Liz Truss se convirtió en primera ministra del Reino Unido el pasado 6 de septiembre y en apenas 21 días en el cargo el país parece haber acumulado una serie de castróficas desdichas. Recibió el encargo formal por parte de la reina Isabel II en el castillo de Balmoral, en Escocia, y no en el Palacio de Buckingham como es habitual. Dos días después la reina falleció.
El martes 27 de septiembre Truss cumplió 21 días en Downing Street. Fue entonces cuando se dieron a conocer las peores previsiones posibles: la libra esterlina experimentó un flash crash -como se conocen a los periodos cortos pero de fuertes caídas- y en tan sólo 20 minutos se hundió hasta rozar la paridad con el dólar.
Como si de una maldición se tratara, en los oídos de los británicos volvieron a resonar las últimas palabras que Boris Johnson pronunció en el Parlamento: "Hasta la vista, baby". Aquellas con las que parafraseó al personaje de Arnold Schwarzenegger de la película de ciencia ficción Terminator 2: el juicio final (1991).
Y es que Reino Unido parece haber implosionado. Las peores previsiones anticipan que la divisa británica perderá la paridad frente al dólar en noviembre y, a partir de ahí, seguirá perdiendo valor respecto a la moneda estadounidense.
Conviene recordar que los británicos votaron a favor del 'brexit' con el convencimiento de que tomarían el control y se convertirían en un país más fuerte si conseguían desprenderse del yugo de Europa. Pues bien, parece que está ocurriendo exactamente lo contrario. Y ahora que ya no están bajo el amparo de Bruselas no tienen derecho ni acceso a las ayudas de los Veintisiete. Si quieren superar la crisis en la que están inmersos, tendrán que hacerlo por sí mismos.
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Rebaja de la calificación
La confianza en la viabilidad económica del país se veía afectada tras el comunicado del pasado viernes por parte del Gobierno de Truss, que anunciaba un significativo plan de recortes de impuestos, el mayor desde el año 1972. La posibilidad de que los recortes fiscales no hayan terminado -tal y como indicó Kwasi Kwarteng, el ministro británico de Economía-, echó más leña al fuego.
"La reacción de esta noticia por parte del mercado ha sido devastadora", apuntaron los analistas de Activotrade, quienes advirtieron de que "este desplome demuestra la falta de confianza de los mercados en el Reino Unido y un debilitamiento significativo de su fortaleza financiera".
Desde que empezaron a circular los rumores sobre la respuesta del Gobierno de Truss a la crisis energética, la rentabilidad del bono a 10 años ha escalado más de 84 puntos básicos, según los datos de la gestora Schroders. "Es probable que el enorme estímulo fiscal adicional haga subir la inflación más que el crecimiento, lo que será menos útil para el erario, pues llevará a un mayor endeudamiento", indican estos expertos.
A algunos inversores también les preocupa que las agencias de calificación puedan rebajar la nota crediticia de Reino Unido.
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Por eso el Banco de Inglaterra sacó el miércoles la artillería pesada, para contener la escalada de la deuda británica y el desplome de la libra. El objetivo es que los inversores no crean que la situación económica de Reino Unido es similar a la de un país emergente, una comparación que analistas y pesos pesados del mercado ya han hecho, según informa Laura Piedehierro en EL ESPAÑOL-Invertia.
"Transformar Reino Unido"
En su primer discurso como primera ministra Liz Truss prometió hacer "que Reino Unido vuelva a funcionar". "Vamos a transformar Reino Unido en una nación de aspiraciones, con empleos bien remunerados, calles seguras y donde todo el mundo tenga las oportunidades que merece", dijo Truss aquel 6 de septiembre.
También tuvo palabras de agradecimiento para Boris Johnson, a quien elogió por haber ejecutado el 'brexit' y a quien, a su juicio, "la historia recordará como un primer ministro de gran trascendencia".
Truss presentó desde el principio un plan audaz basado en hacer crecer la economía a través de una bajada masiva de impuestos y de reformas estructurales para impulsar la inversión privada. "Haré que el país funcione, se construya y crezca", enfatizó.
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Sin embargo, su plan ha provocado que la libra esterlina alcanzara el pasado lunes su mínimo histórico frente al dólar. Un desplome que se debe a la preocupación por la rebaja fiscal, pero también a un verano de incertidumbre política tras la dimisión de Johnson y las dificultades económicas que ha acarreado el 'brexit'.
La situación de la deuda británica y de la libra "se ha convertido en algo similar a una crisis de deuda de mercados emergentes, cuando los inversores extranjeros pierden la confianza en un gobierno local y venden tanto los bonos como la moneda al mismo tiempo", apuntan los expertos.
Los primeros 21 días de Truss en Downing Street no han podido ser más catastróficos. Hubo quien la comparó con Margaret Thatcher, pero la nueva líder 'tory' está muy lejos de la 'dama de hierro'. De hecho, algunos analistas internacionales se refirieron a ella más bien como la 'dama de hojalata'. Es pronto para saber de qué pasta está hecha Liz Truss, pero le conviene ser resistente y mostrar nervios de acero porque, a día de hoy, Reino Unido está en una situación crítica.
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