"Debemos aprender la lección más dura y asumir responsabilidades". La Comisión de Ursula von der Leyen ha anunciado que propondrá endurecer las penas contra los delitos de corrupción en toda la Unión Europea como respuesta al escándalo de corrución conocido como Qatargate. Una trama de sobornos dentro de la Eurocámara orquestada por el país del Golfo para blanquear su imagen, en la que participaba una de sus vicepresidentas, la griega Eva Kaili.
El pleno del Parlamento Europeo ha celebrado este martes un debate de urgencia sobre el Qatargate, en el que las palabras más repetidas han sido "conmoción", "rabia", "frustración" o "tristeza".
"Parece una película mala de Netflix, pero es la fea realidad de la grave corrupción en el corazón de la democracia europea", ha dicho el portavoz popular, Jeroen Lenaers. Todos los intervinientes reconocen que el escándalo ha dinamitado la confianza de los ciudadanos en la Eurocámara y en que costará mucho reconstruirla.
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"Debemos eliminar las diferencias en las leyes nacionales que obstruyen la lucha contra la corrupción. Y para ello propondré una nueva ley el año que viene", ha dicho durante el debate la comisaria de Interior, la socialdemócrata sueca Ylva Johansson.
"Debemos tipificar como delito todas las formas de corrupción en todos los Estados miembros. No sólo el soborno como ocurre hoy, sino también el tráfico de influencias, el enriquecimiento ilícito, la malversación y el abuso de poder. E imponer duras sanciones penales en toda la UE por estos delitos", ha señalado Johansson sin dar más detalles.
Durante el debate, los eurodiputados se han comprometido a reforzar los controles y la transparencia en el funcionamiento de la institución para evitar que un caso así pueda repetirse. "Siempre hemos luchado contra la corrupción en todas sus formas y lo seguiremos haciendo, pero reconozcamos que tendremos que hacerlo mejor", ha dicho la jefa de los socialistas en la Eurocámara, Iratxe García, cuyo grupo es el más golpeado por el escándalo.
Entre las medidas que han concitado más apoyo entre los eurodiputados se encuentra la creación de un comité especial de investigación para llegar hasta el fondo del Qatargate. El Parlamento Europeo pretende además ampliar el registro de grupos de presión para que figuren también los diplomáticos de países extracomunitarios. También hay consenso sobre la necesidad de crear un órgano independiente de ética con poderes ejecutivos.
Finalmente, varios parlamentarios han pedido más controles sobre las ONG, porque algunas son el "caballo de Troya" que usan regímenes autoritarios para comprar influencia. Así ha ocurrido en este caso con la organización Fight Impunity, que en realidad era la tapadera utilizada por Qatar en la trama de sobornos.
No obstante, la mayoría de los eurodiputados, en lugar de asumir responsabilidades por la falta de control, se han presentado como víctimas de compañeros de moralidad dudosa y de la interferencia de actores externos como Qatar. El copresidente del grupo de Izquierda Radical, Martin Schirdewan, ha sido de los pocos que se han alejado de esta estrategia de defensa.
"No es una cuestión de algunas manzanas podridas. Este escándalo ha ocurrido porque tenemos un problema estructural. ¿Cuántos lobistas tienen acceso al Parlamento Europeo? ¿Cuántas reuniones ha habido entre lobistas y funcionarios de la Comisión en el último año? ¿Cuánto sabemos de la influencia de lobistas y Estados en nuestras instituciones?", se ha interrogado Schirdewan.