La Asamblea Nacional francesa ha aprobado este martes la controvertida ley de inmigración, que ha contado los votos de la ultraderecha, en una votación que amenazaba con provocar una crisis política en el Gobierno del presidente Emmanuel Macron.
El texto fue aprobado por 349 votos a favor (los del bloque macronista, los conservadores de LR y la ultraderecha del RN) y 186 en contra, básicamente de la coalición izquierdista Nupes (Nueva Unión Popular Ecologista y Social) liderada por Jean-Luc Mélenchon.
Se trata de una mayoría "muy amplia", afirmó al final de la sesión el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que subrayó su satisfacción por el hecho de que el bloque macronista, el más numeroso pero que no tiene mayoría absoluta, ha conseguido mantenerse unido.
El objetivo desde el Elíseo es convertirse en "el primer Gobierno que va a legislar la regularización de quienes no tienen papeles y trabajan en nuestro país", aseguró este martes el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en declaraciones recogidas por el diario Le Figaro.
Este proyecto se le había atragantado al presidente francés hace apenas una semana, cuando el pasado 11 de diciembre la Asamblea Nacional lo rechazó antes incluso de empezar a debatirlo.
La situación era tan tensa en los últimos días en las filas del Ejecutivo francés que cuatro ministros habían amenazado con dimitir. Según Le Figaro se trataría de Clément Beaune (Transportes), Patrice Vergriete (Vivienda), Roland Lescure (Industria) y Sylvie Retailleau (Educación). Todos ellos estaban en contra de la versión más dura del proyecto y tampoco querían que obtuviera el respaldo de la ultraderechista Le Pen.
Según la ONU, Francia cuenta con cerca de un 12% de población extranjera, por detrás de España (13%), Estados Unidos (15%), Austria (17%) y Suiza (29%), entre otros.