Xi Jinping ha lanzado este viernes su más feroz crítica a Vladímir Putin desde que empezó la guerra en Ucrania. Ha sido tras la visita del canciller alemán Olaf Scholz al país asiático cuando el líder chino ha advertido a su aliado ruso sobre las consecuencias del uso de armas nucleares.
"La comunidad internacional debe oponerse al uso o a la amenaza del uso de armas atómicas" en Ucrania, ha señalado Xi en un comunicado publicado por la agencia estatal Xinhua. "El mundo también debería luchar para que no se puedan usar estas armas y que no se pueda librar una guerra de este tipo con el fin de evitar una crisis nuclear", añadió.
El líder chino, que hace un par de semanas fue reelegido para un tercer mandato en el congreso del Partido Comunista (PCCh), ha abandonado la ambigüedad que ha marcado su discurso desde febrero y ha pedido a Alemania y a Europa que "jueguen un papel importante en el establecimiento de la paz y la mediación de las negociaciones".
En septiembre, sin embargo, Pekín ya tenía dudas sobre la invasión a Ucrania. Paradójicamente, fue Putin quien, al margen de una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Uzbekistán, reconoció que su homólogo chino tenía "preguntas y preocupaciones" sobre la guerra.
Ahora, el mensaje de condena de Pekín llega en pleno aumento de la retórica nuclear de Moscú. Hace tan sólo un mes, tras la anexión ilegal de cuatro provincias ucranianas, Putin amenazó con utilizar los recursos nucleares para "defender a Rusia y a su gente". Y no sólo eso: las recientes -y, según la OIEA, infundadas- acusaciones del Kremlin sobre que Ucrania tiene una "bomba sucia" han hecho temer un posible ataque atómico por parte de Rusia.
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En esta línea, Scholz, que ha sido el primer líder occidental en pisar territorio chino tras el estallido de la pandemia hace casi tres años, ha ratificado la sintonía entre ambos líderes a la hora de considerar que las amenazas nucleares son "irresponsables e incendiarias". Además, aprovechó para recordar que el motivo de su visita era "desarrollar más" la cooperación económica entre Berlín y Pekín.
Este acercamiento entre Scholz y Xi ha estado rodeado de polémica, sobre todo después de que esta semana el canciller alemán aceptase vender una parte del estratégico puerto alemán de Hamburgo, el tercero de Europa por volumen de mercancías, a la empresa china Cosco.
Se ha acusado a Scholz de priorizar los intereses económicos sobre las preocupaciones de seguridad europeas
Así, se ha acusado al canciller alemán de priorizar los intereses económicos sobre las preocupaciones de seguridad europeas. Es exactamente lo mismo que se criticó a su predecesora, Ángela Merkel, con Rusia, país con el que estrechó lazos comerciales durante los 16 años que fue canciller.
Los recelos del G7
Al parecer, los líderes del G7 (formado por Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, además de Alemania) también han seguido de cerca el viaje de Scholz en plena escalada de tensiones por Taiwán. Una isla autónoma que China reclama como suya y que amenaza con invadir, y que Washington se ha comprometido a defender.
Este mismo viernes, los dirigentes de las democracias más ricas del mundo, emitieron un comunicado en el que instaban a China a abstenerse de "amenazas, coerción, intimidación o uso de la fuerza" en Taiwán, según recoge la agencia Reuters. "Nos oponemos firmemente a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo por fuerza o coacción", añadía la nota.
El G7 ha instado a China a abstenerse de "amenazas, coerción, intimidación o uso de la fuerza" en Taiwán
En los últimos años, los aliados occidentales han mostrado una postura más dura hacia China. Sin ir más lejos, este verano, la OTAN incluyó al país asiático como principal "desafío" en su Concepto Estratégico. Más tarde, la Casa Blanca apuntaló al gigante asiático como la "mayor amenaza" para su seguridad en su Estrategia Nacional de octubre de 2022.
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En esta línea, tras la reunión del G7 de esta semana, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que los socios trataban de coordinar las respuestas a una postura global cada vez más asertiva de China.
Así, habló de "la necesidad de alinear nuestro enfoque con la República Popular China frente a la creciente coerción, y retroceder juntos contra las políticas y prácticas de Pekín que distorsionan el mercado, que perjudican a los trabajadores y las industrias de todos nuestros países", señaló Blinken en declaraciones recogidas por Reuters.