Bielorrusia ha revelado esta mañana una nueva doctrina militar que contempla por primera vez el empleo de armas nucleares, según anunciaron las autoridades del país este miércoles. Esta estrategia, presentada junto a la estrategia de seguridad nacional, redefine la política de defensa del país, abordando de manera inédita la posibilidad de recurrir a armamento nuclear en determinadas circunstancias. 

Durante una reunión del Consejo de Seguridad bielorruso, el ministro de Defensa del país, Viktor Jrenin, destacó la importancia de este “nuevo capítulo” que busca establecer de manera clara y concisa las obligaciones de Minsk con sus aliados. De esta manera, se ha delineado la posición del país frente al despliegue de armamento nuclear en su territorio. 

Estos documentos se presentarán ahora para su aprobación en la Asamblea Popular de Bielorrusia, el órgano representativo que funciona de forma paralela al parlamento.

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Minsk, estrecho aliado de Moscú, poseía armas nucleares tácticas y de largo alcance cuando formaba parte de la Unión Soviética, pero las transfirió a Rusia tras el colapso de la URSS. Sin embargo, a principios del año pasado, Rusia envió armas nucleares tácticas al país, si bien Moscú ha insistido en que el control de estas armas recae en sus autoridades. 

Según ha publicado el diario británico The Guardian, no se conoce el número exacto de estas armas, aunque están pensadas para su uso en el campo de batalla y tienen un corto alcance y un rendimiento comparativamente bajo. No está claro cómo se aplicará esta nueva doctrina sobre las armas rusas. 

En febrero de 2022, el territorio bielorruso, aliado de Moscú, sirvió de trampolín para enviar las tropas hasta Ucrania y sigue teniendo varias bases militares en la zona a pesar de que Minsk ha evitado participar directamente en la contienda. 

El despliegue de estas armas, señaló el secretario del Consejo de Seguridad, Alexander Volfovich, tiene como objetivo disuadir la agresión de Polonia, miembro de la OTAN. “Desafortunadamente, las declaraciones de nuestro vecinos, en particular Polonia, nos obligan a fortalecer nuestra doctrina militar”, defendió Volfovich. 

Esta medida, según publicó la agencia bielorrusa de noticias BelTA, también busca “transformar los riesgos, desafíos y amenazas modernos en el ámbito de seguridad nacional”, entre los que se encuentra la situación en Oriente Próximo. 

“Se trata de una terrible catástrofe humanitaria. Tengan en cuenta que las amenazas de utilizar armas nucleares se produjeron casi inmediatamente después de la escalada del conflicto. Y, como suele ocurrir, no siguió ninguna sanción por parte del civilizado Occidente. Declaraciones rutinarias como si no hubiera pasado nada”, dijo el presidente, Alexander Lukashenko en unas declaraciones recogidas por Europa Press. 

Y concluyó: “Desgraciadamente, hemos vuelto a una época en la que la fuerza militar se convirtió en el principal argumento para construir relaciones interestatales”.