En apenas cuestión de semanas, Polonia ha pasado de ser el principal apoyo de Ucrania y el mayor azote de Vladímir Putin dentro de la Unión Europea a entrar en conflicto directo con Kiev por la disputa de los cereales. Un viraje de 180 grados que en Bruselas se atribuye a motivos puramente electoralistas.
El Gobierno de derecha radical de Mateusz Morawiecki quiere conservar el decisivo voto agrícola en los comicios del 15 de octubre. Unas elecciones en las que Morawiecki compite con la Plataforma Cívica del liberal Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo, pero también con el partido ultra Confederación. Y está dispuesto a sacrificar a Ucrania por el camino con tal de garantizarse la victoria.
Pero las elecciones en Polonia no son las únicas en las que se juega si se mantendrá o no el apoyo de la UE (y también de la OTAN) a Kiev. La primera batalla se libra este sábado 30 de septiembre en Eslovaquia. Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, este pequeño país centroeuropeo (apenas cinco millones de habitantes) se convirtió también en uno de los principales aliados del presidente Volodímir Zelenski.
De hecho, Polonia y Eslovaquia fueron los primeros Estados miembros que anunciaron el envío a Ucrania de aviones de combate (MiG-29 de la era soviética). Pero tras los comicios del sábado, Eslovaquia podría cambiar de bando y convertirse en aliado de Rusia. Un nuevo caballo de Troya del Kremlin dentro de la Unión Europea, que se sumaría a la Hungría de Víktor Orbán.
El populista Robert Fico, líder del partido socialdemócrata Smer (que ha encabezado las encuestas durante la mayor parte de la campaña), ya ha anunciado que si llega al poder detendrá la ayuda militar a Kiev y bloqueará su entrada en la OTAN. "Si Smer es parte del Gobierno, no enviaremos más armas ni municiones a Ucrania", ha dicho Fico en una entrevista a la agencia AP durante la campaña.
Fico sostiene que por muchas armas que el bloque occidental suministre a Zelenski, eso no va a cambiar el curso de la guerra. "Es ingenuo pensar que Rusia dejará Crimea. Es ingenuo pensar que Rusia abandonará alguna vez el territorio que ahora controla", argumenta. A su juicio, la UE y Estados Unidos deben utilizar su influencia para obligar a Moscú y a Kiev a cerrar un acuerdo de paz.
En cuanto a la candidatura de Ucrania a la OTAN, Fico asegura que se opone por una cuestión de principios, ya que a su juicio la adhesión "desencadenaría la Tercera Guerra Mundial". Además, el candidato de Smer ha aprovechado la campaña electoral para hacer suyos los argumentos que utiliza el Kremlin para justificar su agresión contra Ucrania.
"Lo digo alto y claro: la guerra en Ucrania no empezó ayer ni el año pasado. Empezó en 2014, cuando los nazis y fascistas ucranianos empezaron a matar a ciudadanos rusos en el Donbás y Lugansk", dijo Fico durante un mitin el pasado 30 de agosto.
La vicepresidenta de la Comisión Vera Jourova, liberal de nacionalidad checa, avisa de que las elecciones en Eslovaquia serán clave para medir hasta qué punto "la propaganda de Rusia es capaz de infectar los cerebros y los corazones de la gente". El país centroeuropeo se ha convertido en "terreno fértil para el éxito de las narrativas rusas pro-Kremlin y a favor de la guerra".
Jourova ha desvelado que hace seis meses se reunión con responsables de Google y Facebook en Bratislava y les pidió que tomen más medidas para combatir la desinformación. "Las elecciones de esta semana serán una prueba de fuego porque la posición sobre la guerra de Rusia en Ucrania es una línea divisoria (en Eslovaquia)", sostiene la vicepresidenta.
Robert Fico es un viejo conocido en Bruselas porque ya fue primer ministro de Eslovaquia entre 2006 y 2010. En 2012 obtuvo un segundo mandato, pero se vio obligado a dimitir en 2018 a raíz de la crisis política desencadenada por el asesinato del periodista de investigación Jan Kuciak y su novia. Kuciak estaba investigando escándalos de corrupción en el partido de Fico y sus posibles vínculos con la mafia italiana.
Durante su etapa en la oposición, Fico se ha radicalizado y se ha movido más hacia la derecha. Los últimos sondeos pronostican que su partido Smer (con una intención de voto del 17,7%) ha perdido el liderato y ha sido adelantado por la formación liberal Eslovaquia Progresista (18%), aunque la carrera sigue estando muy ajustada.