Arne Christiani, alcalde de Grünheide.

Arne Christiani, alcalde de Grünheide. Salvador Martínez Más

Europa

El alcalde alemán contra Tesla por la deforestación: “Si fuera una fábrica local, sería el mismo problema”

EL ESPAÑOL habla con Arne Christiani, alcalde de Grünheide, el pueblo que se niega a la ampliación de las obras de la 'Gigafactory' de Tesla. “Yo no digo que tenemos problemas. Lo que tenemos por delante es un desafío”, dice.

10 marzo, 2024 02:22

“¿Se deben convertir otras 100 hectáreas de bosque (en zona de conservación del paisaje) en el distrito de Grünheide (plan de desarrollo número 60) en una zona industrial destinada a logística, almacenes y edificios sociales?”. Esa era la pregunta que hace unos días tenían que responder los habitantes mayores de 16 años en la población de Grünheide. Estaban convocados en una consulta ciudadana organizada por las autoridades locales.

Ese pueblo de Brandeburgo, el Land del este alemán que envuelve a Berlín, es el que alberga la 'Gigafactory' del fabricante de coches estadounidense Tesla en Europa. Allí ha levantado el magnate tecnológico Elon Musk en menos de cuatro años un centro de producción que muchos identifican como “la fábrica de Tesla en Berlín”. Pero Tesla no tiene su 'casa' en Berlín, sino en Grünheide, y allí los habitantes quieren que Musk pise el freno con sus planes industriales.

De hecho, ahora parece que está en entredicho la ampliación de su fábrica en el 'viejo continente'. La pregunta sobre la ampliación que implica la tala de 100 hectáreas de bosque adicionales a las 300 hectáreas ya taladas en su momento se saldó con una clarísima negativa. Votaron en contra dos tercios de los habitantes del pueblo, que no llega a los 10.000 habitantes. En la fábrica de Musk de Grünheide trabajan actualmente 12.500 personas y Musk quiere que lo haga un total de 40.000 más temprano que tarde.

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Pero que cuatro 'Grünheides' terminen empleadas en su 'Gigafactory' no va a ser tan fácil como poner un Modelo Y de Tesla de cero a cien kilómetros por hora –3,7 segundos, según la firma estadounidense–. Musk debe tener un ojo puesto en el pueblo que tiene como alcalde a Arne Christiani.

Christiani se ha topado con la necesidad de lidiar con el 'no' que su pueblo dio a la ampliación de la fábrica de Tesla. “Yo no digo que tenemos problemas. Lo que tenemos es un desafío por delante”, dice a EL ESPAÑOL Christiani a cuenta de la situación de las autoridades locales.

Activistas ecologistas ocupan el bosque de Grünheide para protestar contra la expansión de la fábrica de Tesla

Activistas ecologistas ocupan el bosque de Grünheide para protestar contra la expansión de la fábrica de Tesla Filip Singer EFE

Para Alemania, y para Brandeburgo, la llegada de Tesla decidida por Musk en 2019 tenía mucho de bendición. El desembarco de Tesla implicaba la llegada de una empresa puntera en la fabricación de coches eléctricos. Para la tradicional industria automovilística germana era un estímulo sin par.

A firmas como el Grupo Volkswagen, Mercedes o BMW, empresas que han cosechado éxitos durante décadas gracias al motor de combustión, les está costando ser referentes en la transformación eléctrica. Por otro lado, el este alemán, económicamente aún lastrado respecto al oeste por su pasado comunista, encontraba en Tesla un prometedor actor industrial.

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El alcalde tras la consulta al pueblo: "los planes no van a poder votarse como los teníamos"

Es gracias a empresa como Tesla que el socialdemócrata Dietmar Woidke, presidente de Brandeburgo, puede reivindicar que 'su' Land es “la región más atractiva” económicamente del país. Esto, en una nación que atraviesa “dramaticos” problemas económicos según el Gobierno, no es cosa menor. Sin embargo, la consulta del otro día pone parte de ese atractivo entre interrogantes, al menos para Tesla.

