La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ha explicado su programa este martes ante la Cámara de Diputados y el Senado para ser investida, votación que no representa ningún problema para la ultraderechista dada su mayoría de la mano de Matteo Salvini y Silvio Berlusconi, una coalición con "diferentes sensiblidades por un interés más alto", ha dicho Meloni, agradecida a sus socios, al inicio de su discurso.
Sabedora de la atención en sus palabras más allá de ese parlamento y de las propias fronteras italianas, la mandataria ha intervenido en un tono serio, institucional y europeísta, comprometiéndose a "anteponer el interés de la nación a los particulares o de partido" y a la estabilidad: "Basta ya de la anomalía italiana. Damos vida a un gobierno plenamente representativo de la voluntad popular", ha proclamado.
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Antes de entrar en materia, Meloni se ha dirigido también a quienes -cree- quieren tutelar su tarea, quienes no confían en su gobierno: "Les diría que pueden pasar mejor su tiempo. En esta sala hay una oposición que puede hacerse oír sin necesidad de ayuda externa. Faltan el respeto no a mí, sino al pueblo italiano, que no tiene que recibir lecciones". A todos ellos ha insistido: "Gobernaremos cinco años".
Europa
Italia "respeta las normas de la Unión Europea" pero "contribuirá a cambiar algunas de ellas", como una renegociación del pacto de estabilidad, ha avanzado, segura de que cuestionar el funcionamiento de las instituciones comunitarias no te convierte en "enemigo o hereje". Su objetivo "no es ralentizar ni sabotear la integración, pero necesitamos una más efectiva para enfrentar los grandes desafíos", ha defendido.
Meloni, diferencias aparte, ha asegurado que cooperará con la Unión: "Solo una Italia que respete sus compromisos puede tener la autoridad para pedir a nivel europeo y occidental, por ejemplo, que las cargas de la crisis internacional se compartan de manera más equilibrada. Esto es lo que pretendemos hacer, empezando por la energía".
Sobre este asunto, la energía, Meloni considera "un paso adelante" lo abordado en el último Consejo Europeo, pero "insuficiente" en cuanto a que aún no hay una respuesta común ante el desafío de Vladímir Putin. "Sobre los precios -ha valorado-, la mera discursión de medidas de contención ha frenado la especulación, pero si los anuncios no son seguidos rápidamente de mecanismos efectivos, la especulación se reiniciará".
Inflación
La primera ministra, que ha defendido el fracking -"el mar tiene yacimientos de gas que debemos explotar al máximo"-, se propone crear "una barrera a la energía cara" reforzando las "medidas de apoyo a familias y empresas". También, elaborar unos presupuestos con sensibilidad social "en el contexto económico más difícil desde la posguerra". 2023, ha lamentado, "será un año de recesión, los datos son claros".
Para hacer frente a la inflación, Meloni ha propuesto "intervenir con medidas encaminadas a aumentar la renta disponible de las familias", que incluye rebajas de impuestos o el aumento de productos con un IVA reducido del 5%. El plan se detallará en el proyecto de presupuestos, ha prometido la mandataria ante la Cámara de Diputados.
Sobre la deuda, Meloni es contraria "a la austeridad ciega o las aventuras creativas". La única forma, ha afirmado, "es el crecimiento estructural". "Estamos abiertos -ha añadido- a las inversiones extranjeras, pero sin lógica depredadora. (...) Tengo ganas de decir que si este Gobierno consigue hacer lo que tiene en mente, apostar por Italia puede ser no solo una inversión segura, sino quizás incluso una ganga".
Inmigración
Uno de los tramos que mayor interés generaba de su discurso era el tocante a la inmigración, a la seguridad en las fronteras. Meloni ha puesto el foco en "eliminar las causas que llevan a los migrantes, especialmente a los más jóvenes, a abandonar su tierra, sus raíces culturales, su familia para buscar una vida mejor en Europa". "Lo que no pretendemos de ninguna manera -ha puntualizado- es cuestionar el derecho de asilo de quienes huyen de guerras y persecuciones. Iremos contra las mafias".
Meloni ha vuelto a condenar el fascismo, como hizo para sorpresa de muchos en agosto. "Siempre he considerado las leyes raciales de 1938 el punto más bajo de la historia italiana, una vergüenza que marcará a nuestro pueblo para siempre. Los totalitarismos del siglo XX han desgarrado a toda Europa, no solo a Italia, durante más de medio siglo. (...) Nunca he sentido simpatía por los regímenes antidemocráticos, incluido el fascismo".
La mandataria no ha obviado ser la primera jefa de gobierno: "Está entre las tantas cargas que pesan hoy sobre mis hombros", ha dicho, antes de dirigirse a las italianas: "Cuando pienso en la magnitud de este hecho siento la responsabilidad que tengo con todas las mujeres con dificultades para hacer valer su talento". Meloni ha querido recordar a aquellas que "construyeron esa escalera" que le ha permitido "romper el techo de cristal".
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Meloni ha profundizado en lo que le ha costado llegar al lugar que ocupa, además de por ser mujer, y ha terminado reivindicándose: "Vengo de un área cultural a menudo confinada en los márgenes y no he llegado aquí en brazos de una familia y amistades influyentes. Represento lo que los británicos llamarían el underdog, que debe derribar todos los pronósticos para hacerse valer".
De 45 años, juró el cargo el sábado ante el presidente de la república, Sergio Mattarella, y tomó posesión el domingo en un acto simbólico de traspaso de poderes con su antecesor, Mario Draghi. Su gobierno tiene 24 ministerios.