Los ministros de Interior de la Unión Europea han aprobado este miércoles la entrada de Croacia al espacio sin fronteras Schengen, pero han vuelto a dar portazo a Rumanía y Bulgaria, que llevan más de 10 años esperando. Holanda y Austria han ejercido su derecho de veto con el argumento de que los dos países todavía no cumplen todos los requisitos exigidos, pese a contar con la evaluación positiva de Bruselas.
Croacia entrará en Schengen el próximo 1 de enero de 2023 y se convertirá en el Estado miembro número 27. Croacia (que limita con Serbia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro) desempeña "un papel esencial en la protección de las fronteras exteriores de la UE y la garantía del buen funcionamiento del espacio Schengen", según señala la Comisión Europea, que recomendó su adhesión ya en 2019. Su candidatura no ha suscitado ninguna controversia y ha sido aprobada por unanimidad.
No ha ocurrido lo mismo con Rumanía y Bulgaria, que recibieron un dictamen favorable de Bruselas ya en 2011. Transcurrida una década, su candidatura sigue suscitando problemas para dos Estados miembros. Austria culpa a los dos países de la elevada presión migratoria que sufre procedente de la ruta de los Balcanes Occidentales.
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Por su parte, Holanda, que inicialmente vetaba las dos candidaturas, ha levantado en los últimos días su oposición a Rumanía tras recibir nuevas garantías. Pero el Gobierno de Mark Rutte aún considera que Bulgaria todavía no respeta todos los requisitos en materia de Estado de derecho y pide a la Comisión Europea que haga una nueva evaluación.
El veto de Austria y Holanda ha indignado al resto de Estados miembros, que también consideran que Rumanía y Bulgaria cumplen los requisitos y temen que el nuevo portazo provoque una reacción negativa en las opiniones públicas de ambos países. La adhesión a Schengen exige una votación unánime.
"El espacio Schengen es un pilar básico de la UE y son tres países que han demostrado cumplir todos los requisitos para ser plenos integrantes de Schengen. En este sentido, el apoyo de España es firme", ha dicho el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
"Croacia, Bulgaria y Rumanía están técnicamente preparadas para unirse a Schengen. Han hecho todo lo que les pedimos que hicieran, han hecho incluso más de lo que les pedimos, han cumplido todos los requisitos y están preparados", ha dicho el vicepresidente de la Comisión, Margaritis Schinas.
"Las escasas dudas que persisten son políticas y socavan dos hechos muy simples: que somos más fuertes y no más débiles con la ampliación de Schengen, y en segundo lugar que ampliar Schengen significa más y mejores controles no menos", sostiene Schinas.
"Le diría no sólo a Austria, sino a todo el mundo, que los tres países candidatos han hecho lo que tenían que hacer y están preparados para garantizar que nuestras fronteras exteriores estén protegidas. Están preparados con todo lo necesario para combatir a los traficantes de personas, evitar las entradas ilegales en la UE y es injusto no darles la oportunidad que han ganado y merecen", ha indicado.
El Ejecutivo comunitario asegura que Rumanía y Bulgaria cumplen todos los requisitos exigidos desde 2011: gestión eficaz de fronteras, visados uniformes Schengen, cooperación con las fuerzas de seguridad de otros países y conexión con todas las bases de datos.
"Ciudadanos de Rumanía y Bulgaria, merecéis ser miembros de pleno derecho de Schengen, merecéis acceso al libre movimiento en el espacio Schengen. Tenéis un fuerte apoyo de casio todos los Estados miembros. Mentiría si no dijera que estoy decepcionada y comparto la decepción con los ciudadanos de Rumanía y Bulgaria", ha dicho la comisaria de Interior, Ilva Johansson.
A su juicio, la UE ha dado este jueves muestra de falta de unidad, algo que le pone "triste". Johansson asegura que la entrada de los dos países en Schengen seguirá siendo una prioridad para ella y que espera resultados antes del final de su mandato: mediados de 2024.
En la actualidad forman parte del espacio Schengen todos los países de la UE salvo Rumanía, Bulgaria, Croacia, Irlanda (que goza de una exención) y Chipre, así como cuatro países asociados (Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein). En total, más de 4 millones de kilómetros cuadrados, con una población de casi 420 millones de personas.