"Todavía es pronto para saber qué pasará, pero es posible hacer un análisis inicial". El ex comandante general del Ejército de Estados Unidos en Europa, Ben Hodges, explica a EL ESPAÑOL cuáles son los siguientes pasos que se pueden dar tras el levantamiento del grupo mercenario ruso contra su propio Gobierno. Advierte, eso sí, que "es difícil establecer con certeza lo que está sucediendo realmente" porque "todo se mueve muy rápido y hay mucha información contradictoria, rumores y confusión".
A media noche, el jefe del Grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, anunció a través de las redes sociales que estaba entrando en territorio ruso para acabar con el "mal" dentro de la cúpula militar. O lo que es lo mismo: con el Ministerio de Defensa ruso contra el que inició una cruzada verbal hace ya unos cuantos meses. "Si alguien se interpone en nuestro camino, destruiremos a todos", adviritió. Y por el momento están cumpliendo con su misión y avanzando hacia Moscú. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha calificado la rebelión de "traición". Unas palabras que, de acuerdo con Hodges, "elevan la situación a un nivel mucho más alto de violencia potencial". Y advierte: "Incluso podría darse una guerra civil".
Todo dependerá, según el oficial retirado, de "si el Ejército sigue o no las órdenes" de Putin. ¿Qué harán las Fuerzas Armadas? ¿Responderán a las órdenes de Putin, obedecerán algo del Ministerio de Defensa o del Estado Mayor? ¿O cambiarán de bando o se mantendrán al margen? Para Hodges esa es precisamente la clave. De lo que pase en las próximas horas no sólo depende el futuro Putin, sino que podría cambiar el curso de la guerra en Ucrania.
"La ocupación de las regiones de Rostov y Vornezh le da a Wagner lo necesario para una lucha sostenida", sostiene el analista en declaraciones a EL ESPAÑOL y, añade, que esta situación, de extenderse en el tiempo, podría modificar también la situación en el frente ucraniano. "Me imagino que muchos de los soldados actualmente desplegados en Ucrania pensarán largo y tendido sobre cuán entusiastas deberían ser para luchar contra los ucranianos en una situación que les debe parecer cada vez más clara de que es por una causa perdida", aclara.
Para Hodges, actualmente asesor de Human Rights First, el problema reside en que la imagen del ejército ruso puede verse gravemente dañada y, con ella, la motivación. "Si el Alto Mando parece ser vulnerable, se cuestionará su propia motivación, supervivencia y propósito para la Guerra", detalla. Porque "ningún soldado quiere morir en una guerra que cree que ya podría estar perdida o que lo maten o lo hieran terriblemente cuando está a punto de terminar".
A eso se le suma que el Kremlin podría dejar de contar con el apoyo de los ciudadanos rusos. "Para los civiles rusos cada vez va a ser más evidente lo mal que van realmente las cosas, cuántos soldados se han perdido, etc.", concluye Hodges.