Una Italia dividida despide a Berlusconi: ni izquierda ni sindicatos acuden al funeral del Cavaliere
Miles de personas acudieron el miércoles al funeral de Estado celebrado en el Duomo de Milán, algunas para despedir al ex primer ministro, otras para protestar contra el luto oficial declarado por su muerte.
15 junio, 2023 03:23Tres veces primer ministro, senador, eurodiputado, empresario de éxito, magnate de los medios de comunicación, presidente de dos equipos de fútbol de la primera división italiana, padre de cinco hijos de dos mujeres distintas, cantante de cruceros por el Mediterráneo... pero también imputado en más de una treintena de procesos judiciales, condenado por fraude fiscal y sospechoso de haber hecho parte de su fortuna gracias a sus chanchullos con algunos 'capos' de la Mafia. Todo eso y mucho más fue Silvio Berlusconi. il Cavaliere, que falleció este lunes a causa de una leucemia, fue despedido ayer con honores en un solemne funeral de Estado en el Duomo de Milán, su ciudad natal.
El 'Sultán', como le definió en 2009 su exmujer en una carta publicada en los medios de comunicación, en la que ponía en duda la salud mental del entonces primer ministro, tuvo muchas vidas a lo largo de sus 86 años y en ninguna pasó desapercibido; tampoco el día de su funeral.
Miles de personas comenzaron a reunirse desde primera hora de la mañana en la explanada de la catedral, donde fueron instaladas varias pantallas para poder seguir las exequias desde el exterior. Los organizadores habían estimado una afluencia de unas 15.000 personas, pero la asistencia fue menor. La mayoría eran simpatizantes del magnate, 'tifosi' de su club de fútbol, el AC Milan (que vendió en 2017) y admiradores de un hombre que marcó, para bien o para mal, los últimos 40 años de la historia de Italia.
“Más de 30 procesos judiciales en su contra y ahí seguía. Era el presidente de Italia, el único”, decía sin poder contener las lágrimas Luigi, un hombre de 45 años que confesaba haber trabajado en una de las empresas de il Cavaliere y conocer personalmente a su hijo.
A su lado, Verónica asentía. “Estoy aquí porque ha dado mucho a Italia, aunque como cualquier hombre también tenía sus defectos. El problema es que la Justicia lo convirtió en un objetivo político”, lamentaba esta ingeniería milanesa de 29 años, que besaba la bandera del AC Milan mientras miraba fijamente la pantalla.
En el interior del templo, las cámaras recogían los rostros compungidos de sus cinco hijos durante la homilía. Y a su lado, en primera fila, su última novia, Marta Fascina, que se mostró muy cómplice con Marina, la primogénita del magnate, que se perfila como el nuevo punto de referencia del clan tras la muerte del patriarca.
Justo detrás de ellas, con el rostro impertérrito durante toda la homilía, estuvo su segunda exmujer, Veronica Lario, con quien Berlusconi mantuvo una guerra por el divorcio que duró años y acabó con un multimillonario acuerdo extrajudicial. A la ceremonia también asistió Francesca Pascale, expresidenta de su club de fans y pareja de il Cavaliere hasta hace tres años. “Con Silvio muere mi vieja vida”, declaró.
Los primeros asistentes a la ceremonia comenzaron a llegar dos horas antes de que lo hiciera el cortejo fúnebre. Además de la primera ministra, Giorgia Meloni, y sus dos vicepresidentes, Matteo Salvini y Antonio Tajani, número dos de Forza Italia, el partido de Berlusconi, estuvieron el presidente de la República, Sergio Mattarella, y el ex jefe de Gobierno, Mario Draghi, así como otras autoridades y representantes políticos.
Entre los líderes extranjeros que asistieron se encontraban el primer ministro húngaro, Viktor Orban, el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, y el presidente del Partido Popular Europeo, Manfred Weber. En representación de España lo hizo el embajador en Roma, Miguel Ángel Fernández Palacios.
