Francia dejará de aceptar a partir del 1 de enero el envío de imanes pagados por Estados extranjeros, básicamente Argelia y Turquía, como medida para impedir el control exterior de la comunidad musulmana y al mismo tiempo organizar una práctica religiosa acorde con los principios del país.

En una carta a los países afectados publicada por la prensa francesa, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, materializa una promesa del presidente francés, Emmanuel Macron, hecha en febrero de 2020, para acabar con la presencia de unos 300 imanes enviados por Estados de donde es originaria una parte significativa de la población musulmana de Francia. En su misiva, Darmanin explica que esos imanes no podrán continuar predicando en Francia con el mismo estatuto que hasta ahora.

También que a partir del 1 de abril se definirá un "marco específico" para que las asociaciones que gestionan mezquitas y otros centros religiosos islámicos contraten ellas mismas a los imanes. Se trata de garantizar así que ninguno de ellos está pagado por un Estado extranjero.

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No quedan proscritos, sin embargo, los imanes y predicadores que llegan a Francia con carácter temporal durante el mes del ramadán.

Marruecos, al igual que Argelia y Turquía, enviaba tradicionalmente imanes a Francia, pero eso cesó en 2021, según Mohammed Moussaoui, el presidente de la Unión de Mezquitas de Francia, una organización de obediencia marroquí.

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En declaraciones emitidas este sábado por la emisora France Info, el gran imán de Burdeos, Tareq Oubrou, considera que el fin de los imanes pagados por Estados extranjeros "es necesario, pero no es suficiente". Oubrou hace notar que esa disposición sólo afecta a los enviados oficialmente por Estados extranjeros, pero no impide la llegada temporal de imanes.

Sobre todo, insiste en que "el problema es que ahora el separatismo, el integrismo, el extremismo se desarrolla más en las redes sociales que en las mezquitas".