Tenía 11 años, vivía a las afueras de Manchester y su tutela acababa de pasar a manos de su abuela. La Policía británica había resuelto que su madre era inestable, pero en ese momento se encontraba en un avión a Málaga para unas vacaciones de una semana que se alargarían seis años. El 8 de octubre de 2017, día en el que se esperaba que regresara de España, Alex Batty fue visto en el puerto de la ciudad andaluza. Se cree que, de ahí, su madre y su abuelo lo llevaron a Melilla, donde cruzaron la frontera a Marruecos.
El pequeño Alex ha viajado desde entonces, pero nunca ha vuelto a Manchester. Entre 2017 y 2021, se sabe que pasó dos años en Marrruecos, y que hace dos años su periplo familiar lo llevó a los Pirineos franceses. Los últimos meses, su madre le advirtió: "Necesitamos mudarnos a Finlandia". El adolescente, ya con 17 años, supo que había llegado el momento de escapar antes de que lo arrastraran a un nuevo destino. El fin de semana pasado, escapó de su comunidad en el departamento de Aude y emprendió el camino a Toulouse, una ciudad que conocía y desde la que esperaba encontrar ayuda para regresar a Inglaterra.
El miércoles de madrugada, tras cuatro días durmiendo a pie de carretera y cuatro noches caminando, la Alex le llegó la suerte. A mitad de camino entre Aude y Toulouse, el muchacho fue visto por Fabien Accidini, un estudiante que reparte medicamentos a las farmacias de la zona. Accidini recogió a Batty en mitad de la D16, a la altura de Villefranche-de-Lauragais. Ese fue el principio del fin: el conductor ayudó al menor a contactar con su abuela —que no respondió en un principio— y lo llevó a la gendarmería de Revel, al suroeste de Toulouse.
Por su parte, Alex intentó narrar a Accidini su infancia aislada de la sociedad, en una comunidad de prácticas sectarias y ajena a las escuelas. El joven confesó que había sido víctima de abuso sexual desde "muy pequeño", aunque no a manos de miembros de la comunidad en la que convivía con su madre y su abuelo, por parte de quienes el adolescente ha aclarado no haber sufrido ningún tipo de violencia física. "Dijo que su madre lo secuestró cuando tenía 12 años. Desde entonces, había vivido en España en una casa de lujo con una docena de personas", contó Accidini a Sky News.
Accidini ha contado a Sky News el deseo de Alex de "tener una vida normal", y ha declarado que el menor no parecía enfadado por haber sido retenido en la "comunidad", pero "tampoco estaba arrepentido [de haberla abandonado], sólo quería vivir una vida normal, volver a ver a su abuela y tener un futuro normal, esa es la palabra que usó", declaró.
El estudiante dejó al menor en manos de las autoridades en Revel. Desde entonces, el Estado francés ha iniciado las investigaciones sobre el caso de Alex. Este viernes, compareció en Toulouse el fiscal adjunto Antoine Leroy, que arrojó algo de luz sobre las "comunidades espirituales" en las que vivía el niño junto a su familia. Según Leroy, estuvieron seis años viviendo en casas grandes aisladas equipadas con paneles solares portátiles. Los habitantes de esas casas hacían mucha meditación y creían en la reencarnación y en la inexistencia del mundo real.
"Trabajaban el ego, había trabajo de meditación: no había conexión con el mundo real. Creían en la reencarnación", afirmó Leroy. Añadió que la comunidad nunca permanecía mucho tiempo en un mismo lugar, y que el movimiento al que pertenecían los Batty los obligaba a estar "en constante movimiento" durante sus seis años de desaparición. "Había una fobia en torno a ciertos elementos de la vida que hacía que la familia viajara en comunidad con diez personas a la vez. Todavía tenemos que averiguar más", dijo. Con todo, la organización que regía las vidas de las tres generaciones de la familia no se considera secta.
"Vida normal" con su abuela
Cuando Accidini recogió a Alex, lo primero que el niño le pidió fue contactar con Susan Caruana, la abuela y tutora legal del niño por Facebook. Pero esta no respondió inmediatamente al: "Hola abuela, soy Alex. Estoy en Francia, en Toulouse. Espero que recibas este mensaje. Te quiero, quiero volver a casa". La Policía de Manchester informó que el menor consiguió hablar en videollamada con su abuela la noche del jueves. "No tengo palabras para expresar el alivio y la felicidad que siento al saber que Alex se encuentra sano y salvo", dijo Caruana en un comunicado. "Anoche hablé con él y me alegré mucho de volver a oír su voz y ver su cara. Estoy deseando verle cuando nos reunamos", expresó.
El fiscal Leroy adelantó el viernes que Batty regresará a la casa de su abuela en Oldham, a las afueras de Manchester, "probablemente el sábado". Chris Sykes, alguacil jefe de la del Gran Manchester, declaró sobre la abuela tras la identificación del menor esta semana: "Aunque está satisfecha de que se trate [de él], obviamente tenemos que hacer más comprobaciones cuando regrese al Reino Unido", dijo Sykes. No hay investigaciones abiertas acerca del paradero del menor en ninguno de los países en los que Alex ha residido tras su desaparición: ni en Marruecos, ni en España ni en Francia. "La única investigación está en Gran Bretaña", ha añadido Leroy. Tampoco hay una orden de detención internacional contra su madre.