La presidencia española del Consejo de la Unión Europea y los negociadores de la Eurocámara han llegado a un acuerdo sobre el Pacto Europeo de Migración que se basa en el refuerzo de las fronteras exteriores y el endurecimiento de las condiciones de asilo.
El acuerdo no ha estado exento de luchas internas dentro de los Veintisiete con años y semanas de negociaciones y con una noche muy dura para alcanzar ese acuerdo que desde la Comisión Europea tildan como "un gran éxito para Europa".
Y tanto que es un éxito, el Pacto crea un mecanismo voluntario de reparto de migrantes, cuyo objetivo es redistribuir al menos 30.000 personas al año entre los Estados miembros. Los países que rechacen acoger migrantes deberán pagar una penalización de 20.000 euros por persona o aportar algún otro tipo de ayuda a los afectados por la presión migratoria.
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Este nuevo mecanismo concreta un poco más la 'solidaridad a la carta' de Ursula von der Leyen un plan en el que los Estados contribuirán de manera flexible con ese "otro tipo de ayuda" que podrá ser "patrocinar" repatriaciones, financiar infraestructuras, enviar apoyo operativo o incluso ofrecer asesoramiento técnico.
Otro de los éxitos de este pacto y de España es que se acaba con el sistema de cuotas obligatorias, un objetivo de Sánchez desde que abordó la presidencia de turno. Este sistema se puso en marcha por Jean-Claude Juncker, antecesor de Von der Leyen al frente de la Comisión.
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Juncker planteó la distribución por toda la Unión de 160.000 migrantes llegados a Grecia e Italia. También propuso un mecanismo permanente de cuotas obligatorias para situaciones de crisis. Una política que provocó una brecha sin precedentes entre los países del Este y del Oeste, que todavía no se ha curado.
Fuentes de la Comisión aseguran que este pacto no es solo un éxito para la Unión sino que también es "una victoria para los migrantes" porque con el acuerdo se ha logrado "una mejor protección del derecho a solicitar asilo, una mejor protección de las condiciones de vida y la dignidad de los solicitantes de asilo, un proceso más rápido para los que no necesitan protección internacional y retornos más rápidos a los países de origen para quienes no son elegibles para quedarse en la Unión Europea".
También dijeron que el pacto constituye "un sistema sólido para una solidaridad obligatoria entre los Estados miembros de la UE y un proceso más rápido para compartir responsabilidades entre los Estados miembros".
"El Pacto de Migración y Asilo es en sí un éxito en la medida en la que es un paso adelante respecto de la situación insatisfactoria e insostenible de la que venimos. A partir de su entrada en vigor, por fin contaremos con una respuesta europea al hecho migratorio y sus desafíos, especialmente ante situaciones de crisis", destacó a Efe Juan Fernando López Aguilar, presidente de la Comisión europarlamentaria de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE).
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también ha hablado del acuerdo que se ha alcanzado en la UE y ha ensalzado el pacto porque "es importante ser conscientes de que incorporamos por primera vez fórmulas obligatorias de solidaridad para los estados más afectados por la presión migratoria en estados fronterizos", ha dicho Sánchez en el Congreso, aunque también ha reconocido que "no es el que a nosotros nos hubiera gustado".
Su socio de Gobierno, Sumar, sí ha criticado este pacto de manera más evidente. Por un lado, su líder y vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, ha considerado en X que el pacto migratorio cerrado en la UE es "una mala noticia para las personas migrantes y el proyecto europeo".
"Frente a una política migratoria y de asilo que ha convertido el Mediterráneo en una fosa común, seguiremos defendiendo una Europa solidaria que defienda la vida y los derechos humanos", ha asegurado Díaz.
Sus críticas se suman a las de la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, quien ha condenado un acuerdo que, a su juicio, "elimina el derecho al asilo".