Italia entra en el Año Cero de una nueva época con ecos del pasado. La ultraderechista Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia, ha logrado una amplia victoria en las elecciones legislativas y será primera ministra, según los primeros resultados del escrutinio.
El bloque de los conservadores, que incluye además a la Liga de Matteo Salvini y al partido Forza Italia de Silvio Berlusconi, ha ganado los comicios de este domingo con una horquilla de entre el 41% y el 45% de los votos, una ventaja suficiente como para controlar la Cámara baja y el Senado. La coalición liderada por Meloni obtiene entre 227 y 257 de los 400 escaños del Parlamento, y entre 114 y 126 de los 200 escaños del Senado.
La derecha consigue así una aplastante victoria democrática con mayoría absoluta y Meloni gobernará como presidenta del Gobierno. Es la primera vez que una mujer ocupa el cargo. Hay consenso en que la política romana, de 45 años, será la gobernante situada más a la derecha en Italia desde la dictadura fascista de Benito Mussolini y la Segunda Guerra Mundial.
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Uno de cada cuatro votantes en el país ha escogido a Hermanos de Italia. El partido con raíces neofascistas de Meloni ha sido el más votado, con el 25,3% de los votos, según la proyección de la RAI a partir de los primeros datos oficiales del escrutinio de las papeletas del Parlamento (porcentajes similares a los del Senado). Le sigue el Partido Democrático (19,5%), el Movimiento Cinco Estrellas (16%), la Liga (8,5%), Forza Italia (7,9%), Acción-Italia Viva (7,5%), Alianza Verdes-Izquierda (3,6%), +Europa (3%), Italexit (2%), Nosotros los Moderados (1%) y Compromiso Cívico (0,7%).
Más abstención
El giro a la derecha dura que han decidido los electores se ha producido en unos comicios que han registrado una destacada caída de la participación respecto a los de 2018. Este domingo ha acudido a votar el 63,91% del electorado, 9 puntos menos que hace cuatro años, cuando se alcanzó el 72,94%. La abstención se ha disparado sobre todo en las regiones del sur: en Calabria ha votado el 50% y en Campania (la región de Nápoles) el 54%. Se ha votado más en el norte, pero incluso la región con más participación, Emilia-Romaña (poco más del 71%), se ha quedado por debajo de los anteriores comicios.
El histórico triunfo de Giorgia Meloni y sus Hermanos de Italia es más destacado si se tiene en cuenta que en 2018 obtuvieron apenas el 4% de los votos. Ahora han logrado la hegemonía en la derecha y, desde su punto de partida en la extrema derecha de herencia mussoliniana, ha ocupado gran parte del espacio de la derecha más o menos tradicional que antes representaban la Forza Italia de Berlusconi y la Liga de Salvini, hoy secundarios dentro del bloque. El "centro" de su autodefinida como "coalición de centroderecha" se lo da la presencia de su cuarto y más minoritario elemento, el grupo Nosotros los Moderados (poco más del 1% de los votos).
El sorpasso desde la derecha más nacionalista y radical de Meloni se explica por el hastío de un sector del electorado y su volubilidad. La antigua fidelidad a un solo partido ha desaparecido para muchos, que optan elección tras elección por probar algo nuevo y votar a un partido distinto, sobre todo si se presenta, como Meloni, como una alternativa a la considerada vieja política. En este caso, el beneficiado por la apuesta ha sido Hermanos de Italia y su discurso de tono populista y autoritario en defensa de una "identidad italiana" que creen en peligro. El aumento de la abstención, sobre todo en el sur, les ha beneficiado.
La coalición de centroderecha y los partidos de centroizquierda suman porcentajes en torno al 50%, que representan a las dos mitades ideológicas de Italia. Pero los de Meloni y sus aliados han aprovechado mejor el sistema electoral mixto presentándose en bloque, frente a las múltiples opciones del centroizquierda e izquierda. La suma actual del PD, M5E y los centristas del Tercer Polo (Acción-Italia Viva-Calenda) se queda lejos de la del bloque derechista.
La mala noticia para el Partido Democrático del ex primer ministro Enrico Letta es que no llega el 20% de los votos que se proponía rebasar. La noticia de consuelo para su formación es que mantiene aproximadamente el voto de 2018 y recupera la posición como segundo partido (y desde ahora, líder de la oposición), adelantando al Movimiento Cinco Estrellas de Giuseppe Conte, que fue primer ministro entre 2018 y 2021 hasta la designación de Mario Draghi como jefe del ejecutivo de unidad nacional. La retirada de apoyos al gobierno de Draghi precipitó este verano el adelanto electoral de este domingo.
Otro aspecto destacado de estas elecciones es que Cinco Estrellas se ha desplomado, cayendo a la mitad su porcentaje de voto respecto a su gran resultado del 32,68% de hace cuatro años. Pero aguanta como tercera fuerza política, lo que Conte presentó anoche como una victoria teniendo en cuenta que se esperaba un resultado peor y que se hace fuerte en el sur del país.
También cae la Liga de Salvini por debajo del 10% respecto al 17,35% de 2018. El voto de protesta ante los problemas sociales y económicos del país perjudica a Conte y Salvini por su paso por el gobierno.
Un último derrotado es el ministro de Exteriores en funciones, Luigi di Maio, antiguo dirigente de Cinco Estrellas que dejó el partido en verano. Con su nuevo partido, Compromiso Cívico, no logra representación.
Habla la ganadora
Giorgia Meloni compareció ante los periodistas pasadas las 2.30 de la madrugada para hacer la primera valoración de su victoria. "De los italianos ha llegado una indicación clara de un Gobierno de centroderecha guiado por Hermanos de Italia", proclamó en tono contenido, antes de mostrarse preocupada por la abstención. "Hay demasiados italianos que aún eligen no fiarse de las instituciones", dijo, y se mostró dispuesta a "reconstruir" la relación entre ciudadanos y Estado.
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"Desde mañana tenemos que demostrar nuestro valor. Este es el tiempo de la responsabilidad. Italia nos ha elegido a nosotros y no la traicionaremos. Estamos llamados a dirigir esta nación", añadió. "Exalteremos lo que nos une, no los que nos divide", sostuvo la nueva líder italiana, que proclamó, fiel a su nacionalismo, su objetivo de "estar orgullosos de ser italianos".
Dio las gracias a Berlusconi y Salvini por su apoyo, y a los votantes que "no se han creído las mentiras" vertidas sobre su partido.