Rodeado de guardaespaldas las 24 horas del día, Vladímir Putin se ha creído intocable desde el inicio de la guerra. No sólo físicamente: el endurecimiento de algunas normativas, como la ley que le permite perpetuarse en el poder hasta 2036 o la que reprime las "informaciones falsas" sobre su "operación especial" en Ucrania, auguraban la continuidad del actual presidente ruso en el cargo.
Sin embargo, la contraofensiva iniciada hace unos días por el ejército ucraniano en Járkov (y que ha obligado a las tropas del Kremlin a salir, literalmente, huyendo) podrían tener consecuencias políticas para Putin. Ayer, 84 concejales de toda Rusia, incluidos los de 18 distritos de Moscú y San Petersburgo, pidieron su cabeza.
Lo hicieron firmando una declaración pública (accesible vía internet) en la que pedían la dimisión del presidente ruso por haber "perdido el norte". Días antes, los ediles del Smolninskoye, en San Petersburgo, anunciaron que presentarían ante la Duma (la cámara baja del Parlamento ruso) una petición formal para acusar a Putin de "alta traición" por la guerra, según recoge The Insider. Su objetivo, sostienen, es poder justificar los actos de Putin dentro del artículo 93 de la Constitución rusa y empujarle a un juicio político.
Si los funcionarios del Kremlin han levantado la voz contra su presidente, arriesgándose a acabar en prisión, se debe, sobre todo, a las tremendas derrotas territoriales, de miles de kilómetros, que el domingo obligaron a las tropas rusas a replegarse de lugares clave del noreste de Ucrania, como la ciudad de Izium.
El Ministerio de Defensa ruso, obviamente, no habló de retirada, sino que, tras unas horas de silencio, dijo que el repliegue se debía a un "reagrupamiento" planificado para fortalecer el Donetsk. Unas afirmaciones que, los analistas del Institute for the Study of War (ISW) han comparado con la misma mentira sobre el "gesto de buena voluntad" que el Kremlin alegó cuando los soldados rusos se replegaron de Kiev a finales de marzo para "reforzar sus posiciones" en el Donbás.
"La incapacidad de los líderes para admitir sus errores de cálculo en la región y crear condiciones de información de manera efectiva está destruyendo el espacio informativo ruso", señala el ISW.
Débiles excusas del Kremlin
Las débiles pretextos del Kremlin han provocado una avalancha de críticas, que no sólo incluye a los líderes regionales que han firmado la petición. Tampoco comulgan con la justificación del Ministerio de Defensa veteranos de guerra, blogueros militares prorrusos y algunos sectores que antes jaleaban el discurso belicista oficial.
El ejemplo más claro está en el líder checheno y aliado de Putin, Ramzan Kadyrok, que aseguró a través de Telegram que se habían "cometido errores" en el campo de batalla. Porque no se trata sólo de la exitosa contraofensiva de Ucrania, sino del que el Ejército ruso apenas ha logrado ninguna victoria militar en el campo de batalla desde que tomó el control de Lugansk en julio.
Seguéi Axiónov, el líder de Crimea, la península ucraniana anexionada ilegalmente en 2014, tampoco se ha andado por las ramas. "Gracias a Dios que el Ministerio de Defensa comenzó, por fin, a lanzar ataques contra la infraestructura ucraniana. Esperemos que, de una vez por todas, esto tenga un carácter más firme", señaló después de que Rusia empezase el lunes a bombardear masivamente infraestructuras clave como represalia por la reconquista ucraniana.
Los canales oficiales del Kremlin también se han visto obligados, en una maniobra sorprendente, a hacerse eco de las pérdidas y el desgaste de los soldados rusos. Sin ir más lejos, Vitaly Ganchev, funcionario ruso en la región de Járkov, confesó el lunes en una entrevista para el canal de noticias Rossiya-24, que las tropas rusas en la provincia habían sido superadas en número "ocho veces". También dijo que las fuerzas ucranianas habían sido reforzadas por "mercenarios occidentales".
[El líder checheno Kadyrov, de aliado de Putin a crítico: "Hay que explicarle lo que está pasando"]
En una extraña muestra de disidencia, el exdiputado e invitado habitual a los programas televisivos, Boris Nadezhdin, dijo en el canal NTV, propiedad de Gazprom, que Rusia estaba en el punto de comprender que "es totalmente imposible derrotar a Ucrania utilizando esos recursos y esos medios o guerra colonial con los que Rusia intenta librar la guerra".
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