El general Sergei Surovikin, conocido como el "perro sanguinario" del Kremlin por su crueldad en conflictos como los de Siria o Chechenia, ya no es la mano derecha militar del presidente ruso, Vladímir Putin. Este miércoles, Surovikin ha sido apartado del cargo y sustituido por el actual jefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Valery Gerásimov.
A sus 67 años, Gerásimov será el encargado de supervisar lo que Rusia considera una "operación militar especial" en Ucrania, según ha anunciado el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, en un comunicado recogido por la agencia de noticias RIA.
Rusia había ascendido a Surovikin para ser su principal comandante en el campo de batalla en octubre, después de que una serie de contraofensivas ucranianas en el norte y en el sur del país cambiaran el rumbo del conflicto. Sin embargo, desde su nombramiento, el ejército ruso no ha logrado ninguna victoria militar significativa, pero sí ha sufrido numerosos y humillantes reveses en el campo de batalla.
A partir de ahora Surovikin ejercerá como subjefe de la agrupación conjunta de tropas en el conflicto. Así, estará por debajo de Gerásimov.
Esta reorganización del liderazgo militar responde, según Defensa, "a la ampliación de la magnitud de los objetivos a cumplir y la necesidad de la organización de una cooperación más estrecha entre las diferentes tropas del ejército". Es, en definitiva, un movimiento diseñado para aumentar la efectividad de la gestión de las operaciones militares en Ucrania, más de diez meses después del inicio del conflicto.
Además, la llegada de Guerásimov al cargo busca mejorar la calidad de los suministros y la efectividad del mando de la agrupación de fuerzas, según recoge la agencia Efe.
Asimismo, Shoigú anunció una urgente reforma del Ejército que incluía el aumento del número de hombres hasta el millón y medio, casi la mitad de ellos militares profesionales. En estos momentos, las tropas rusas y las unidades de la compañía militar privada Wagner combaten en las calles de la localidad de Soledar, en la región de Donetsk.
La conquista de ese baluarte no sólo sería la primera gran victoria rusa en más de medio año, sino que allanaría el camino para atacar Bakhmut, un importante cruce de caminos que conduce a los principales bastiones ucranianos del Donbás.