La Unión Europea y la OTAN no tienen ninguna duda de que Vladímir Putin está detrás de la voladura de la presa de la central hidroeléctrica de Nova Kajovka, en el río Dniéper, a 60 kilómetros de la ciudad de Jersón. Los aliados han vuelto a acusar a Moscú de cometer crímenes de guerra en Ucrania y prometen que el Kremlin tendrá que rendir cuentas por su "brutalidad en el conflicto".
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha puesto esta "catástrofe" en la agenda de la próxima cubre de líderes europeos que se celebra en Bruselas los días 29 y 30 de junio y ha anunciado que habrá fondos comunitarios para las regiones afectadas por las inundaciones.
"Estoy conmocionado por el ataque sin precedentes a la presa de Nova Kajovna. La destrucción de infraestructura civil claramente constituye un crimen de guerra, y haremos que Rusia y sus representantes rindan cuentas", ha escrito el presidente del Consejo Europeo en su cuenta de Twitter.
[Ucrania acusa a Rusia de volar la presa de Nova Kajovka: amenaza de inundación en Jersón]
"La destrucción de la presa Kajovka pone en peligro a miles de civiles y causa graves daños ambientales. Este es un acto escandaloso, que demuestra una vez más la brutalidad de la guerra de Rusia en Ucrania", ha denunciado el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg.
El recién escogido presidente de Letonia, Edgars Rinkevics, ha condenado "enérgicamente" la "destrucción deliberada de la presa Nova Kajovna en Ucrania por parte de Rusia".
"Esto es un desastre ecológico, hay vidas en peligro. Rusia es un Estado terrorista que debe ser detenido. Debemos intensificar el apoyo a Ucrania y llevar a los criminales de guerra ante la justicia", ha reclamado.
"Los terroristas no se detienen a menos que sean detenidos. No negocian con nada excepto con la fuerza. Provocan grandes catástrofes sin remordimientos. Lo diré de nuevo: una paz duradera en Europa requiere una victoria ucraniana tanto en el campo de batalla como en los tribunales. Nada más funcionará", ha dicho el ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis.
"La destrucción de la presa Nova Kajovna lleva los ataques contra la infraestructiva civil y contra civiles en Ucrania a un nuevo nivel sin precedentes. La UE condena enérgicamente este ataque terrible y bárbaro contra una infraestructura tan crucial, con terribles consecuencias humanitarias y ambientales", ha dicho el portavoz de Josep Borrell.
"Es obvio que esto ha ocurrido en el contexto de la agresión ilegal de Rusia, en la que Putin no ha dudado en utilizar el hambre como arma, la energía como arma, el invierno como arma. Además está jugando con las centrales nucleares en Ucrania. Se trata de un nuevo acto de escalada", sostiene el jefe de la diplomacia comunitaria.
"Las inundaciones río abajo están poniendo en peligro la vida de cientos de miles de civiles en alrededor de 80 localidades, incluida la ciudad de Jersón. Agrava la ya grave situación humanitaria en esas zonas. La caída de los niveles de agua de la presa también afecta al acceso al agua de enfriamiento crítica para los reactores de la planta nuclear de Zaporiyia", ha denunciado Borrell, que tacha la voladura de "acto desesperado" de Rusia.
El Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias de la UE está siguiendo activamente la situación y se mantiene en estrecho contacto con los servicios de emergencia de Ucrania. Bruselas se prepara para asistir al Gobierno de Kiev en las necesidades básicas que requiera, incluyendo alimentos y agua potable.
"Los ataques a infraestructuras civiles críticas pueden constituir crímenes de guerra", ha insistido Borrell. "Garantizaremos que todos los comandantes, perpetradores y cómplices de crímenes de guerra u otros crímenes graves rindan cuentas de conformidad con el derecho internacional. La UE permanence inquebrantable en su apoyo a Ucrania durante todo el tiempo que sea necesario", ha subrayado.