Vuelta al cole en Ucrania: los niños estudian bajo las bombas rusas en aulas con refugios antiaéreos
La guerra y la Covid-19 han hecho que los estudiantes ucranianos afronten por cuarto año consecutivo una 'educación interrumpida'.
5 septiembre, 2023 02:53El viernes 1 de septiembre arrancó el nuevo curso escolar en Ucrania. Cuenta el Kyiv Post que es tradición en el primer día de clase que los niños y las niñas vistan camisa blanca. Las aulas se convierten en un revuelto mar blanco que simboliza la pureza y la promesa de nuevos comienzos.
Sin embargo, este año el atuendo de niñas y niños ha sido distinto. El blanco tradicional ha dado paso a vestimentas en las que las camisas bordadas han sido las protagonistas, un símbolo de profunda conexión con la cultura ucraniana y que demuestra la inquebrantable solidaridad de la nación.
Otro gesto que forma parte de las costumbres ucranianas y que brilló por su ausencia en la 'vuelta al cole' fue el de las ofrendas florales que los alumnos presentan a sus profesores. Los docentes advirtieron a los padres de que ese gesto podía ser inapropiado este año y, en su lugar, les animaron a contribuir económicamente con las Fuerzas Armadas de Ucrania.
La guerra, precedida de la pandemia de la Covid-19, ha hecho que los estudiantes ucranianos afronten su cuarto año escolar bajo una situación límite. Reciben una 'educación interrumpida' que ha provocado signos evidentes de pérdida de aprendizaje, deterioro en el manejo del ucraniano (oral, escrito y comprensión lectora) y una caída del nivel en materias como las matemáticas.
Según los datos de Unicef más del 57% de los profesores perciben un deterioro de las habilidades lingüísticas de los estudiantes, más del 45% han notado que las habilidades matemáticas han empeorado y más del 52% señalan la caída de la capacidad para hablar en un idioma extranjero.
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Un caso particular
Katya, una ciudadana ucraniana, explica a EL ESPAÑOL que su situación no ha sido tan parecida a la de la mayoría de los ucranianos.
"Mi familia y yo escapamos de Kiev a Ucrania occidental el primer día que estalló la guerra; al cabo de una semana mi marido insistió en que mis hijos y yo cruzáramos la frontera para estar a salvo. Y tomamos la decisión de ir a Alemania porque teníamos parientes allí", cuenta.
Y reconoce que cuando se vio obligada a mudarse por culpa de la guerra "me di cuenta de cuánto amo a mi país y de lo doloroso que es ver cómo se destruye y el dolor que experimentamos los ucranianos".
Tras pasar dos años en Alemania, en el verano de 2023 finalmente Katya comprendió que la guerra no iba a terminar en un futuro inmediato. Y al mismo tiempo se dio cuenta de lo que añoraba Ucrania. Finalmente, tomó la decisión de regresar a casa.
"Por supuesto que tengo miedo y soy consciente de los riesgos: Kiev ahora está bien defendida, pero aún así de vez en cuando se producen ataques de misiles rusos. A pesar de ello, mi familia y yo nos encontramos emocionalmente mejor al estar en Ucrania. Es difícil explicar por qué, es algo casi subconsciente, pero estoy muy feliz de estar en casa".
Al mismo tiempo que no sabe cómo reaccionarán sus hijos ante los ataques con misiles ni cuando les toque protegerse en los refugios, puesto que es una experiencia que no conocen. "Si veo que para ellos es demasiado estresante, abandonaremos el país. Sin embargo, muchos de mis amigos tienen hijos y están aquí en Kiev desde el comienzo de la guerra y sus hijos están bien", subreaya.
Refugios antiaéreos
Hay que tener en cuenta que los estudiantes ucranianos acuden a las aulas en unas condiciones sumamente complejas. Los ataques aéreos rusos han destruido totalmente 1.300 escuelas desde que el presidente Vladimir Putin lanzó su 'Operación militar especial' en febrero de 2022, según Unicef.