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Pero tratándose del hombre que inventó, entre otras cosas, la televisión privada en Italia, en su último adiós no podían faltar representantes del mundo del espectáculo, el deporte y la pequeña pantalla. Por la plaza del Duomo desfilaron en procesión actores, presentadores, exfutbolistas, velinas...
“Era un hombre que siempre te sorprendía”, dijo emocionado a los periodistas Lele Mora, el representante de famosos condenado por proxenetismo en el proceso que vio a Silvio Berlusconi imputado por incitación a la prostitución por sus fiestas 'bunga bunga'. También sorprendió la presencia de Denis Verdini, el excoordinador de Forza Italia y padre de la novia de Matteo Salvini, que está cumpliendo una condena por fraude en arresto domiciliario.
“Cuando un hombre es político, busca ganar. Tiene partidarios y opositores. Algunos lo llevan a lo más alto, otros no lo soportan”, dijo en su homilía el arzobispo de Milán, Mario Delpini, que supo interpretar mejor que nadie la brecha que la desaparición del magnate ha abierto en la sociedad italiana, dividida entre quienes defienden su legado político y empresarial por encima de sus vicisitudes personales; y quienes no le perdonan sus ataques a la oposición, a la prensa, sus escándalos sexuales, sus leyes ad personam, sus amistades peligrosas con líderes internacionales como Vladímir Putin o el dictador libio Muamar Gadafi... sin olvidar los chistes de dudoso gusto y las salidas de tono que protagonizó cuando era primer ministro, y que hundieron la reputación internacional del país.
“No lo he apreciado nunca como persona, como empresario, ni como político. Pero, para bien o para mal, ha cambiado Italia. Y eso no se le puede negar”, dice Alberto, mientras trata de atravesar la plaza rápidamente tras salir del trabajo. “Yo no estoy en luto”, se podía leer en la camiseta de varios italianos que se acercaron hasta el Duomo para mostrar su indignación por los honores con los que fue despedido Berlusconi.
El problema para muchos no era la celebración de un funeral de Estado, que está previsto por el protocolo para ministros en el ejercicio de sus funciones o personalidades que hayan ofrecido altos servicios al país, sino la decisión del Gobierno de suspender la actividad parlamentaria durante una semana y declarar un día de luto oficial el día de las exequias, algo inédito hasta ahora. Más de 10.000 personas firmaron una petición en apoyo al rector de la Universidad para extranjeros de Siena, que se negó a izar la bandera a media asta.
“El funeral de Estado es justo, pero el luto nacional para una persona divisiva como Silvio Berlusconi me parece una decisión inoportuna”, denunció Rosy Bindi, exministra socialdemócrata en el segundo gobierno de Romano Prodi.
El último adiós a Berlusconi logró dividir incluso a la oposición. Una circunstancia que seguramente habría divertido al magnate. Mientras la secretaria del Partido Democrático (PD), Elly Schlein, fue una de las primeras en llegar a la catedral, el ex primer ministro Giuseppe Conte, líder del Movimiento Cinco Estrellas, no participó en la ceremonia por “respeto” a la historia del partido, “pero también a Berlusconi como antagonista político, quitando cualquier velo hipócrita”, explicó.
Entre las ausencias más notables figuran la del ex primer ministro progresista Massimo D'Alema, enemigo histórico de il Cavaliere, y Pier Luigi Bersani, exsecretario del PD. “El funeral es algo íntimo. Me despediré desde lejos”, indicó. Tampoco estuvo presente el ex primer ministro progresista Romano Prodi, pero en este caso porque el día anterior su mujer murió de forma inesperada.
“Gracias, Silvio. No te olvidaremos”, escribió Meloni en las redes sociales tras abandonar la catedral, acompañando el texto con un vídeo que repasaba algunos momentos de la vida de Berlusconi. Sus restos mortales serán incinerados y reposarán para siempre en el mausoleo que mandó construir en su mansión a las puertas de Milán.