Un miembro de la defensa aérea de la guardia fronteriza ucraniana, este miércoles.

Un miembro de la defensa aérea de la guardia fronteriza ucraniana, este miércoles. Reuters

Europa

Ucrania cruza el Dniéper y amenaza con establecer una cabeza de puente en pleno sur de Jersón

La accesibilidad del río a la altura de Jersón tras el ataque a la presa de Nova Kajovka está convirtiendo la zona en campo de lucha y amenaza.

10 agosto, 2023 02:38

Dos meses después, aún no sabemos quién derrumbó la presa de Nova Kajovka, en la región de Zaporiyia. Los rusos lo niegan los días pares y presumen de ello en los impares. Fuera como fuese, las inundaciones al sur del río Dniéper invitaban a pensar en una nueva dificultad para el avance ucraniano. El terreno quedaría lleno de barro, imposible para los blindados. De esa manera, Rusia podría permitirse dejar en la zona un grupo limitado de reservistas y movilizados de última ola y dejar a sus mejores hombres en otras zonas del frente, como la ciudad de Tokmak o la de Vasiliivka.

Sin embargo, el verano y la propia naturaleza han hecho del curso del río Dniéper a la altura de Jersón un paso más accesible. Hay menos agua que cruzar y las primeras defensas rusas colocadas justo en la orilla sur fueron arrastradas en su momento por la inundación. En ese sentido, conforme avanza agosto, la zona se está convirtiendo en objeto de lucha y de amenaza. Si a finales de junio, hablábamos del cruce de determinados grupos de soldados por el puente Antonovski hasta llegar a las inmediaciones del río Konka y la localidad de Oleshky, esta semana los canales prorrusos insisten en combates a la altura de Kozachi Lageri.

Por supuesto, la propaganda rusa afirma que ambos intentos de cruzar el río y establecerse en la orilla opuesta han fracasado, pero las imágenes parecen apuntar en sentido contrario. Tampoco sabemos ―el alto mando ucraniano se niega a afirmar ni a desmentir― hasta qué punto se tratan de operaciones relámpago destinadas a agitar las defensas rusas y obligarlas a fortalecer esas posiciones trasladando hombres y armas desde otros puntos, o si realmente estamos ante el inicio de un ataque organizado.

Un equipo de rescate acude a un edificio destruido por misiles rusos, este miércoles en Zaporiyia.

Un equipo de rescate acude a un edificio destruido por misiles rusos, este miércoles en Zaporiyia. Reuters

De tratarse de lo segundo, estaríamos hablando de dos posibles cabezas de puente separadas la una de la otra por unos treinta kilómetros, presumiblemente con la idea de juntarse y dominar esa parte del Dniéper en territorio ruso. Por supuesto, se trata de un objetivo ambicioso, pero hay que tener en cuenta que lo más complicado ―el propio paso del río y el establecimiento en la otra orilla― ya se habría dado. Quedaría mandar tanques y hombres por los distintos puentes de la zona y aprovecharse de la gran ventaja de ese flanco de ataque: apenas tiene defensas.

Tomar el sur sin pisar minas

Como decíamos antes, los rusos han preparado todo su entramado defensivo ―minas, trincheras, nidos de ametralladoras― en torno a las grandes ciudades de la Zaporiyia ocupada. Entienden que el Dniéper debe servir de obstáculo natural suficiente como para no tener que ensanchar aún más un frente que les es demasiado largo para sus posibilidades actuales… salvo que Putin se decida a ordenar una nueva movilización. No se puede estar atacando Kupiansk desde Kreminna, defendiendo Donetsk y Bakhmut, atrincherándose en Tokmak y Melitopol y a la vez protegiendo el norte de Jersón de posibles ataques. Simplemente, no da.

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De ahí la enorme importancia de los enfrentamientos en Kozachi Lageri, una ciudad de unos cuatro mil habitantes. Si lo único que pretende Ucrania es desestabilizar a los movilizados y provocar un movimiento de tropas que deje a su vez libre el paso por otros puntos del río, ya se habrá ganado algo. Si su objetivo es atacar la ciudad para quedarse con ella, ya estaríamos hablando de una operación mucho más seria: establecer una amplia cabeza de puente en esa zona podría llevarles a controlar la carretera E97, que parte en dos las defensas en Jersón. Una recompensa de lo más apetecible.

Por parte rusa, se insiste en la normalidad absoluta, pero las imágenes de bombardeos y tiroteos en la zona ya pueblan las redes sociales. Algo está pasando ahí y parece más que una escaramuza. Unos hablan de la eficacia de un tal comandante Tomov y publican vídeos ―mal fechados― de prisioneros de guerra ucranianos y otros hablan de que tanto Tomov como el resto de su unidad, enviada para repeler el ataque, han sido detenidos o han muerto en el combate. La niebla informativa habitual en todo conflicto de este tipo.

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Estabilidad en el frente

Más allá de lo que sucede en el sur de Jersón ―provincia limítrofe con Crimea, no olvidemos su importancia estratégica― el resto del frente sigue prácticamente inmóvil. Los rusos, ya se dijo, pretenden avanzar hacia Kupiansk, probablemente en un intento también de desviar tropas ucranianas de sus posiciones ofensivas y ganar algo de iniciativa. Los ucranianos no han anunciado progreso alguno en Urozhaine, Robotyne ni Klishchiivka, los tres puntos clave actualmente de su ofensiva.

La única buena noticia de este miércoles para Ucrania ha sido la confirmación de que el carguero Olenogorski-Gornyak, atacado en el Mar Negro la semana pasada, ha quedado fuera de combate y está en reparación en los muelles del puerto de Novorrosiysk. Además, una planta de componentes ópticos con fines militares ha explotado en las cercanías de Moscú dejando una impresionante estela de humo.

También se han notificado incendios en Stavropol (Crimea), Nova Kajovka (Zaporiyia) y Kurchatov (provincia del Kursk). Si hay relación entre estos cuatro incidentes es algo que se desconoce pues no han sido reivindicados por las autoridades ucranianas. Ahora bien, raro sería lo contrario.