruptura en marzo del mismo año después de que circularan unas fotos comprometedoras de Fergie y su amate. Y encima, ardió el castillo de Windsor. La Reina utilizó el latín para resumir el desgraciado 92 como “Annus horribilis”
“Lo que les voy a decir ahora , como vuestra Reina y como abuela, os lo digo de corazón ”… Así arranca la alocución televisada tras la muerte de Lady Di y su prometido Dodi al Fayed en un accidente de tráfico el 31 de agosto de 1997. Cinco días de silencio oficial, con la familia real atrincherada en Balmoral mientras decenas de miles de ramos de flores se acumulaban frente a las verjas de Buckhingham Palace. “Quiero rendir tributo a Diana. Fue un ser humano inteligente y excepcional…”
En 2014, atravesó una pradera de la Torre de Londres ‘plantada’ con 888,246 amapolas rojas para conmemorar el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. En su alocución navideña comentó: “la única reacción posible al verlas y caminar entre ellas era el silencio. Por cada flor, una vida”.
Durante los primeros días del confinamiento, en 2020, a causa de la epidemia del Covid, concluyó con un mensaje de esperanza: “Volveremos a estar con nuestros amigos de nuevo; volveremos a estar con nuestras familias de nuevo, volveremos a reunirnos”.