Bruselas

Tras ocho años de distanciamiento y antagonismo por las políticas iliberales y la deriva autoritaria del Gobierno de derecha radical de Ley y Justicia (de la misma familia política europea que Vox), el terremoto electoral que vivió Polonia el pasado domingo ha sido recibido en Bruselas no sólo con alivio, sino incluso con alegría y esperanza.

El gran resultado de los partidos de oposición, que en teoría permitirá formar Gobierno al líder de la Plataforma Cívica, Donald Tusk, (del Partido Popular Europeo) se interpreta en la capital comunitaria no sólo como una victoria del Estado de derecho en Varsovia, sino también como un giro positivo para el conjunto de la UE.

"Muy buenas noticias de Polonia", escribía el presidente del PPE, Manfred Weber, en la red social X (antigua Twitter). "Los polacos han acudido masivamente a votar claramente por el cambio. Por una Polonia democrática, abierta y europea", celebraba también durante la noche electoral la jefa del grupo socialista en la Eurocámara, Iratxe García.

[La oposición liberal obtendría la mayoría para gobernar en Polonia, según los sondeos a pie de urna]

Con mucha más cautela han reaccionado los jefes de Estado y de Gobierno, a la espera de que se aclare el panorama poselectoral. Con prácticamente el 100% de los votos escrutados, Ley y Justicia (cuyo candidato es el actual primer ministro, Mateusz Morawiecki) fue el ganador de las elecciones legislativas con el 35,6% de los sufragios, pero no tiene ninguna senda viable para repetir un tercer mandato. Su único socio posible, la fuerza ultraderechista Confederación, se ha quedado en el 7,1%.

El resultado despeja el camino para que la Plataforma Cívica de Tusk (que ha alcanzado el 30,5%) forme un Gobierno de coalición con la coalición de centroderecha Tercera Vía (14,4%) y la Nueva Izquierda (8,5%). "Nunca en mi vida he sido tan feliz de haber quedado en segunda posición", dijo Tusk en su discurso de victoria ya la noche del domingo. Su Gobierno todavía tardará varias semanas en formarse ya que lo más probable es que el presidente polaco, Andrej Duda, permita intentarlo primero a Ley y Justicia, de cuyas filas procede.

"Bajo un nuevo Gobierno de Tusk, Polonia será un actor más constructivo en la política europea, buscando mejorar las relaciones con socios clave y restaurar la confianza en sus credenciales proeuropeas. Sin embargo, con una oposición antieuropea fuerte y hostil –Ley y Justicia y la ultraderechista Confederación– que representa más del 40% de los votantes, la formulación de políticas europeas será objeto de un debate político polarizado que limitará el margen de maniobra del Gobierno", señala Piotr Buras, jefe de la oficina en Varsovia del European Council on Foreign Relations.

En campaña, Tusk se ha marcado como prioridad absoluta desbloquear los 35.400 millones de fondos Next Generation que corresponden a Polonia y que la UE mantiene congelados. Para ello tendrá que revertir las reformas judiciales y antidemocráticas promovidas por Morawiecki, que según Bruselas ponen en riesgo la independencia del poder judicial y el Estado de derecho en Polonia. 

Pedro Sánchez y Donald Tusk, durante una reunión en Bruselas en junio de 2019, cuando el polaco era presidente del Consejo Europeo UE

Pero lo más importante es que los líderes de la UE confían totalmente en sus promesas. No sólo porque ya fue primer ministro de Polonia entre 2007 y 2014, sino porque además ocupó la presidencia del Consejo Europeo entre 2014 y 2019. En ese puesto le tocó pilotar la última crisis de deuda de Grecia en 2015, las negociaciones del Brexit o la llegada al poder del otro Donald (Trump) en Estados Unidos y se ganó el respeto de todos los jefes de Estado y de Gobierno.
"Tusk emergerá ahora como un actor muy importante en la UE en todos los aspectos, pero especialmente en Ucrania, en las reformas internas de la Unión para preparar la adhesión de Kiev, en cuestiones de Estado de derecho y en quién debe dirigir las instituciones comunitarias después de las elecciones del año que viene", sostiene Mujtaba Rahman, director para Europa de Eurasia Group.
Un Gobierno de Tusk supondrá además acabar con la alianza iliberal y nacionalista que formaban Polonia y Hungría dentro de la UE (y a la que pretendía sumarse Eslovaquia tras la reciente victoria del populista Roberto Fico), en cuestiones como la política migratoria o la lucha contra el cambio climático. Viktor Orbán se queda más solo en la UE.
"Un nuevo Gobierno en Polonia podría ayudarnos a estabilizar la política climática de la UE en tiempos difíciles. Ley y Justicia ha sido un freno importante en este ámbito en los últimos años", sostiene el eurodiputado popular alemán Peter Liese. "Todos los líderes ambiciosos en materia climática en Europa están observando cuidadosamente lo que ocurre en Polonia ahora mismo", ha dicho la ministra sueca, Romina Pourmokhtari.
En todo caso, el ex presidente del Consejo Europeo no lo va a tener nada fácil. "Incluso con el control total del Parlamento, el nuevo Gobierno tendrá que lidiar con enormes obstáculos. El presidente Duda puede vetar cada proyecto de ley y el nuevo Gobierno no tendrá la mayoría de tres quintos necesaria para anular su veto", destaca el investigador del European Council on Foreign Relations.