"La espera ha sido larga, debería decir demasiado larga. Y las expectativas son altas, con razón, por parte de las autoridades y de los ciudadanos", avisa la comisaria de Interior Ylva Johansson. La Comisión Europea redobla la presión sobre los Estados miembros para que aprueben la entrada de Rumanía y Bulgaria en el espacio sin fronteras Schengen, que lleva más de 10 años bloqueada. El Ejecutivo comunitario respalda también la candidatura de Croacia, que genera menos resistencias.
La presidencia checa de la UE ha puesto la decisión -que requiere unanimidad- en la agenda de la próxima reunión de ministros de Interior el 8 de diciembre. Pero Holanda mantiene el veto que ha esgrimido casi en solitario desde hace una década. El Parlamento holandés aprobó en octubre una resolución que sostiene que admitir a Rumanía y Bulgaria en Schengen generaría problemas en los controles fronterizos y supondría una amenaza para la seguridad. También Alemania y los nórdicos tienen dudas.
Sin embargo, el Ejecutivo comunitario asegura que los dos países cumplen todos los requisitos exigidos desde 2011: gestión eficaz de fronteras, visados uniformes Schengen, cooperación con las fuerzas de seguridad de otros países y conexión con todas las bases de datos.
"Bulgaria, Rumanía y Croacia han demostrado de forma contundente que cumplen todas estas condiciones. Disponen de las herramientas, estructuras y procedimientos para gestionar las fronteras exteriores, incluidas las posibles amenazas a la seguridad. Cuentan con personal altamente capacitado y dedicado, infraestructura y conocimientos de última generación", ha subrayado la comisaria de Interior.
Para tratar de aplacar las dudas de Holanda, Bulgaria y Rumanía invitaron en octubre a una misión de investigación de 17 expertos del Ejecutivo comunitario, los Estados miembros y la agencia Frontex. "Esta misión no sólo informó muy positivamente, sino que también reafirmó la preparación de los dos países para unirse a Schengen", sostiene Johansson.
Sin embargo, las garantías adicionales proporcionadas por los dos países y por la Comisión se consideran insuficientes en La Haya. El Gobierno holandés cree que el mandato de la misión no era suficientemente amplio, ya que dejaba fuera cuestiones como la cooperación judicial, los visados o los flujos de datos.
Antes de aprobar la entrada de Rumanía y Bulgaria a Schengen, Holanda pide al Ejecutivo comunitario que elabore nuevos informes para evaluar el estado de la reforma judicial y la lucha contra la corrupción y la delincuencia organizada en los dos países. Unos informes que no está claro que vayan a llegar a tiempo de la reunión del 8 de diciembre.
"Bulgaria, Rumanía y Croacia están listas para entrar y debo decir que la UE está preparada para darles la bienvenida. Espero que los Estados miembros tomen esta decisión importante, histórica y positiva. Un momento de gran orgullo para los ciudadanos de estos países. Y lo más importante, una decisión que nos interesa a todos", argumenta la comisaria de Interior.
"Esta será una decisión verdaderamente europea. Schengen ha sobrevivido a las turbulencias de los últimos años. Estos desafíos se han superado gracias a un espíritu europeo compartido. Y este espíritu debe continuar en nuestro mundo moderno", ha dicho Johansson.
En la actualidad forman parte del espacio Schengen todos los países de la UE salvo Rumanía, Bulgaria, Croacia, Irlanda y Chipre, así como cuatro países asociados (Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein).