Tras una noche de caza al hombre, las fuerzas de seguridad belgas han abatido este martes alrdedor de las 8:00 de la mañana al autor del tiroteo terrorista ocurrido el lunes por la tarde en el centro de Bruselas, en el que han muerto dos personas y una tercera ha resultado herida.
La policía ha recibido una llamada que denunciaba que Abdeslam L. (45 años) se encontraba en un café en el barrio de Schaerbeek, en el que supuestamente residía. A la llegada de la policía, se ha desencadenado un tiroteo en el que el tunecino ha sido abatido. El atacante ha muerto más tarde como consecuencia de las heridas de bala, según ha confirmado la Fiscalía Federal.
El arma utilizada en el atentado, un rifle automático tipo kalashnikov, ha sido encontrada en un parque próximo al café. Durante la madrugada, las fuerzas de seguridad habían localizado la motocicleta en el huyó tras el tiroteo. La operación policial ha sido bautizada con el nombre de 'La Jaula del Oso'.
[Un hombre armado con un kalashnikov mata a dos personas en Bruselas al grito de "¡Alahu akbar!"]
El atacante, que llevaba un chubasquero naranja fluorescente y un casco blanco, disparó de forma indiscriminada contra aficionados de la selección nacional de Suecia que llevaban camisetas de su equipo. Después tiroteó a varios de ellos que trataban de refugiarse en el portal de un edificio, según muestra un vídeo grabado por un vecino.
Después del atentado, el atacante publicó varios vídeos en redes sociales en los que aseguraba que pertenece al Estado Islámico y presume de haber matado a tres suecos. En su discurso, muy violento, aseguraba que su objetivo era "vengar a los musulmanes". Las fuerzas de seguridad belgas consideran que actuó en solitario.
Según las primeras investigaciones, Abdeslam L. residía de forma irregular en Bélgica después de que la petición de asilo que presentó en noviembre de 2019 fuera rechazada. "Se le conocía en los servicios de policía por tráfico de seres humanos, residencia ilegal y delitos contra la seguridad del Estado", según ha explicado esta madrugada el ministro de Justicia, Vincent Van Quickenborne.
En 2016, un servicio de policía extranjero informó a Bélgica de que el presunto atacante tenía un perfil radical y era un candidato verosímil a la yihad. Una información "como decenas de otras diarias que existían en esa época", sostiene el ministro, que asegura que "no había indicación de una amenaza inminente".
El partido de fútbol entre las selecciones de Bélgica y Suecia se suspendió durante el descanso tras conocer los jugadores el atentado. Los 35.000 espectadores fueron confinados durante casi dos horas dentro del estadio Rey Balduino hasta que las fuerzas de seguridad belgas pudieron garantizar su salida de forma segura.
El Centro de Crisis de Bélgica aumentó anoche el nivel de alerta terrorista en Bruselas al 4, el máximo posible, que significa que la amenaza es grave e inminente. La recomendación a la población era "evitar los desplazamientos inútiles". La jornada del martes ha comenzado con parte de los colegios cerrados, pero el transporte público funciona con normalidad.
El portavoz de la Fiscalía Federal ha asegurado que el atacante eligió a sus víctimas por su nacionalidad sueca. Suecia está también en situación de alerta tras las manifestaciones del pasado verano en las que se quemaron ejemplares del Corán. De momento, no se ha identificado ningún vínculo con el reciente estallido del conflicto palestino-israelí, sostiene el portavoz.