El Kremlin es incapaz de contener la percepción de fracaso, ni siquiera con Vladímir Putin firmando la anexión a Rusia de Donetsk y Lugansk y de las regiones de Jersón y Zaporiyia en un pomposo y forzado acto solemne. Ucrania está ganando y Volodímir Zelenski lo ha vuelto a subrayar en su última alocución nocturna dirigida a su pueblo: la bandera nacional ondea incluso en lugares que el enemigo dice haber hecho suyos y el avance es imparable.
La última hora de hecho no hace sino confirmar esta tendencia: Kiev ha anunciado este lunes la liberación de la localidad de Torske, en Donetsk, y de Arkhanhelske y Miroliubivka en Jersón. Siembran el suelo de minas pero huyen, los soldados rusos huyen. Ya lo hicieron de Limán, también en Donetsk, uno de los mayores éxitos de las tropas ucranianas en su contraofensiva. Y Zelenski aprovecha para azuzar a sus compatriotas y también a sus socios.
El indiscutible líder de la resistencia mantiene contacto permanente con sus aliados occidentales para que aceleren la entrega de material de guerra al tiempo que siguen trabajando en sanciones a Rusia. Ucrania continuará recuperando terreno y cortando las vías de suministro de un ejército invasor desmotivado e inoperante, se sabe ahora, prácticamente desde el inicio del conflicto, cuando constató que no podría tomar Kiev y menos aún en una operación 'relámpago'.
Zelenski quiere que se mantenga la inercia. "Rusia escenificó una farsa en el Donbás. Una farsa absoluta que quería presentar como referendos", ha dicho este lunes en su mensaje a la nación. "Montaron un número, recorrieron las casas con ametralladoras, repartieron pedazos de papel y los propagandistas hacían películas con las zonas ocupadas. Y ahora la bandera ucraniana ondea allí", ha ensalzado.
Amenaza nuclear
El presidente no se ha detenido ahí y ha anticipado que "la semana próxima habrá aún más banderas". En Limán, ha celebrado, "no hay huellas de los referendos". Pero Zelenski tampoco ha terminado con esto su apuesta, que alcanza la perdida Crimea: "Ucrania recuperará lo que le pertenece, lo que trata de ser anexionado ahora y también Crimea que fue anexionada en 2014. Nuestra bandera también estará allí".
La otra cara de la euforia ucraniana es la incógnita del extremo al que está dispuesto a llegar Putin antes que admitir una derrota. El líder de Chechenia Ramzan Kadyrov anima a Putin a adoptar "medidas más radicales", incluido el empleo de "armamento nuclear de baja potencia". Kadyrov se muestra crítico con el Kremlin desde el inicio de la contraofensiva, pero su apoyo se mantiene firme para "destruir el estado ucraniano".
El Kremlin ha respondido a Kadyrov, en concreto su portavoz, Dmitri Peskov. Ha afirmado que Rusia mantendrá un "enfoque equilibrado" en la cuestión de las armas nucleares y no se moverá por "emociones".
La OTAN ha alertado en las últimas horas de la movilización de un submarino nuclear. Se trata del K-329 Belgorod, un temible sumergible ruso que la Alianza está tratando de localizar en el Ártico. Teme que se esté preparando para probar por primera vez alguno de los seis torpedos Poseidón que es capaz de acarrear en su cámara de proa. Este proyectil puede recorrer más de 10.000 kilómetros con su carga radiactiva.