Matteo Salvini, Silvio Berlusconi, y  Giorgia Meloni durante el último mitin de la coalición el pasado jueves en la Piazza del Popolo de Roma.

Matteo Salvini, Silvio Berlusconi, y Giorgia Meloni durante el último mitin de la coalición el pasado jueves en la Piazza del Popolo de Roma. Efe

Europa

Meloni, ante las zancadillas de Salvini y Berlusconi: el reto de una coalición estable

La ganadora de las elecciones deberá involucrar a sus socios de coalición y repartir puestos antes de ser nombrada presidenta.

27 septiembre, 2022 02:44
Roma

Giorgia Meloni será, previsiblemente, la nueva presidenta del Gobierno italiano. Pero no será un procedimiento automático, ahora mismo acaba de arrancar toda la liturgia republicana transalpina, marcada por un sistema parlamentario. Entre la rotunda victoria y el primer día efectivo del nuevo Ejecutivo, Meloni tendrá que involucrar a sus socios de coalición y repartir puestos clave para gobernar desde el Palazzo Chigi.

La paradoja es que Hermanos de Italia (HDI, 26% de votos), que nunca ha gobernado el país, tendrá que contar no sólo con la Liga (9% de los votos) de Matteo Salvini, quien ya fue vicepresidente del Gobierno (2018-2019), sino también con Forza Italia (FI, 8% de los votos) de Silvio Berlusconi, quien ha sido presidente del Ejecutivo transalpino (1994, 2001 y 2008). Si por un lado gobernar será más sencillo con una mayoría absoluta, uno de los primeros cometidos más complicados de Giorgia Meloni será imponer su propio equilibrio para que la mayoría de Gobierno sea sólida y dure los cinco años de legislatura. Porque, de otro modo, Salvini y Berlusconi podrían poner en marcha pequeñas zancadillas políticas para dificultar el liderazgo de Meloni.

En lo que se refiere a la Liga, Meloni tendrá que garantizarle a Salvini, de alguna manera, el ministerio de Interior; cartera a la que siempre ha aspirado el líder leguista para llevar a cabo su proyecto antimigratorio y desde que tuvo que dejarle tras la caída del primer Gobierno de Conte (2018-2019). En la primera rueda de prensa de Salvini el lunes, el capitano ha felicitado a la ganadora: “Felicidades a Giorgia, ha sido muy buena y trabajaremos juntos, mucho tiempo y bien”, pronunció el jefe de la Liga confirmando todo su apoyo a Meloni.

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Salvini ha confesado que se acostó “enfadado” tras las votaciones debido al mal resultado de su partido, que ha pasado del 17% al 9% en cuatro años, cuando entremedio, en 2019, llegó a lograr el 34% en los sondeos. Pero, en la misma frase, el jefe leguista aseguró que, al día siguiente de la noche electoral, volvió a levantarse “lleno de energía” al servicio de su coalición. Y añadió: “El voto es sagrado. A partir de mañana, pasaremos a los hechos”.

La unión Meloni-Salvini tendrá, de partida, muchos puntos de unión. Tienen visiones muy parecidas en ámbito migratorio, políticas de familia y en visiones contrarias a la globalización.

La dificultad de Berlusconi

Pero para Meloni será más complicado tener que gestionar la figura e influencia de Silvio Berlusconi, magnate multimillonario y exprimer ministro del país, ganador de tres elecciones generales. Esta dificultad, para Meloni, de relacionarse cómodamente con Berlusconi; radica en el hecho de que Berlusconi es el fundador de la coalición de centro-derecha: en 1994 lideró por primera vez dicha coalición, precisamente con la Liga de Umberto Bossi y Alianza Nacional de Gianfranco Fini, formación en la que Meloni militó y que refundó ella misma en 2012 para crear Hermanos de Italia (HDI), hoy primer partido del país.

Pero a Meloni, en realidad, le interesa mucho más tener controlado a Berlusconi que a Salvini, porque con este último la afinidad es muy alta que con aquel. El Cavaliere, sin embargo, tiene mucha experiencia en ámbito europeo e internacional tras sus casi diez años efectivos totales en el cargo como primer ministro, siendo el único de la historia de la Italia republicana que ha logrado gobernar durante toda una legislatura, entre 2001 y 2006.

Forza Italia (FI), aunque su peso electoral es mucho menor respecto al que tiene Hermanos de Italia (HDI), tras las elecciones generales de este domingo Berlusconi, quien presume desde siempre de pertenecer a la familia moderada del Partido Popular Europeo (PPE); podría hacer pesar su 8% como garantía europeísta dentro del próximo Gobierno; con el objetivo de evitar cualquier exceso de tonos desafiantes contra Bruselas en Italia. Berlusconi ya ha confirmado, en la campaña electoral, que no lo va a permitir; y que si ese antieuropeísmo aumentara, estaría dispuesto a abandonar un Ejecutivo nacionalista.

Regreso a la vida pública

“Vamos a ser decisivos”, es el mensaje de las filas de Forza Italia (FI) tras las elecciones generales. Una de las piezas clave que seguramente será ministro, es Antonio Tajani, expresidente del Parlamento Europeo (2017-2019) y, sobre todo, fiel delfín de Berlusconi dentro de Forza Italia (FI).

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Una de las grandes y sorprendentes novedades políticas de estas elecciones generales italianas, es el retorno de Silvio Berlusconi al Parlamento italiano. Tras años de escándalos judiciales, sus conocidas fiestas del bunga bunga y varios años de inhabilitación política; el multimillonario milanés, a sus 86 años, volverá a la primera línea de la vida pública transalpina entrando como nuevo miembro del Senado italiano.

En las últimas semanas, Berlusconi ha repetido por activa y por pasiva no quererlo, pero medios italianos como La Repubblica aseguran que el Cavaliere “sigue soñando con convertirse en presidente del Senado”; el segundo cargo más importante de la República Italiana, por detrás del jefe del Estado. Cuando las Cámaras estén formados, el próximo 13 de octubre, se conocerán las verdaderas intenciones de Berlusconi.