El encarcelado líder opositor ruso Alexei Navalny ha asegurado este martes en redes sociales que se encuentra "bien", en sus primeras palabras desde su nueva prisión en el círculo polar ártico, en la que reapareció el lunes tras casi tres semanas desaparecido.
"No os preocupéis por mí. Estoy bien. Estoy muy feliz de haber llegado a mi destino", asegura en una carta colgada en su canal de Telegram. "Soy el nuevo Santa Claus", ha dicho, aludiendo tanto a la ropa como a la barba que le ha crecido en los 20 días de traslado.
"Lamentablemente, no hay renos, pero sí pastores alemanes peludos y muy bonitos", ha añadido. "No digo 'ho ho ho', sino 'oh oh oh' cuando miro por la ventana, por donde puedo ver la noche, luego la tarde y luego la noche", ha explicado el opositor, que se encuentra en uno de los territorios rusos situados más al norte del planeta.
Navalny desveló que llegó el sábado a la penitenciaría IK-3 del distrito autónomo de Yamalo-Nenets tras 20 días de singladura desde Moscú a la localidad de Jarp con escalas en varias ciudades, incluida la capital de los Urales, Yekaterimburgo, y Vorkutá, hogar de uno de los más temidos gulag soviéticos.
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Admitió que el traslado, conocido en Rusia como "etapirovanie", fue "bastante agotador", pero añadió que su estado de ánimo es, "de todas formas, excelente".
"No esperaba que alguien me encontrara hasta mediados de enero. Por eso, me sorprendí tanto cuando por la tarde la puerta se abrió con las palabras: 'Ha venido su abogado'. Dijo que me habíais perdido de vista y que algunos incluso se preocuparon por mí. ¡Muchas gracias por el apoyo!", explicó.
"Soy Santa Claus en régimen especial"
En este sentido, ha pedido que nadie se preocupe por él. "Ahora que soy Santa Claus, probablemente os estéis preguntando por el tema de los regalos. Pero soy un Santa Claus en un régimen especial, donde sólo los que se han portado muy mal reciben regalos", ha ironizado.
Navalny destacó que la prisión se encuentra dentro del círculo polar ártico y que cuando mira por la ventana de su celda "al principio es de noche, después llega la tarde y de nuevo la noche".
Los abogados del opositor, que localizaron la víspera a su cliente, no contactaban con el opositor desde el pasado 5 de diciembre, lo que alertó a sus correligionarios y a las cancillerías occidentales.
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La localidad de Jarp, que tiene unos 6.000 habitantes, se encuentra a casi 2.000 kilómetros de Moscú o unas 45 horas en tren desde la capital rusa. Jarp está a menos de 50 kilómetros de Salejard, la capital administrativa de este territorio que tiene una superficie mayor que la de Francia, pero que está poblada por solo medio millón de habitantes.
Fugarse es prácticamente imposible
Según uno de sus colaboradores en el exilio, Iván Zhdánov, la cárcel lleva el nombre de Lobo polar, considerada una de las prisiones más lejanas de la civilización de toda Rusia y que fue construida sobre la base de un gulag.
"Fugarse es prácticamente imposible. Por un lado, cientos de kilómetros de tundra, por el otro, las montañas del Ural ártico. Por eso encierran allí a los criminales más terribles y a los asesinos en serie", comentó Iván Vostrikov, colaborador del opositor en la región siberiana de Tiumén, en las redes sociales.
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Uno de los principales directivos de la expropiada petrolera Yukos, Platón Lébedev, sirvió parte de su condena en dicha prisión, que se encuentra en una zona de hielos perpetuos (permafrost).
Hace 10 días los servicios penitenciarios rusos (FSIN) admitieron que Navalni había sido trasladado desde la cárcel donde cumplía condena en la región de Vladímir "en virtud del fallo dictado por el Tribunal Urbano de Moscú el 4 de agosto" pasado, que incluía una nueva pena de 19 años por extremismo.
Navalny, que cumple casi 30 años de cárcel por diversos delitos, fue trasladado tras anunciar una campaña contra la reelección en 2024 del presidente Vladímir Putin, en el poder desde el año 2000.