Romper la barrera natural del río Dniéper se ha convertido en el principal objetivo de las tropas ucranianas desde que el ejército del Kremlin se retiró de la ciudad de Jersón, al sur del país, hace unas semanas.
El problema es que el camino más rápido, el frontal, está bloqueado por las fuerzas rusas, que habrían construido una línea defensiva de cerca de 15 kilómetros. Una suerte de "línea Maginot" en la orilla oeste que convierte cualquier intento de traspasarla en un suicidio militar.
A pesar de las dificultades, Ucrania parece haber encontrado una puerta trasera en la península de Kinburn, una franja de tierra de 40 kilómetros de largo y 10 de ancho situada en la desembocadura del río, en el margen izquierdo, y frente al importante puerto de Ochákiv.
Precisamente fue en esa lengua de arena -que antes de la guerra era un popular destino turístico- donde un centenar de soldados ucranianos en lanchas rápidas desembarcaron hace unos días. Ese es también el lugar donde este miércoles han lanzado una sigilosa ofensiva, según ha anunciado la portavoz del Comando Operacional del Sur de Ucrania, Nataliya Gumenyuk. "Una tormenta en el mar nos está ayudando a liberar el territorio", ha señalado.
Kinburn fue tomada por las fuerzas rusas en junio, lo que la convierte en una de las últimas conquistas en el sur. Desde entonces, según sostiene el Institute for the Study of War (ISW), el enclave se ha utilizado para lanzar misiles a los territorios controlados por Ucrania, como la ciudad portuaria de Odesa, a unos 65 kilómetros al oeste, o Mykolaiv, que se encuentra a una distancia similar al noreste.
El ejército ucraniano, en cambio, sostiene que el lugar ha servido sobre todo para atacar remolcadores y barcazas de transporte de granos que operaban en el extremo del río.
Crimea y las rutas navales
En cualquier caso, esta península es estratégica no sólo porque permite asegurar la orilla liberada, sino porque controlarla significa controlar el Dniéper y una de las puertas de salida al mar Negro. Desde allí, por ejemplo, se pueden proteger las rutas navales que conectan con los puertos de Mykolaiv y Jersón.
Además, durante estos meses, Kinburn ha permitido a Moscú proteger Crimea, la península que anexionó ilegalmente en 2014 y que ahora busca conservar a toda costa, aunque para ello haya tenido que retroceder ante los embates ucranianos y renunciar a ciudades estratégicas como Jersón.
Así, si Kiev lograra tomar la zona pondría en peligro las líneas de suministro clave que conectan las unidades rusas en el norte con los territorios invadidos hace ocho años. Esta posibilidad ya está generando inquietud entre los funcionarios del Kremlin, a pesar de que imágenes de satélite muestran que ha establecido posiciones defensivas en la estrecha península.
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De hecho, este mismo miércoles, el gobernador de Crimea, Mijaíl Razvozháyev, anunció la activación de las defensas antiaéreas en la región para, supuestamente, derribar dos drones que sobrevolaban la ciudad de Sebastopol.
No obstante, inmediatamente después, el jefe de Gobierno, Sergey Aksyonov, anunció a través de Telegram que se había elevando el nivel de amenaza terrorista a alto al menos hasta el 7 de diciembre. Se suma así a la serie de medidas de seguridad que se han implementado en los últimos días para convertir Crimea en un fortín.