La OTAN vigila de cerca las fuerzas nucleares de Rusia. Y aunque su secretario general, Jens Stoltenberg, ha explicado "no han visto ningún cambio en la postura del Kremlin", la alianza militar prefiere "mantenerse alerta".
Tan alerta que ha rechazado cancelar las maniobras nucleares programadas para la próxima semana conocidas como Steadfast Noon. "Si lo hiciésemos, enviaríamos una señal muy equivocada a Moscú", ha indicado el noruego en vísperas de la nueva reunión con los ministros de Defensa de los países miembros de este miércoles.
Se trata de unos ejercicios que se celebran anualmente y que estaban planeados desde hace tiempo. Sin embargo, seguir adelante con ellos en un momento en que el presidente ruso, Vladímir Putin, ha elevado el tono de sus amenazas nucleares deja claro que la organización militar no se deja amedrentar por lo que considera una retórica "peligrosa", "irresponsable" y "temeraria".
Hasta el momento, la OTAN había advertido de que "habría graves consecuencias" si Moscú se atreve a usar armas atómicas en Ucrania, pero no había dado detalles sobre cómo sería la reacción. Ahora, con la decisión de seguir con las operaciones nucleares en Europa, la Alianza Atlántica está mandando al líder ruso un mensaje directo contundente: que está preparada y que tiene capacidad para responder.
También tiene armas, porque los Steadfast Noon están destinados a ensayar el lanzamiento de algunas de las 150 bombas nucleares tácticas B61 que se calcula que Estados Unidos tiene desplegadas en Europa, según el Forum for Nuclear Non-Proliferation and Disarmament. "Rusia sabe que una guerra nuclear no se puede ganar y nunca se debe librar", ha recordado Stoltenberg.
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G7: "Les haremos rendir cuentas"
Este anuncio se da un día después de que Rusia haya bombardeado masivamente más de diez ciudades ucranianas, apuntando a la población civil y a infraestructuras críticas. Estos brutales ataques, que han dejado al menos 19 muertos y centenares de heridos, han llevado al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a reunirse de urgencia este martes, con la ayuda del canciller alemán, Olaf Scholz, con el Grupo de los Siete (G7).
Los líderes del foro internacional, conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido -todos ellos miembros de la OTAN menos Japón- han condenado la oleada de bombardeos. "Haremos rendir cuentas al presidente Putin y a los responsables", han asegurado en un comunicado tras el encuentro virtual.
También han aprovechado para reiterar su apoyo a Ucrania y han afirmado que no se dejarán intimidar, que el uso de armas químicas, biológicas o nucleares en Ucrania tendrá "graves consecuencias".
"Nos mantenemos firmes en nuestro compromiso de proporcionar el apoyo que Ucrania necesita para mantener su soberanía e integridad territorial. Seguiremos ofreciendo apoyo financiero, humanitario, militar, diplomático y jurídico todo el tiempo que sea necesario", ha señalado el G7.
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Asimismo, los miembros del grupo mandaron un mensaje a Bielorrusia, que lleva apoyando a Moscú desde el inicio de la invasión y que el lunes anunció que comenzaría a realizar ejercicios militares junto a las fuerzas del Kremlin en las inmediaciones de Kiev. Por ello, han instado al régimen de Lukashenko a "cumplir sus obligaciones conforme al derecho internacional".