Silvio Berlusconi no ha dejado nunca indiferente a nadie: ya sea por sus bravuconadas, por sus millones, por su vida pública, o por sus affaires sentimentales, el que fuera empresario y presidente de Italia hasta en tres ocasiones (1994-1995, 2001-2006 y 2008-2011) se ha caracterizado por no morderse nunca la lengua. Algunas de sus frases han generado la suficiente polémica que merecen ser recordadas ahora que ha fallecido a la edad de 86 años.
Todo un 'playboy'
"Un sondeo dice que el 33% de las jóvenes italianas sí se acostarían conmigo. El resto de las chicas contesta: ‘¿Otra vez?’". Y es que Silvio Berlusconi ha tenido, o le ha acompañado (vaya usted a saber) la fama de latin lover. ¿Belleza, dinero o poder? ¿O todo junto? "Tenía once en fila en la puerta y me he tirado a ocho".
Incluso usó sus encantos masculinos para conseguir un buen acuerdo para su país. En este caso, la seducida fue la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen: "Tuve que usar todas mis tácticas de playboy, aunque no las había usado durante algún tiempo".
[Silvio Berlusconi vende el Milan a unos inversores chinos 31 años después de su llegada]
Eso sí, a veces (y cuando le interesaba) echaba el freno: "Aunque soy travieso, 33 muchachas me parecen demasiadas". Palabras que dijo en el conocido como caso Ruby, cuando se le acusó de que en una de sus fiestas hubiese 33 chicas objeto de prostitución, entre ellas, una menor: Ruby.
"Es mucho mejor que me gusten las chicas hermosas que ser gay", declaró en otra ocasión. "En todos nosotros hay una parte de homosexualidad del 25%. Yo también la tengo. Después de un atento examen, he descubierto que la mía es lesbiana".
Prepotencia a raudales
La prepotencia también le ha acompañado. Como muestra, un botón: "La oposición dice que me vaya a mi casa: ¿A cuál?, tengo veinte". O esta otra en un ámbito totalmente diferente: “Tengo mucha estima por la inteligencia de los italianos para pensar que haya por ahí tanto gilipollas (tontos) que pueda votar en contra de sus intereses". Es decir, que nadie mejor que él para defender esos intereses.
También le ha gustado dar consejos: "No leáis los diarios y como carrera elegid casaros con alguien rico". Así de explícito fue en un discurso dirigido a los jóvenes del país. Y es que la juventud ha sido una de sus debilidades: "Si no estuviera ya casado, me esposaría con usted inmediatamente", le espetó a una joven en un mitin.
Su otro amor: la política
"Por amor a Italia, sentía que debía salvarla de la izquierda". He aquí su razón de ser para meterse en política. A veces tiró de humor negro ¿o mal gusto? "Mussolini nunca mató a nadie, envió gente de vacaciones al exilio". Tampoco se le cayeron los anillos al afirmar que "la civilización occidental es superior al Islam". Pero nada como la descripción que hizo de Angela Merkel, la que fuese canciller de Alemania: "Es un culazo mantecoso infollable".
Mejor le caía José María Aznar: "El líder indiscutible e indiscutido del centro derecha en Europa es Aznar. Él es sin discusión su líder natural". Y, de Obama, dijo esto otro: "Yo soy más pálido que Obama porque hace mucho tiempo que no tomo sol. Él es más apuesto y más alto".
Y, por si fuera poco, se ponía tantas medallas como creía que valía: "Sólo Napoleón hizo más de lo que yo he hecho". Eso sí, a la hora de pedir el voto, era todo un crac: "Por favor, aquí sólo pueden estar las mujeres jóvenes y guapas. Las viejas y feas, por favor, apoyen a la oposición".
¿Más frases de la ‘cosecha Berlusconi’? "Tengo poco cabello porque mi cerebro es tan grande que empuja los pelos hacia fuera y se caen". O esta otra en defensa de su modo de hacer las cosas: "Si al ocuparme de los intereses de todo el mundo, me ocupo también de los míos, no se puede decir que hay conflicto de intereses".
Por no decir que había veces que hacía bueno ese dicho tan popular en España de que ‘se ha pasado tres pueblos’: "Descubrirán que Mao no se comía a los chicos crudos pero los había hervido para fertilizar los campos". O esta otra con relación a Videla y los vuelos de la muerte: "Como aquella del dictador argentino que, para eliminar a sus opositores, los metía en un avión y luego abría la puerta y les decía: ‘Hace un día precioso, salgan a jugar’".
Como puede apreciarse, Silvio Berlusconi hizo bueno aquello de que genio y figura hasta la sepultura. "Nunca he metido la pata. Ni una vez siquiera. Todas mis meteduras de pata son invención de los periódicos". Y, para concluir, otra frase de esas que se suelen utilizar haciendo bueno el dicho de que no tenía abuela: "Soy el mejor líder político en Europa y en el mundo".