Rocroi 1643, Leipzig 1813, Balaclava 1854, Galípoli 1916, Stalingrado 1942-1943. A la lista de batallas célebres, encumbradas por el aura escarlata de la leyenda bélica, los libros de Historia inscribirán el nombre de Bakhmut, 2023. Ubicada en el Donbás y con una importancia estratégica limitada -pero enorme en lo simbólico-, allí lleva semanas desarrollándose una encarnizada batalla de desgaste que Rusia está cerca de ganar. El precio de esta victoria, no obstante, podría ser muy caro para el Kremlin.
A la línea del frente, Putin ha movilizado no solo a las mejores fuerzas del Grupo Wagner, esa organización de mercenarios que cada vez más amenaza con rebelársele por "traidor" y no aprovisionarle de todo lo que pide su líder Yevgueni Prigozhin, otrora 'chef de Putin'. En Bakhmut también luchan y mueren cada día las tropas de choque más efectivas y difíciles de reemplazar del Ejército ruso. Tanto unos como otros sufren un riesgo de degradación severo y que podría resultar fatal a largo plazo, según el último informe del Instituto para el Estudio de la Guerra.
En su último análisis sobre la guerra en Ucrania, este grupo de estudio afirma que Bakhmut no es intrínsecamente una localidad significativa desde el punto de vista operativo -más allá de ser enclave oriental para el transporte de suministros-. A pesar de ello, la batalla allí puede dañar los elementos de élite del Grupo Wagner "en un entorno de guerra urbana que favorece a Ucrania" y comprometer en la lucha a algunas tropas aerotransportadas de élite del Ejército ruso.
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Según este instituto fundado en 2007, en Washington, por Kimberly Kagan, "tomar Bakhmut es necesario pero no suficiente para los avances rusos en la región de Donetsk, aunque la lucha por esta ciudad se ha vuelto estratégicamente significativa debido a la composición de las fuerzas rusas desplegadas en el área".
No obstante, el instituto cita informes occidentales que sugieren que Ucrania está también gastando en Bakhmut sus propias fuerzas de élite y su equipo frente al grupo Wagner, "que son mera carne de cañón". Ese intercambio revierte en "seria desventaja para Ucrania incluso con una alta proporción de pérdidas rusas y ucranianas".
Las fuerzas rusas que luchan en Bakhmut en estos momentos provienen de los elementos de élite del Grupo Wagner y de las unidades aerotransportadas rusas, así como de las tropas de menor calidad. Esto indica que las tropas rusas convencionales pueden estar apoyando o incluso suplantando las operaciones de Wagner alrededor de esa ciudad, según el informe.
"Es probable que el Grupo Wagner siga utilizando prisioneros para apoyar operaciones en Bakhmut, aunque en un grado mucho más limitado que en meses anteriores debido a las pérdidas masivas sufridas por esos reclutas en asaltos frontales por desgaste. Pero ahora Wagner también ha comprometido a sus mejores soldados en la lucha, y son ellos quienes están siendo desgastados junto con los reclutas", dice el instituto.
En ningún caso Rusia esperaba encontrar en Bakhmut una resistencia tan "feroz", como el propio líder del Grupo Wagner la calificó. Esto ha obligado a que ejerzan una presión y un desplazamiento hasta esa línea del frente que no estaba previsto. De hecho, Prigozhin ha asegurado que, sin sus mejores hombres luchando allí, Rusia no tendría ninguna opción de tomar la ciudad, lo que, si acaba materializándose, supondría la primera gran victoria de Putin en más de medio año.
Zelenski promete resistencia
Los principales generales ucranianos han dado un paso al frente ante los rumores que indicaban una posible retirada de las tropas ucranianas y este martes han prometido seguir defendiendo Bakhmut, según ha declarado el presidente Volodímir Zelenski.
Durante los últimos días las tropas ucranianas habían estado reforzando posiciones al oeste de la ciudad en aparente preparación para una posible retirada, pero parece que esto no ocurrirá de momento. Así lo decidieron el propio Zelenski, el comandante regional y el comandante en jefe de Ucrania, que están de acuerdo en reforzar las defensas.
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"El mando apoyó unánimemente esta posición. No había otras posiciones. Le dije al comandante en jefe que encontrara las fuerzas adecuadas para ayudar a nuestros chicos en Bakhmut", dijo Zelenski en su discurso nocturno del lunes.
La batalla en Bakhmut ha agotado las reservas de artillería de ambos bandos, con miles de proyectiles disparados diariamente a lo largo de los frentes oriental y meridional. Por este motivo, analistas occidentales creen que, teniendo en cuenta el tiempo empleado y las bajas sufridas, una victoria rusa en Bakhmut sería pírrica y poco rentable.
Los aliados europeos de Kiev, mientras tanto, están trabajando en un acuerdo para conseguir más munición. A la vez, Prigozhin sigue quejándose amargamente de que el Kremlin está retrasándose en la entrega de municiones. "Estoy llamando a todas las puertas y haciendo sonar la alarma sobre la munición y los refuerzos, así como sobre la necesidad de cubrir nuestros flancos", declaró en un comunicado.
"Si todo el mundo está coordinado, sin ambiciones personales, meteduras de pata y rabietas, y lleva a cabo el trabajo que hay que hacer, entonces bloquearemos las fuerzas armadas de Ucrania. Si no, entonces todo el mundo estará jodido", añadió en tono amenazante. El Ministerio de Defensa ruso no ha contestado aún.