¿Quería Yevgueni Prigozhin derrocar al Gobierno ruso o protestar para evitar que sus mercenarios fueran absorbidos por el ejército profesional? ¿Intentó realmente dar un golpe de Estado o fue un toque de atención? ¿Estuvo Rusia al borde de una guerra civil y Putin al borde del abismo o estaba todo controlado?
Desde que el fin de semana pasado el jefe del Grupo Wagner inició una rebelión armada contra el presidente ruso, Vladímir Putin, para horas más tarde frenarla en seco y huir a Bielorrusia, la incertidumbre no ha dejado de aumentar. Tanto la versión de Prigozhin como la de Putin han variado en forma y en contenido en un momento de enorme caos informativo.
Sin embargo, varios días después de ese motín fallido, han comenzado a salir a la luz algunos detalles sobre lo que pretendía realmente el líder del grupo paramilitar responsable de algunas de las peores matanzas perpetradas en Ucrania.
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Al parecer, Prigozhin planeaba capturar a líderes militares rusos como parte de una rebelión que se vio obligado a adelantar después de que la inteligencia rusa descubriese sus intenciones, según ha revelado este miércoles The Wall Street Journal (WSJ) citando fuentes occidentales.
De acuerdo con esas fuentes, el líder de Wagner pretendía capturar al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor General, Valeri Guerásimov, durante la visita que iban a realizar a una zona fronteriza con Ucrania. No obstante, los servicios secretos rusos (el FSB) descubrieron sus intenciones dos días antes de su ejecución.
Para ello, según la información a la que ha accedido el WSJ, Prigozhin llevaba meses acumulando armamento y munición, y esperaba que parte de las Fuerzas Armadas rusas se sumasen a la insurrección. Esta, sin embargo, se detuvo gracias a la mediación del presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, que logró cerrar un acuerdo entre el Kremlin y el Grupo Wagner.
¿Fue Surovikin el chivato?
El acuerdo consistía en detener el motín a cambio de la anulación del cargo penal por rebelión armada contra el jefe de Wagner en cuanto se marchara a Bielorrusia. Asimismo, también contemplaba permitir que los mercenarios que se habían sublevado junto a Prigozhin irse al país vecino o suscribir un contrato con el Ministerio ruso de Defensa u otras agencias de seguridad de Rusia para subordinarse a las estructuras legales y oficiales, según recoge Efe.
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Sobre cómo llegó la información al FBS es todavía un misterio. No obstante, según el WSJ y el New York Times -que cita a funcionarios estadounidenses-, algunos altos oficiales militares, entre los que se incluyen posiblemente el general Sergei Surovikin, ex alto comandante ruso en Ucrania conocido como "el carnicero de Siria", conocían de antemano los planes de Prigozhin y probablemente pretendían apoyarle.
De cara al público, sin embargo, Surovikin fue el primer alto mando en condenar el complot el viernes y en instar a Prigozhin a detener a sus hombres, recoge el WSJ. En esta línea, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha desmentido este miércoles la información, que ha tachado de "especulaciones y chismes".