Porque, respecto a la ampliación de la 'Gigafactory', “los planes, tal y como los teníamos, no van a poder votarse”, reconoce Christiani. “Ahora, el gran desafío es encontrar una solución para las preocupaciones que existen a nivel de infraestructuras y las preocupaciones de los habitantes que dé lugar a una mayoría en la votación del pleno”, abunda este alcalde sin adscripción política.

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En principio, el Ayuntamiento de Grünheide tenía que votar a mediados de marzo para decidir si aprobaba o no el dejar a Tesla ampliarse en las 100 hectáreas que tiene sobre la mesa Christiani. Pero él, desde que se supo que un buen 60% de la población de su ciudad está en contra, indicó que no podía aprobar esa tala de árboles así como así. Él entiende que hay que “orientarse” a la opinión de los habitantes de Grünheide. Pero tampoco quita la razón a Tesla.

La protección de un bosque "comunista" para a Tesla

Desde el pasado mes de septiembre tiene que ver Christiani cómo su ciudad se ha convertido en escenario de no pocas manifestaciones y acciones de protesta de ambientalistas y activistas climáticos.

Activistas ecologistas ocupan el bosque en Grünheide como protesta por la expansión de la fábrica de Tesla

Activistas ecologistas ocupan el bosque en Grünheide como protesta por la expansión de la fábrica de Tesla Filip Singer EFE Grünheide

“Protestan por el bosque, por la protección del paisaje y por la protección del agua”, explica el alcalde. “Pero sólo una minoría de los que protestan viene de Grünheide y de los alrededores”, porque la mayoría, dice Christiani, “viene de todas partes del país”. “Vienen muchos a protestar pero no son tantos los que participaron en el proceso de votación”, agrega Christiani.

En su conversación con este periódico, se muestra algo crispado porque la defensa del bosque de Grünheide es algo que no se imaginaron ni quienes pusieron los árboles ahí. Los árboles de Grünheide no llevan ahí milenios. El bosque de esta población brandeburguesa no es virgen ni sirve para el particular esparcimiento de los locales.

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“El bosque es el típico bosque de la República Democrática de Alemania (RDA), un monocultivo de árboles propicios para esta región y para el suelo de aquí, que se iba a explotar con fines económicos”, explica Christiani, aludiendo a la extinta Alemania comunista.

“Ese bosque lleva ahí 20 años. No es un bosque ni virgen ni salvaje. Es un bosque de árboles que se plantaron en su momento e iban a estar destinados a la actividad económica. Para eso existe ese bosque. Imagínese que es un campo de cereales, es igual, pero en lugar de cereales crecen árboles”, añade el alcalde, quien dice mantener comunicación fluida con Tesla.

Tesla quiere doblar la producción

De lo que no cabe duda es de que los movilizados contra Tesla han sabido preocupar a la mayoría de la población de Grünheide a cuenta de las consecuencias que tiene ampliar las instalaciones de 'Grünheide'. Respecto al agua, los locales reconocen incertidumbre porque las autoridades tienen dados permisos a Tesla para explotar hasta 1,5 millones de metros cúbicos al año.

De momento Tesla no los usa todos. Pero lo que no usa la empresa lo considera “reservas”, entre otras cosas, porque los planes de Tesla en Brandeburgo son grandes. Grünheide está destinada a ser una de las grandes fábricas del puñado de centros de producción que tiene Musk en el mundo.

Fuera de Estados Unidos, donde Musk tiene tres 'Gigafactories', Tesla sólo cuenta otra 'Gigafactory' además de la de Grünheide. A saber, la de Shanghai, en China. De cara al futuro, de Grünheide tendrán que salir un millón de vehículos al año. Actualmente el objetivo son 500.000 coche eléctricos. Para llegar al millón necesita construir, según ha trascendido, levantar una estación de tren para mercancías, nuevas superficies logísticas además de una guardería. “Tenemos que encontrar una solución”, insiste en base a esas necesidades el alcalde de Grünheide. 

“Si no se construye una estación de tren lo suficientemente grande, entonces vamos a tener miles de camiones en las carreteras”, señala Christiani con evidente incomodidad. Esos camiones que le preocupan, seguramente, no serán eléctricos.