El cruel castigo de Rusia a sus soldados en Ucrania: encerrados en agujeros en el suelo durante días

Este castigo recibe el nombre de 'zidans', calabozos al aire libre constituidos por una reja metálica que cubre un pozo excavado en el suelo. Según indican múltiples informes, "el personal ruso defiende haber sido encerrado en 'zidans' por delitos leves, entre los que se incluye embriaguez o el mero hecho de intentar esquivar el servicio militar". 

Uno de los testimonios pertenece a Flarit Baitemirov, soldado voluntario de la división de artillería de la primera batería del regimiento 1199, que asegura estar encerrado en un agujero de 3 metros de profundidad desde el 23 de marzo. "Soy preso de mi propio bando, los rusos", denuncia en Telegram en un vídeo dirigido al ministerio de Defensa, a quien pide ayuda para detener las causas penales que sus superiores pretenden imponerle.

El motivo de su castigo se fundamenta en haber bebido alcohol con sus compañeros. Baitemirov afirma que fue golpeado antes de meterle en el foso y que sus superiores le amenazan con atacar a su familia. Señala al Oficial del regimiento y, en concreto, al coronel a quien acusa de "corrupto", insinuando que se apropia de los recursos que llegan en los camiones de ayuda humanitaria.

Flarit no es el único. Otro soldado del mismo regimiento, Pavel Gorelov, confesó que tanto él como varios de sus compañeros sufrieron abusos y lesiones. "A mis compañeros les destrozaron la cara, lo único que hicimos fue beber un poco de cerveza", alega. "Estamos inmersos en barro, bajo la lluvia, todos estamos mojados", subraya.

'Efecto Gerasimov'

El 11 de enero de 2023, el general Valery Gerasimov, asumió personalmente el mando de la 'operación militar especial' en Ucrania al frente del Estado Mayor General. Su táctica ha estado guiada en base a una 'ofensiva de invierno' que pretendía extender el control ruso sobre toda la región del Donbás.

Sustituto de Sergei Surovikin, es conocido como uno de los 'padres' de la guerra híbrida o conflictos en zona gris. Esta metodología consiste en el uso de tácticas no militares, para permanecer por debajo del umbral de ataque, aumentando la tensión entre los actores implicados hasta el estallido del conflicto armado. 

A inicios del mes de abril, los servicios de inteligencia británicos ponían en duda la continuidad de Gerasimov, debido a su "fracaso" invernal". Desde Londres consideraban que la ofensiva lanzada por Moscú "sólo había logrado ganancias marginales a costa de decenas de miles de bajas". 

Esta suposición choca con las declaraciones del Grupo Wagner, quienes han asegurado que el domingo consiguieron avanzar 100-150 metros en Bakhmut. Este avance les dejaría a tan sólo "2,98 kilómetros cuadrados" para hacerse con el control total del territorio.

Otra fuente del grupo informó a la agencia oficial RIA Nóvosti de que los mercenarios han tomado prácticamente todos los edificios altos de la ciudad, con la excepción de la sede del Instituto de Medicina, que se encuentra en el punto más alto en el oeste de Bakhmut.