"Las unidades del Grupo Wagner han tomado el control de toda la parte oriental de Bakhmut". Así de claro ha sido Yevgueni Prigozhin, líder y fundador de la compañía privada Wagner, en un mensaje difundido por su grupo de prensa este miércoles. Si la afirmación es cierta y toda la zona al este del río Bakhmutka está ocupada por los mercenarios rusos, esto significaría que el Kremlin controla ya cerca de la mitad de la ciudad.
La víspera, Prigozhin afirmó que en Bakhmut permanecen aún entre 12.000 y 20.000 soldados ucranianos, que ofrecen una férrea resistencia a las fuerzas rusas. Además, el viernes pasado también aseguró que sus fuerzas tenían la ciudad "prácticamente rodeada". No obstante, no sería la primera vez que el líder de los mercenarios hace declaraciones prematuras sobre avances territoriales aún no materializados.
Las fuerzas de Prigozhin han dirigido el asalto a la ciudad durante semanas, pero se han enfrentado en repetidas ocasiones con el Ministerio de Defensa ruso, quejándose de que sus hombres no han recibido la munición que necesitan.
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Más recientemente, Prigozhin dijo que el asedio había adquirido una intensidad muy alta, con encarnizados combates "día y noche" y unos soldados ucranianos que no están dispuestos a huir: "Mueren en masa por Bakhmut y se rinden solo en casos extremos. Defenderán la ciudad hasta el final, pero los combatientes Wagner también deben hacer su trabajo hasta el final".
En otro vídeo publicado en su canal de Telegram posterior al mensaje, Prigozhin, de pie frente a un tanque con explosiones de fondo, pedía al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, que "sacara a los ancianos y a los niños" de la maltratada ciudad. Se estima que aún quedan alrededor de 4.500 civiles sin evacuar, sobre una población total de 70.000 personas que vivían en Bakhmut antes del conflicto.
Zelenski se teme lo peor
En caso de que las tropas rusas consigan finalmente tomar Bakhmut, Zelenski ha avisado que tendrán el "camino abierto" para capturar otras urbes clave en el este del país, según informó en una entrevista para la CNN.
Zelenski justificó su decisión de mantener a las tropas ucranianas en Bakhmut: "Es una cuestión táctica para nosotros", dijo antes de insistir en que sus altos mandos militares apoyan de forma unánime prolongar su defensa de la ciudad después de semanas de continuos ataques rusos.
"Entendemos que, después de Bakhmut, los rusos podrían ir más allá. Podrían ir a Kramatorsk, podrían ir a Sloviansk, sería un camino abierto para los rusos después de Bakhmut llegar a otras ciudades de Ucrania, en dirección a la región de Donetsk", explicó Zelenski a la cadena estadounidense en una entrevista desde Kiev. "Es por eso que nuestros hombres están allí", agregó.
Zelenski dijo que sus motivaciones para conservar la ciudad son "muy diferentes" a los objetivos de Rusia. "Entendemos lo que Rusia quiere lograr allí. Rusia necesita al menos alguna victoria, una pequeña victoria, incluso arruinando todo en Bakhut, simplemente matando a todos los civiles allí", denunció.
Sería la primera gran victoria de Moscú en más de seis meses de guerra y su primera conquista territorial significativa. Por ello, Zelenski cree que, si el Kremlin llega a poner su bandera en la ciudad, eso ayudaría a "movilizar a su sociedad para crear esta idea de que son un ejército tan poderoso".
El medio ucraniano The Kiev Independent recogió también testimonios de más de una docena de soldados ucranianos que describen la batalla por Bakhmut como "una carnicería". Los militares ucranianos comentaron al medio que batallones mal entrenados y sin preparación fueron arrojados a la primera línea "para sobrevivir como pudiesen" con un escaso apoyo de blindados, morteros, artillería, drones e información táctica.
Pero a Rusia también le está pasando factura el largo asedio a Bakhmut. Algunos analistas señalan que los soldados rusos también están sufriendo un desgaste enorme para controlar un enclave que tiene más valor simbólico para los rusos que estratégico.
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Importancia estratégica limitada
El ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu declaró el martes que la toma de Bakhmut debilitaría seriamente las defensas ucranianas y permitiría a Rusia organizar nuevas ofensivas en el Donbás, las regiones orientales ucranianas de Donetsk y Luhansk que Rusia dice estar luchando por "liberar".
Sin embargo, el secretario de Defensa de Estados Unidos Lloyd Austin restó importancia a la importancia estratégica de la ciudad el lunes, diciendo que su captura representaría sólo una victoria simbólica y no cambiaría el curso de la guerra.