La guerra total que libran en Polonia el nuevo Gobierno de centroderecha liberal de Donald Tusk y el anterior Ejecutivo de derecha radical de Ley y Justicia -que ha dirigido el país durante los últimos ocho años- ha escalado de forma dramática con la detención del exministro del Interior y su número dos, que se habían refugiado en el palacio del presidente Andrzej Duda, militante de Ley y Justicia.
El exministro en cuestión, Mariusz Kaminski (que acababa de ser elegido diputado), ha iniciado este miércoles una huelga de hambre en prisión alegando que ha sido objeto de un secuesto ilegal. Tanto él como su antiguo adjunto, Maciej Wasik, han sido condenados a dos años de prisión por abuso de poder en un asunto que se remonta al año 2007.
"No descansaré hasta que el ministro Kaminski y su colega salgan de prisión", ha dicho Duda en una comparecencia de prensa. Por su parte, Tusk acusa al presidente de secundar la estrategia de Ley y Justicia de crear caos e inestabilidad tras su derrota electoral y de conducir al país a una "situación muy peligrosa".
Ley y Justicia ganó las elecciones legislativas celebradas en octubre de 2023, pero no pudo formar Gobierno por falta de apoyos pese a que Duda le dio la oportunidad de intentarlo al primer ministro saliente Mateusz Morawiecki.
El parlamento polaco acabó designando como primer ministro en diciembre a Tusk (presidente del Consejo Europeo entre 2014 y 2019), que encabeza una coalición que reúne a fuerzas de izquierda y centroderecha.
El nuevo primer ministro polaco se ha marcado como máxima prioridad política deshacer el legado de los Gobiernos de Ley y Justicia, que embarcaron al país en una deriva autoritaria y chocaron reiteradamente con Bruselas. De hecho, el Ejecutivo comunitario congeló los fondos Next Generation a Polonia por poner en riesgo la independencia judicial.
Sin embargo, Tusk (cuya elección ha sido recibida con alivio e incluso con entusiasmo en Bruselas) se enfrenta ahora a una difícil cohabitación con Duda, cuyo mandato se extiende hasta finales de 2025, y que desde el principio se ha conjurado para obstaculizar su acción de Gobierno.
Kaminski y Wasik fueron condenados por abuso de poder por medidas que adoptaron en 2007, cuando formaban parte de un anterior Gobierno de Ley y Justicia. Cuando el partido de derecha radical volvió al poder en 2015, el presidente Duda los indultó a ambos.
Sin embargo, el Tribunal Supremo de Polonia anuló los indultos el pasado mes de junio. Tras un nuevo juicio, el Tribunal de Distrito de Varsovia condenó a Kaminski y a Wasik a dos años de prisión a finales de diciembre. Sin embargo, Duda sostiene que sus indultos siguen siendo válidos.
El drama se desencadenó este martes cuando Duda acogió a los dos condenados en su palacio presidencial justo cuando la policía les buscaba para detenerlos y ejecutar la sentencia de cárcel por orden judicial.
Kaminski salió para hablar brevemente con los periodistas y les dijo que serían "prisioneros políticos" en caso de ser detenidos. "Estamos ante una crisis de Estado muy grave. Se está creando una dictadura sombría", afirmó.
Al final, la policía entró en el palacio presidencial y ejecutó las detenciones. "La justicia es igual para todos", ha dicho el nuevo ministro del Interior, Marcin Kierwinski.