La invasión de Rusia a Ucrania ha cumplido este fin de semana su decimotercer mes, pero el conflicto no tiene aún final a la vista. Los enfrentamientos entre las tropas de ambos bandos se están concentrando en Bakhmut en las últimas semanas, y Putin no deja de elevar el tono para demostrar fuerza frente a la comunidad internacional y a sus propios ciudadanos. Sin embargo, Ucrania resiste y sigue cosechando victorias tanto militares como psicológicas.
La 95ª Brigada de Ucrania presumía este fin de semana de haberse apoderado de un lanzamisiles Kornet del ejército ruso, un arma destinada a la destrucción de tanques, en un momento en el que la ofensiva rusa se está viendo obligada a recuperar tanques de finales de la década de 1940.
Los misiles Kornet son los mismos de los que presumía la estatal rusa Rostec en febrero, asegurando que eran capaces de destruir los acorazados Leopard que algunos países occidentales - como España - han proporcionado o prometido a Ucrania.
Se trata de un dispositivo que es transportado habitualmente por dos soldados, aunque puede cargar uno solo con él y sus 37 kilos de peso incluyendo el proyectil. Se ancla a tierra y disparar con facilidad, lo que les hace muy versátiles en el campo de batalla. El ejército ruso dispone de ellos desde 1998.
Los proyectiles son guiados por láser, tienen unos 15 centímetros de diámetro y 1,2 metros de largo. Con sus más de ocho kilos de peso son capaces de recorrer cinco kilómetros.
El hallazgo se suma al ataque denunciado por la agencia de noticias rusa TASS que se habría producido en la región rusa de Tula, a poco más de 200 kilómetros de Moscú. En la ciudad de Kiréevsk explotó un dron ucraniano pasadas las 15.00 hora local que hirió a tres personas que han resultado afectadas por la metralla si bien su vida no corre peligro, según la fuente estatal.
Rusia tensa la cuerda aún más
Este fin de semana ha estado marcado por el acuerdo entre Rusia y Bielorrusia para que el primero pueda apostar dispositivos de lanzamiento de misiles nucleares en suelo bielorruso. Si bien el país dirigido por Lukashenko ha permitido servir de vía de acceso a Ucrania de las tropas rusas desde el inicio del conflicto, esto supone un paso más en la política de presión entre Putin y Occidente.
El líder ruso, sin embargo, ha subrayado que no está movilizando a Bielorrusia las cabezas nucleares, lo que supondría una violación del Tratado de No Proliferación. De esta forma, si la información proporcionada por el Kremlin es certera, este paso no supone una amenaza nuclear inmediata ni directa, algo ya apuntado entre otros por el Ministerio de Defensa de Estados Unidos.
La decisión de Putin, sin embargo, ha recibido la condena de la comunidad internacional, al tiempo que el mandatario ruso ha subrayado el hecho de que durante décadas Occidente haya situado este tipo de dispositivos de lanzamiento en Polonia.
Por su parte, el ministro de exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, ha solicitado este domingo en un comunicado la reunión del G7 y del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para que adviertan a Bielorrusia de las "consecuencias de largo alcance" que podría tener el permitir que Rusia instale armamento táctico nuclear en su territorio.
Kuleba ha subrayado que, con esta medida, Rusia "confirma su incapacidad crónica para ser un gestor responsable de armas nucleares como medio de disuasión y prevención de la guerra, no como herramienta de amenaza e intimidación".