Los cuentos de hadas se cumplen... aunque uno tenga 74 años y sea Carlos de Inglaterra. Carlos III, el sempiterno príncipe de Gales, ha sido oficialmente coronado nuevo monarca de Reino Unido este sábado 6 mayo en la Abadía de Westminster, en Londres, ante 2.000 invitados que han asistido a una ceremonia histórica -la primera de las últimas siete décadas- que ha paralizado por completo al país y que se ha retransmitido en directo en todas partes del mundo.
Los reyes Carlos y Camila -que no ha sido coronada con el título de reina consorte, sino sólo con el de reina- han abandonado a las 10:20 hora local (11:20 hora peninsular española) el Palacio de Buckingham, desde donde se han dirigido montados en la carroza del Jubileo de Diamante (la más moderna de la Casa Real) hasta la iglesia abacial.
Desde primera hora de la mañana, las calles del centro de la capital británica se han llenado de curiosos que han ido a ver la procesión del Rey antes de ser coronado. Algunos habían incluso acampado bajo la lluvia para asegurarse un asiento de primera fila en la histórica ocasión.
En Westminster, Carlos III ha sido "reconocido" por el pueblo en un rito en el que los congregados han gritado el tradicional "God save the King!" (¡Dios salve al Rey!). Antes de realizar el juramento de proteger las leyes de la fe anglicana, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ha declarado la intención de la Iglesia de fomentar un entorno donde las personas de todas las religiones puedan "vivir en libertad".
Luego el Rey ha pronunciado dos juramentos y se ha sentado en la Silla de la Coronación, encargada en el siglo XIII para contener la Piedra del Destino, símbolo de la soberanía escocesa. Es sentado en este trono donde Carlos ha sido ungido con aceite procedente del Monte de los Olivos con una cuchara medieval. Esta es la parte más sagrada y misteriosa de la ceremonia, que se ha realizado de manera privada, detrás de una pantalla creada especialmente para la ocasión.
Posteriormente ha llegado el momento más esperado: tras recibir las joyas de la corona -el orbe del soberano, el anillo de coronación, el cetro del soberano con cruz y el cetro del soberano con paloma- el arzobispo ha posado sobre la cabeza de Carlos III la corona de San Eduardo, que nunca más en su vida volverá a portar.
El momento fue señalado con un saludo de 62 salvas disparadas desde la Torre de Londres, y otras 21 que se han escuchado en otros países donde Carlos III es jefe de Estado, como Australia y Canadá.
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El final de la ceremonia ha incluido la principal contribución de Carlos III: la sustitución del juramento de los nobles por un juramento popular, en el que el arzobispo ha invitado a todas las personas del país a jurar lealtad a "Su Majestad, a sus herederos y a sus sucesores".
Los herederos del Rey también han tenido un papel prominente en la ceremonia, con el príncipe Guillermo siendo el único duque real en jurarle lealtad, y el príncipe Jorge el heredero al trono más joven en participar en la ceremonia, como paje de honor.
La reina Camila tampoco se ha quedado sin su momento de protagonismo, siendo ungida y coronada con la corona de la reina María, ocupando el lugar en el que un día se esperó ver a Diana de Gales. A la salida de la abadía, representantes de distintas comunidades religiosas saludaron a los reyes, en una intervención que no ha sido amplificada por respeto al shabat judío, que prohíbe el uso de la electricidad.
Ceremonia simbólica y medieval
La ceremonia de coronación ha tenido lugar justo ocho meses después de que su madre, la reina Isabel II, falleciera a los 96 años. En ese momento, Carlos se convirtió de facto en el nuevo monarca, hecho que fue oficializado mediante la proclamación, un acto institucional y formal que congregó a todos los poderes del país y en el que se confirmó su nuevo papel de soberano.
Ahora, con la coronación, que es una ceremonia meramente simbólica que lleva realizándose desde la Edad Media, se pone fin a la larga travesía de investidura de Carlos III.
Para celebrarlo, Reino Unido tiene tres días de fiesta en los que habrá celebraciones, conciertos y eventos benéficos por todo el país. Otros 14 países de todo el mundo han celebrado también la coronación de su monarca y la nueva era carolingia.