En 2008, la OTAN aprobó en una cumbre en Bucarest abrir la puerta a Ucrania, declarando que este país se convertiría algún día en miembro del club. Una decisión que Vladimir Putin ha esgrimido en su argumentario para justificar su guerra de agresión contra el país vecino. Catorce años más tarde, los ministros de Exteriores de la Alianza Atlántica han vuelto a reunirse en la capital rumana, donde se han conjurado para no dar ni un paso atrás en su apoyo al Gobierno de Kiev con el fin de impedir que el Kremlin salga victorioso del conflicto.
En su reunión en Bucarest, los jefes de la diplomacia de la OTAN han acordado continuar con el envío de armas a Ucrania, en particular sistemas de defensa aérea para proteger a las ciudades de los bombardeos indiscriminados rusos.
Pero además, la Alianza Atlántica ayudará al Ejecutivo de Volodímir Zelenski a reparar las infraestructuras de electricidad y gas que el Kremlin está destruyendo de forma sistemática las últimas semanas con el fin de que pueda resistir al invierno. Estados Unidos ha sido el primero en anunciar que destinará 53 millones de dólares para comprar equipos de red eléctrica.
"Necesitamos defensa aérea (Iris, Hawks, Patriots) y necesitamos también transformadores", ha pedido el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, que ha participado de forma presencial en la reunión de la OTAN de Bucarest.
"Con los transformadores y generadores, podremos restablecer nuestra red de electricidad y proporcionar a nuestros ciudadanos condiciones decentes de vida de las que Putin quiere privarles. Con sistemas de defensa aérea, podremos proteger estas infraestructuras de los próximos ataques rusos con misiles, que desafortunadamente llegarán. En pocas palabras: lo que Ucrania necesita más son Patriots y transformadores", sostiene Kuleba.
"El presidente Putin está fracasando en Ucrania y está respondiendo con más brutalidad, atacando la infraestructura de gas, las líneas eléctricas y tratando de privar a los ucranianos de agua, electricidad, luz y calefacción. El presidente Putin está tratando de usar el invierno como arma de guerra, lo que está infligiendo mucho sufrimiento al pueblo ucraniano", denuncia el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
"Apoyaremos a Ucrania todo el tiempo que sea necesario y no vamos a dar ningún paso atrás. Nos damos cuenta de que es extremadamente importante que el presidente Putin no gane en Ucrania. Eso sería una tragedia para Ucrania pero además haría el mundo un lugar más peligroso y nos volvería más vulnerables", ha subrayado Stoltenberg.
En la reunión de Bucarest, Finlandia y Suecia han participado en su calidad de países invitados a entrar en la Alianza, aunque Hungría y Turquía siguen sin ratificar su adhesión. Pese a ello, la OTAN ha reiterado su disposición a salir en defensa de Estocolmo o Helsinki en caso de ataque de Moscú. "Su seguridad es de importancia directa para la Alianza, incluso durante el proceso de adhesión", señala la declaración aprobada por los ministros.
¿Qué queda ahora de la promesa que hizo la OTAN a Ucrania hace 14 años? El presidente Zeleski ha vuelto a pedir entrar en la Alianza como forma de protección frente a Moscú, pero los miembros del club no quieren entrar en un choque directo con Putin. Stoltenberg asegura que la OTAN mantiene su compromiso, pero subraya que "la prioridad ahora es apoyar a Ucrania".
"Estamos en medio de una guerra y, por lo tanto, no debemos hacer nada que pueda socavar la unidad de los aliados para brindar apoyo militar, humanitario y financiero a Ucrania. Porque debemos evitar que el presidente Putin gane y debemos asegurarnos de que Ucrania prevalezca como una nación independiente soberana", ha insistido el secretario general.