A principios de los 2000, la UE era considerada como un actor importante y creíble en Oriente Próximo, e incluso como un contrapeso potencial a Estados Unidos. Al fin y al cabo, Bruselas es el principal donante de la Autoridad Palestina y a la vez mantiene estrechos vínculos comerciales y políticos con Israel. Sin embargo, el papel de los europeos en el proceso de paz entre israelíes y palestinos se ha ido diluyendo en los últimos años a medida que han surgido otras crisis más urgentes (ahora la guerra de Rusia en Ucrania) y también por culpa de la división interna entre los Estados miembros.
Al igual que al resto de socios internacionales o a la propia Israel, la brutalidad del ataque de Hamás del fin de semana ha pillado totalmente por sorpresa a los dirigentes de la UE. Los ministros de Exteriores de los 27 celebran este martes una reunión "urgente y extraordinaria" para debatir "las implicaciones y las consecuencias" de los antentados y para tratar de frenar un efecto contagio en la región. Pero nadie espera de los europeos otra cosa que declaraciones de condena y preocupación, sin ninguna medida o plan de acción concretos por las divergencias internas. Una impotencia que contrasta con la ayuda militar ofrecida por EEUU a Israel.
De hecho, la única iniciativa adoptada hasta ahora por la UE ha provocado un cisma dentro de la Comisión de Ursula von der Leyen. A primera hora de la tarde del lunes, el comisario de Política de Vecindad, el húngaro Oliver Varhelyi, muy cercano a Viktor Orbán y máximo exponente de la línea dura frente a los palestinos dentro del Ejecutivo comunitario, anunciaba que todas las ayudas europeas se congelaban. "La escala del terror y la brutalidad contra Israel y sus ciudadanos es un punto de inflexión. Las cosas no pueden seguir como siempre", argumentó Varhelyi.
[La UE congela la ayuda al desarrollo de 691 millones a Palestina tras el ataque de Hamás a Israel]
Minutos antes, los portavoces de la Comisión habían asegurado que "la UE no financia a Hamás (con quien no mantiene ningún tipo de contacto político desde 2007 y que figura en la lista negra europea de organizaciones terroristas) ni a ningún otro grupo terrorista, ni de forma directa ni indirecta". Según Bruselas, existen además controles suficientes para garantizar que no haya ningún desvío de fondos.
No obstante, Von der Leyen ha avalado la línea dura del comisario húngaro, lo que ha provocado la protesta del responsable de Ayuda Humanitaria, el esloveno Janez Lenarcic, independiente de izquierdas. "Si bien condeno enérgicamente el ataque terrorista de Hamás, es imperativo proteger a los civiles y respetar el derecho humanitario internacional. La ayuda humanitaria de la UE a los palestinos continuará mientras sea necesaria", ha escrito también en su cuenta de la red social X.
Los Gobiernos de Irlanda y Luxemburgo han sido los primeros en protestar por la decisión del Ejecutivo comunitario de congelar los fondos a los palestinos. "Entendemos que no existe fundamento jurídico para una decisión unilateral de este tipo por parte de un comisario individual y no apoyamos una suspensión de la ayuda. Solicitamos formalmente a la Comisión que aclare el fundamento jurídico de este anuncio", ha reclamado Dublín. También se ha quejado el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, así como Bélgica o Países Bajos.
Al término de una tensa jornada de negociaciones internas, la Comisión Europea ha publicado un escueto comunicado salomónico en el que, por un lado, confirma una "revisión urgente" de la asistencia humanitaria a Palestina para garantizar que no se usa para financiar el terrorismo. Pero a la vez asegura que "como no hay pagos previstos (a corto plazo), no habrá ninguna suspensión de pagos". La revisión no afectará a la ayuda humanitaria a la población palestina.
"La revisión de la ayuda de la UE a Palestina anunciada por la Comisión Europea no suspenderá los pagos debidos. La suspensión de los pagos -castigando a todo el pueblo palestino- habría dañado los intereses de la UE en la región y sólo habría envalentonado aún más a los terroristas", ha dicho el jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, que se ha posicionado así contra el comisario húngaro.
Entre los países de la UE, Bélgica, Irlanda, Luxemburgo o Suecia están entre los más críticos hacia Israel y su trato hacia los palestinos. En el extremo contrario, Alemania o los países del Este (especialmente Hungría, República Checa, Rumanía o Bulgaria) se encuentran entre los aliados más fieles de Israel. De hecho, la Hungría de Víktor Orbán vetó el año pasado una declaración de la UE que pedía el alto el fuego en Gaza. España o Francia se encontrarían en una posición intermedia.
"Las divisiones internas han impedido una estrategia más coherente y efectiva de la UE hacia el conflicto palestino-israelí que potencialmente podría haber revitalizado el proceso de paz. En muchos sentidos, los trágicos acontecimientos que estamos presenciando actualmente son consecuencia del colapso de los horizontes políticos de los palestinos", explica a EL ESPAÑOL Hugh Lovatt, investigador experto en Oriente Próximo del think tank European Council on Foreign Relations.
Tras la ofensiva de Hamás, los Veintisiete han cerrado filas por una vez, apoyando inequívocamente a Israel. "La UE se solidariza con Israel, que tiene derecho a defenderse de conformidad con el derecho internacional frente a ataques tan violentos e indiscriminados", reza el comunicado conjunto publicado el sábado. "Israel tiene derecho a defenderse, hoy y en los días venideros", dijo Von der Leyen este domingo.
De hecho, los ministros de Exteriores de los 27 ya han renunciado a pedir un alto el fuego. Pero no está claro cuánto tiempo durará la unidad europea. La reunión de este martes se celebra en formato mixto. Josep Borrell y media docena de ministros europeos se encuentran en la capital de Omán, Muscat, para asistir a una reunión con el Consejo de Cooperación del Golfo. El resto de ministros se conectarán por videoconferencia.
Para Borrell, la prioridad ahora es forjar una coalición internacional para detener la violencia y "evitar la desestabilización regional". "Es necesario trabajar incansablemente para revertir dinámicas peligrosas", sostiene el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común.