El Ministro de Educación de Ucrania, Oksen Lisovyi, informó la semana pasada de que el 84% de las escuelas estaban ahora equipadas con refugios antiaéreos.
September 1 in Ukraine. The children have school in basements.
— Soros Mikalowistk (@mikalowistk) September 3, 2023
“Our children will go to schools and kindergartens - their (Donbas) children will sit in basements” (c) Odessa 2014 - Poroshenko, former Ukrainian president from 2014 to 2019. pic.twitter.com/6jy33nd2hh
"Cuando estudiaba 'online', no siempre tenía la oportunidad de llegar a un refugio antiaéreo", explicaba a Reuters la semana pasada Mariia Doloban, de 32 años, cuyo hijo Oleksii, de 8 años, arranca el año en una nueva escuela en la capital, Kiev, que tiene un refugio debidamente equipado. "En la escuela, se pone a cubierto cada vez que suena la sirena antiaérea".
Doloban fue una más de los millones de refugiados que huyeron de Ucrania, pero como muchos otros ha regresado porque se siente mejor en casa que en el extranjero, donde los niños estudian a distancia o tienen dificultades en las escuelas locales.
Huyeron de Jersón (en el sur de Ucrania) hacia Tesalónica (en Grecia) en abril de 2022, pero su hijo Oleksii no encontró su sitio en la escuela griega. Sentía que no encajaba y se veía perdido.
"Cada vez que le preguntaba qué hacía en la escuela, solía decir que dormía durante las clases porque estaba aburrido y no entendía nada", señala Doloban, que estuvo un año entero recorriendo ciudades ucranianas tras dejar Grecia y ahora vive junto a su hijo y su marido en las afueras de la capital.
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Clases subterráneas
En la ciudad oriental de Járkov, un misil ruso puede tardar menos de un minuto en llegar, por lo que las autoridades han tenido que improvisar una manera de hacer que los niños vuelvan a la escuela.
Se han creado aulas en las ornamentadas estaciones de metro de la era soviética de la ciudad, algunas de ellas con candelabros que cuelgan sobre plataformas con columnas debajo. Más de 1.000 niños podrán estudiar en las 60 aulas construidas, según afirmó el alcalde Ihor Terekhov, algo que muchos padres acogieron con agrado.
"Allí podrán socializar, encontrar un lenguaje común, comunicarse", señalaba Iryna Loboda en una calle de Járkov donde estaba paseando con su hijo. Aunque no todo el mundo está de acuerdo con el plan.
"La seguridad de los niños es lo primero", afirma otra madre, Tetiana Bondar. "Mis hijos asistirán a clases 'onlin'e, aunque nuestra escuela ofreció un autobús para trasladar a los niños al metro".
"Quiero que ganemos"
Oleksii le dijo a su padre, médico en el frente, que estaba preocupado por el comienzo del curso, pero se unió a los otros niños bailando en una ceremonia de bienvenida en su primer día. Así se lo transmitió a su progenitor hablando con él a través de una videollamada.
En otra escuela de Kiev, Ulas Kyrychenko, de 6 años, equipado con material escolar y un elegante traje y corbata, estaba ansioso por aprender cómo el mar crea olas y hacer amigos después de pasar un tiempo como refugiado en Alemania durante la primera parte de la guerra. Su madre, Klarysa Kyrychenko, dijo que cuando regresó a Kiev sabía que los bombardeos no iban a parar, por lo que eligió una escuela en la ciudad situada en un edificio antiguo y que cuenta con un refugio antiaéreo en el sótano.
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A ella no le sentó nada bien que su hijo le dijera un día que quería unirse al ejército ucraniano como su padre, que lucha en el frente este. "Rusia es muy grande, el país más grande de la Tierra", y a continuación señaló a Ucrania, mucho más pequeña, en el globo terráqueo que tiene en casa. "Quiero que ganemos", le decía Ulas al periodista de Reuters.