La policía ha detenido a cuatro personas por planear el secuestro del ministro de Justicia de Bélgica, Vincent Van Quickenborne. Los arrestados llevaban en su vehículo varias armas con las que pretendían cometer este acto.
Van Quickenborne fue advertido el pasado jueves por el fiscal federal de un plan de secuestro contra él. Desde ese momento, el ministro de Justicia ha sido puesto bajo estricta seguridad y no participará en actos públicos en los próximos días.
El primer detenido fue un holandés de 21 años. Otros tres holandeses también fueron arrestados en territorio holandés el pasado viernes por la noche al encontrarse varia armas en un coche aparcado frente a la casa del ministro de Justicia de Países Bajos en la ciudad flamenca de Kortrijk.
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Según informa el medio belga VRT dentro del coche se encontraron Kalashnikovs, armas de fuego y dos bidones de gasolina.
Los detalles exactos de la amenaza siguen sin estar claros. Si bien se ha hablado desde un principio de un intento de secuestro, algunos medios belgas vinculan los hechos con una mafia dedicada a las drogas.
Tras las detenciones, Van Quickenborne publicó un mensaje en redes sociales en las que confirmaba que no volvería a la vida pública hasta dentro de varios días. "Permítanme ser claro: las personas detrás de esto están logrando lo contrario de lo que pretenden y es que esto refuerza mi convicción de que debemos seguir luchando. Los delincuentes se sienten acorralados. Ese sentimiento es el correcto", ha escrito.
El primer ministro belga, Alexander De Croo, dijo que la amenaza era "totalmente inaceptable" y advirtió de que "nadie nos intimidará".
Bélgica ha estado tomando mayores medidas para combatir el crimen organizado en las últimas semanas al anunciar un plan que otorga a las autoridades locales más poder para abordar la violencia.
La ciudad portuaria de Amberes ha visto una escalada de violencia relacionada con las drogas, con más de 89 toneladas de drogas incautadas allí en 2021.
En un informe del año pasado, Europol, la agencia policial de la Unión Europea, publicó un informe que citaba a Bélgica y los Países Bajos como "el epicentro del mercado de la cocaína en Europa".