En 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, Stalin ordenó la deportación de más de 200.000 tártaros originarios de la península de Crimea. El líder soviético consideraba a los hombres, mujeres y niños de esta minoría étnica unos traidores que habían colaborado con la ocupación nazi, así que decidió conducirlos forzosamente al exilio en Siberia y Uzbekistán. Sin agua y sin comida, muchos murieron por el camino. Otros lo hicieron al llegar, víctimas de la enfermedad. Aquellos que sobrevivieron, en cambio, estuvieron décadas sin poder volver a pisar su tierra natal.
Ahora, los ecos de ese éxodo resuenan de nuevo en Crimea, donde muchos tártaros huyen a Kazajistán para escapar de la "movilización parcial" de 300.000 reservistas (que podrían llegar al millón) anunciada el pasado miércoles por el presidente ruso, Vladímir Putin, para reforzar su ejército en Ucrania.
En los últimos días, han tratado de esquivar la citación para ser enviados al frente miles de ciudadanos de todas partes de Rusia. Sin embargo, hay informes que señalan que los llamamientos se han concentrado en regiones pobres habitadas por minorías étnicas, como la república de Buriatia o el Cáucaso Norte.
La oenegé CrimeaSos, por ejemplo, señala que el 90% de las citaciones realizadas en la península de Crimea han sido recibidas por tártaros. Otra organización a favor de los derechos humanos, el Centro de Recursos de Crimea Tártaro, indica que en una región concreta de la que no especifica el nombre, 46 de las 48 personas que recibieron avisos de reclutamiento eran tártaros étnicos.
Ante estas cifras, en su discurso nocturno, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó a Rusia de señalar a esta minoría musulmana de habla turca en Crimea y aseguró que la política de Moscú es "exterminar físicamente a los hombres, representantes de los pueblos indígenas".
El 90% de las citaciones realizadas en la península de Crimea han sido recibidas por tártaros, según CrimeaSOS
En esta línea, Myjailo Podolyak, asesor de Zelenski, ha denunciado que "el reclutamiento masivo forzado de tártaros es un verdadero genocidio étnico y una enorme tragedia para toda la nación". "Obligar a los ciudadanos a una guerra en las regiones ocupadas no es más que el intento de Moscú de limpiar el territorio de una población desleal", ha añadido.
Desleal porque los tártaros de Crimea, que actualmente representan entre un 13% y un 15% de la población de la península, se opusieron totalmente a la anexión rusa en 2014.
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Desde entonces, esta comunidad ha sido víctima de la persecución y el hostigamiento por parte de las autoridades rusas. Tanto es así que, numerosos líderes tártaros han sido detenidos y acusados de "terrorismo" y "extremismo".
Sin ir más lejos, hace apenas unos días, el Tribunal Supremo de Crimea, bajo control ruso, condenó a 17 años de cárcel a Nariman Dzhelyal, uno de los líderes de la minoría tártara detenido hace un año. Justo cuando regresaba a la península tras participar en la cumbre inaugural de la Plataforma de Crimea, la iniciativa del Estado ucraniano para recabar el apoyo internacional al retorno de ese territorio.
Asimismo, el mes pasado, tras las misteriosas explosiones en la península que redujeron a escombros una base aérea y un almacén de municiones, Moscú señaló a la minoría tártara. Según anunció entonces la agencia estatal rusa Tass, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) detuvo a seis "ciudadanos rusos" de origen tártaro a quienes acusó de pertenecer a "una célula clandestina de la organización terrorista Hizb ut Tahrir al Islami".