El viceprimer ministro británico y ministro de Justicia Dominic Raab ha dimitido este viernes después de que saliese a la luz el informe sobre el presunto acoso laboral de Raab. Adam Tolley, el abogado a cargo de la investigación independiente, recogía en su informe acusaciones de conducta intimidatoria de, al menos, tres funcionarios: Antonia Romeo, del ministerio de Justicia, Simon McDonald, del ministerio de Relaciones Exteriores, y Philip Rycroft, alto diplomático en las negociaciones del Brexit.
En una carta al primer ministro Rishi Sunak publicada en Twitter, Raab dijo que la investigación había sentado un precedente peligroso, pero que seguiría apoyando al Gobierno. La indecisión de Sunak desde que le llegó el informe el jueves respecto a qué medida tomar había generado una crisis en el Partido Conservador. La renuncia aumenta el descrédito del Gobierno y complica su futuro.
"Estimado Primer Ministro, le escribo para renunciar a su Gobierno tras recibir el informe de la investigación realizada por Adam Tolley. Me comprometí a dimitir si se llegaba a algún hallazo de intimidación. Creo que es importante mantener mi palabra", dice Raab, admitiendo las conclusiones del informe.
Sobre Dominic Raab pesaban varias acusaciones y demandas formales por su trato a funcionarios del Gobierno. 'The Guardian' publicó que las víctimas se quejaban de que Raab los intimidaba y humillaba en público. Algunos afirmaban llorar frecuentemente como consecuencia de sus menosprecios, mientras que otros vomitaban antes de las reuniones.
La parlamentaria del Partido Laboralista Ellie Reeves, calificada a veces como una "ministra de Justicia en la sombra", ha atacado duramente la gestión de Raab tras su dimisión: "Sin contrición. Sin autoconciencia. Ninguna disculpa real. Renunció mientras gobernaba. Que se le permitiera dirigir nuestro sistema de justicia durante tanto tiempo es un insulto".
Además, la líder de los Demócratas Liberales Daisy Cooper ha pedido a Raab que entregue también como diputado: "No solo ha demostrado que no es apto para servir como ministro, sino que también es totalmente incapaz de representar a sus electores en el Parlamento".
Para Sunak, no obstante, es una marcha "triste" e importante, ya que se trataba de su principal hombre de confianza tanto en el Gobierno como en los 'tories'. Además, en estos seis meses al mando del país, el ministro de Educación Gavin Williamson también dimitió en noviembre por acoso laboral a sus colaboradores y el presidente del Partido Conservador Nadhim Zahawi fue despedido por haber infringido las reglas fiscales.
Por otro lado, Sunak ya se enfrenta a su propia investigación por parte del organismo de control de normas del parlamento sobre si declaró correctamente la participación accionaria de su esposa en una guardería que se beneficiará de la nueva política del gobierno. Al aceptar el cargo, Sunak prometió que formaría un Gobierno "íntegro, profesional y responsable".
Renuncia de Raab
Dominic Raab nació en la República Checa, en el seno de una familia judía que había huido de los nazis en 1938. Tuvo una trayectoria académica brillante como estudiante de Derecho en la Universidad de Oxford. Como abogado, se hizo un nombre en casos internacionales sobre asuntos fiscales y derecho de la competencia.
En 2010 se convirtió en miembro del Parlamento de Reino Unido y, desde entonces, fue acumulando varios cargos ministeriales de alto rango. Sin embargo, sus problemas llegaron en noviembre de 2022, cuando, tras meses de rumores, varios funcionarios se atrevieron a presentar demandas formales.
Tras ser él mismo quien solicitó a Sunak que encargase una investigación independiente, ya que estaba convencido de su inocencia, aceptó dimitir en caso de que el informe no fuese favorable.
En su carta de dimisión, Raab acepta el resultado de la investigación, aunque sigue defendiendo que solo hay evidencias de posible conducta intimidatoria en dos casos. Uno relacionado con su trato con Philip Rycroft, diplomático del Brexit. Otro, cuando se mostró crítico entre 2021 y 2022 con Antonia Romeo, trabajadora del Ministerio de Jusiticia. Esto dice su comunicado:
Aunque me siento en la obligación de aceptar el resultado de la investigación, esta desestimó todas las denuncias formuladas en mi contra excepto dos. También creo que sus dos hallazgos adversos son erróneos y sientan un precedente peligroso para un buen gobierno.
En primer lugar, los ministros deben poder ejercer una supervisión directa respecto a los altos funcionarios sobre las negociaciones críticas realizadas en nombre del pueblo británico, de lo contrario se perderá el principio democrático y constitucional de la responsabilidad ministerial. Esto fue especialmente cierto durante mi tiempo como ministro de Relaciones Exteriores, en el contexto de las negociaciones del Brexit sobre Gibraltar, cuando un alto diplomático incumplió el mandato acordado por el Gabinete.
En segundo lugar, los ministros deben poder dar su opinión crítica directa sobre las sesiones informativas y las presentaciones a los altos funcionarios, con el fin de establecer las normas e impulsar la reforma que los ciudadanos esperan de nosotros. Por supuesto, esto debe hacerse dentro de unos límites razonables.
El Sr. Tolley concluyó que, en cuatro años y medio, no había insultado ni gritado a nadie, y mucho menos arrojado o intimidado físicamente a nadie, ni había intentado intencionadamente menospreciar a nadie. Lamento sinceramente cualquier estrés u ofensa involuntarios que hayan podido sentir algunos funcionarios como consecuencia del ritmo, las normas y el desafío que aporté al Ministerio de Justicia. Sin embargo, eso es lo que los ciudadanos esperan de los ministros que trabajan en su nombre.
Al establecer un umbral tan bajo para la intimidación, esta investigación ha sentado un peligroso precedente. Fomentará las denuncias espurias contra los Ministros y tendrá un efecto amedrentador sobre quienes impulsan el cambio en nombre de su Gobierno y, en última instancia, del pueblo británico.
Por último, le planteé una serie de irregularidades que salieron a la luz en el curso de esta investigación. Entre ellas, la filtración sistemática a los medios de comunicación de afirmaciones sesgadas e inventadas, infringiendo las normas de la investigación y el Código de Conducta de la Función Pública, y la destitución coercitiva por parte de un alto funcionario de Secretarios Privados dedicados de mi Oficina Privada del Ministerio de Justicia, en octubre del año pasado. Espero que estos hechos sean objeto de una revisión independiente.
Sigo apoyándole a usted y a este Gobierno, como cuando le presenté por primera vez en el lanzamiento de su campaña de liderazgo el pasado mes de julio. Ha demostrado ser un gran Primer Ministro en tiempos muy difíciles, y puede contar con mi apoyo desde los bancos.